Bety, me crees capaz de matar?, calla, mejor no me contestes,
te conozco y sé bien lo que dirías, me dirías seguro que cualquiera en ciertas
circunstancias puede llegar a matar, yo mismo, tú, cualquiera, que lo que nos
impide matar es la falta de impunidad, las consecuencias, de ahí que siempre
los asesinos anden urdiendo el crimen perfecto que diría Hitchcock, seguro, eso
dirías, y no te equivocas porque yo mismo me he sentido seriamente tentado de
hacerlo en ocasiones aunque nunca por ahora lo haya hecho, recientemente he de
reconocerte que en dos ocasiones anduve dándole vueltas, es posible eso?, pues
sí Bety, es posible, como lo oyes, y todo por ser justiciero, no puedo con la
injusticia, el agravio, la arbitrariedad, no puedo con el maltrato, con la humillación,
con la utilización del otro, con la falta de respeto a la dignidad de la
persona, y ahora te pregunto yo, si alguien hubiera matado a Hitler se le
consideraría un asesino o un libertador?, quiero decir que hay crímenes y
crímenes y hay personas cuya vida es un crimen permanente porque no causan más
que malestar y dolor a su alrededor, hay, Bety, y tú lo sabes mejor que yo,
gente muy mala, y ahora te hago otra pregunta, merece esa gente pagar por el
dolor que causa, no es acaso que dejen de existir un bien? Nunca mataría a
alguien bueno, pero Bety, y a alguien malo?, realmente malvado, alguien dañino,
alguien cuya naturaleza sea la maldad, no es hasta natural querer librarnos de
esa persona y aprovechando la coyuntura propicia hacerla desparecer, no lo sé,
Bety, te pregunto, contéstame por favor, estoy hecho un lío, tengo un dilema,
espero tu respuesta. Todo por la justicia Bety, todo por la justicia, en nombre
de la justicia, ya que se consiente la impunidad de esas conductas tan
perversas, todo por la justicia.
(continuará)
El paseante
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