jueves, 22 de diciembre de 2011

Carta abierta a la navidad.


La navidad es un bálsamo de sentimientos que ponemos sobre el corazón una vez al año para que cicatricen nuestras heridas.
Es esa melodía tonta y repetida que nos hace descansar del ajetreo de la vida, de la prisa, del afán, del agobio.
La navidad, sí, la navidad, si existe y se mantiene viva, y resurge año tras año, es porque la necesitamos, porque la vida sin ella, una vez al año al menos, no sería digna de ser llamada vida.
Te recuerdo navidad, querida navidad, cuando aún era un niño, con tu dulce aroma de horas felices, de días tranquilos, de apacible hogar con olor a turrón y con sonido de villancicos.
La navidad sólo puede ser entendida completamente desde los ojos de un niño, según vamos creciendo perdemos la capacidad de comprender la navidad, precisamente por eso, porque se trata de algo que es incomprensible salvo para los ojos del alma, que es con la que miran los niños.
Y luego, al cabo de los años, regresamos a la niñez, al recuerdo, y volvemos a ver la navidad de nuevo desde el alma, desde el sentimiento, desde la emoción.
Regresamos a la navidad con el alma pura del niño que fuimos un día, recobrada después de todas las luchas, de todas las batallas, de todo el desamor.
Y entonces, sólo entonces, volvemos a amar la navidad y con el deseo puro, con la mirada tierna, con la ilusión intacta, contemplamos el espectáculo de la navidad, siempre único y diverso, tradicional y nuevo, romántico y material.
Espero, sí, te espero, querida navidad, cada año, con un temblor en la voz, un nudo en la gargante, una lágrima suspendida, te espero emocionado para reencontrarme contigo en las calles de mi ciudad, en sus escaparates, en sus comercios, suspendida en mil bombillas de colores que brillan en el cielo, entre el ir y venir de multitudes que caminan siguiendo tu rumbo, el rumbo que tú les marcas, el de la ilusión.
Y te espero para poder oír tus bellas melodías, músicas que hablan directamente a mi corazón, que se abre a ti como una flor y te acoge feliz del reencuentro un año más contigo.
Te quiere,
el paseante

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