¿Te vas?
¿Ya te vas?
¿Una vez más me dejas?
Luna, siempre que te vas estoy aún dormido, nunca puedo despedirme de ti.
Apenas llega el sol desapareces.
Eres patrimonio de los gatos callejeros, de los vagabundos, de las palomas de las plazas, eres compañera del desamparo, del abandono, de las vidas perdidas de los desesperados que no pueden dormir, de los moribundos, de los fracasados, de todos los que insomnes sólo te tienen a ti en ese momento en que el mundo desaparece y sólo quedas tú en el firmamento.
Y cada día desapareces antes de que llegue a verte de nuevo, y sin despedirte de mí dices adiós a todo hasta el siguiente anochecer en que volverás a reinar una vez más, como cada día, como siempre desde que el mundo es mundo.
Me gustaría algún amanecer que me llevaras contigo lejos, a lejanas tierras donde cuando de aquí te vas empiezas a reinar, me gustaría irme contigo a Arabia, a Egipto, contemplarte reflejada en el Nilo, a la India y poder ver tu reflejo en el Ganges, al Mar Muerto, a cualquier lugar en el que tú estés me gustaría estar contigo, para sentirte deslumbrante lejos de aquí y contemplar tu belleza reflejada en las montañas, los mares, los desiertos, las selvas, en cualquier lugar del planeta donde tú cada día estás, en su noche, siempre en su noche, con esa oscuridad llena de secretos que sólo tu visión sabe desvelarnos.
Pero te vas y aquí me quedo, como un gato abandonado subido por los tejados que te busca y ya no te encuentra, y maulla llamándote sin tener nunca respuesta.
el paseante
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