Es un cuadro como de cualquier época, un cuadro atemporal,
podría ser una escena de cualquier día, el escenario, la luz, los protagonistas
son los de siempre, el pintor capta un momento eterno, detenido en el tiempo,
atemporal en su belleza, prototípica belleza, epítome de belleza, sobrenatural
belleza, quién viviera ese momento, cualquier momento, el repetido momento de
siempre, quien viviera por siempre sin saber que vive por siempre ese instante
único irrepetible para uno y eterno para la eternidad, quién fuera eterno,
dichoso, feliz, inmortal, espectador y actor a la vez del espectáculo de la
vida por siempre, copartícipe y contemplador del mundo, inmortal como Dios, si
este mundo fuera el jardín del edén, tal vez, por qué no, nosotros seríamos
siempre dichosos y viviríamos por siempre, y el mundo sería un espectáculo
siempre bello, acogedor, y divino.
El paseante
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