lunes, 19 de mayo de 2014

Todos somos Cañete.




Todos somos Cañete


No sirve de nada rasgarnos las vestiduras, no cuela, en el fondo todos somos Cañete, y las mujeres lo saben bien acostumbradas a aguantarnos en el día a día, nuestras madres, hermanas, parejas, compañeras de trabajo, las mujeres en general lo saben, en el fondo de cada uno de nosotros habita un cavernícola que espera al acecho el momento propicio para salir, y a Cañete le salió el cavernícola en el peor momento, en plena campaña electoral de la europeas, y siendo además el candidato de la derecha, horror, anatema, Cañete al paredón.


Bueno, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, quiero decir que cualquiera, yo mismo, podríamos haber caído en algo parecido o aún peor llegado el caso, ¿y eso significa que somos machistas?, no necesariamente, ¿eso significa que no respetemos a las mujeres, que no las valoremos, que no las consideremos iguales?, pues en absoluto, Cañete lo ha invocado, ha invocado a su maestra Loyola del Palacio, a su sucesora al frente del ministerio, a sus numerosas colaboradoras, y estoy convencido de que es absolutamente cierto, a Cañete le ha traicionado cierta caballerosidad llevada a un extremo lindante con el machismo, él ha pensado, o quiere hacernos creer que ha pensado, que ante la inferioridad de Valenciano no debía atacar por no parecer precisamente eso que le llaman ahora, machista, en fin, un verdadero lío, una especie de madeja difícil de desliar.


El resultado, pues fatal para el pp, el resultado es que la opinión pública fácilmente manipulable se pondrá mayoritariamente en contra de él aunque acabe votándole también mayoritariamente seguro, es decir, va acabar estigmatizado de por vida, nada más y nada menos, pero ya lo dije y lo repito, el que esté libre de culpa que tire la primera piedra, y en cualquier lugar del espectro ideológico, el machismo va impreso en el adn, desde el cavernícola hasta nosotros, y pervive, claro que pervive, vivimos en una sociedad machista, obvio, y homófona, obvio, y racista, obvio, y clasista, obvio, y así hasta el infinito, otra cosa es que pretendamos engañarnos y nos rasguemos las vestiduras pretendiendo ser como suele decirse, más papistas que el papa, pero lo dicho, todos somos Cañete, yo mismo soy Cañete, lo asumo, reconozco mi culpa y pido pagar por ella, cuanto antes mejor.


Ser Cañete significa que pese a reconocer la igualdad de las mujeres como estoy seguro él la reconoce, y el mérito indiscutible que poseen, en algunos aspectos incluso muy por encima del hombre en mi opinión, en ocasiones se nos escapen esas niñerías que más son propias de un colegial envidioso que de un adulto maduro, pero que en el fondo no son sentidas en absoluto porque no resisten un análisis racional.


Mira Cañete, te lo aconsejo por propia experiencia, la próxima vez te muerdes la lengua y te callas porque haciendo lo que has hecho lo que has conseguido es que yo que no pensaba votar acabe yendo a votar para votar a Valenciano y resarcirla de tu supuesta discriminación, yo que soy igualmente un Cañete en potencia, pero por caballerosidad no puedo hacer otra cosa, y sé, bien sé, que tú que a buen seguro eres igualmente un caballero, esa impresión me da, me entenderás bien, porque en mi lugar a buen seguro harías lo mismo.


Y ahora te pregunto Cañete: ¿se te ocurre alguna manera mejor de resarcir a Valenciano que votándola?, pues hazlo, te lo recomiendo, pero que no se enteren en tu partido, claro.


Con cariño,


El paseante Cañete


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