Diario de un paseante 24-12-2012 9:30. En un mundo
descomunal siento mi fragilidad…
Va hacer un día soleado de nochebuena, es curioso parece que
fuera primavera, apenas hace frío, mucho sol, un gran sol iluminando todo,
calentando todo durante el día, brilla Madrid lleno de luz lleno de algarabía
navideña, los jóvenes han decidido tomar el centro de la ciudad y divertirse
sin más, divertirse por nada, sólo porque es navidad, apenas por nada más.
El divertirse no tiene excusas o coartadas, y si las tiene no
es una diversión, es una obligación más, ahora toca divertirse, eso no vale,
eso no es diversión verdadera, la diversión tiene que ser además gratuita, uno
se divierte por sorpresa, cuando menos lo espera, de la manera más tonta, más
simple, más imprevista, porque uno se divierte siempre como un niño.
Además uno se divierte generalmente con alguien, no nos
engañemos, la diversión suele ser siempre compartida, y hay personas junto a
las cuales es difícil llegar a divertirse, nunca sucede con ellas algo divertido,
la diversión está abolida en ellas como por Decreto de Rajoy, y otras sin
embargo tienen promulgado el Decreto perpetuo de la diversión garantizada, es
como si en su horizonte sólo hubiera diversión, pero no penséis que la
diversión siempre es divertida, perdón por el paradigma, en ocasiones la
diversión es aburrida, muy aburrida incluso, pero entonces puede incluso ser un
aburrimiento divertido, se puede dar la vuelta al aburrimiento como a un
calcetín y volverlo hasta divertido, uno puede burlarse del aburrimiento como
si fuera una pesada mosca que no logramos quitarnos de la nariz, y tampoco es
que la diversión tenga que ser siempre alegre, para nada, la mejor diversión es
la que es triste, uno puede estar entretenido, muy entretenido, llorando, no
piensa en nada más que en su pena, su pena le entretiene, de manera que podemos
concluir que la diversión puede ser aburrida y triste, sin ningún problema,
además va a ser la mejor diversión porque nos servirá para ver siempre el otro
lado de la vida y transformar algo que a priori era aburrido y triste en algo
divertido y alegre, es cuestión de punto de vista, los puntos de vista deben
ser siempre cambiantes, es decir, más allá de las nubes siempre brilla el sol.
Yo por ejemplo soy un aburrido muy divertido, me divierto yo
solo en mi aburrimiento, me divierto con mis pensamientos, yo miro alrededor y
me deprimo, pero entonces proyecto ese alrededor dentro de mí y me río, me
carcajeo de todo ese aburrimiento y lo convierto en algo divertido, más divertido
que si fuera divertido.
Y soy también un triste alegre, es decir, hago igual, miro
alrededor y contemplo toda esa tristeza y entonces la proyecto en mi interior y
la convierto en algo alegre, porque la tristeza es un estado alterado de
conciencia que debe ser abolida, y así lo hago, porque el estado natural del
hombre es la alegría, el hombre que de verdad comprende la vida hasta sus
últimas consecuencias es alegre, no puede ser triste nunca, la tristeza es una
falta de perspectivas equivocada, si ampliamos el enfoque relativizamos y vemos
todo en sus verdaderas dimensiones, los problemas se minimizan, se vuelven
transitorios, contingentes, absurdos. Estamos obligados a ser alegres.
Todo esto es lo que hago, creo que es la mejor medicina todo
esto contra el aburrimiento y la tristeza que son dos graves enfermedades del
alma que el alma no se merece y que debemos erradicar con decisión, debemos
aplicar ejercicios gimnásticos al alma para erradicarlos y llevar la diversión
y la alegría a nuestra alma.
Pero no penséis que la diversión tiene que ser necesariamente
divertida o la alegría tiene que ser necesariamente alegre, para nada, es más,
la mejor diversión suele no ser divertida sino más bien aburrida, y la mejor
alegría suele ser no sólo algo triste sino más bien triste, esto resulta algo curioso
cuando se experimenta, uno busca desesperadamente y a la fuerza, sea como sea,
divertirse y estar alegre y de repente un buen día lo consigue y entonces añora
estar aburrido y triste, se está tan tranquilo aburrido y triste y tan
frenético divertido y alegre, fijaros en los que les toca la lotería, a que
parecen idiotas, no sé si habréis tenido alguna alegría muy grande en la vida
pero si la habéis tenido habréis experimentado que la conciencia se borra, uno
desaparece ante tanta alegría, ni sabe qué hacer con ella, se considera indigno
de ella y no hace sino pensar en cuándo desaparecerá, y lo mismo con la
diversión, uno sabe que al cabo de poco tiempo va a volver a estar aburrido.
Y es entonces cuando uno pasa a valorar una existencia sin
aburrimiento ni diversión, sin tristezas ni alegrías, una existencia sin
altibajos, una existencia de verdad, una existencia que se vive desde en
interior, la reflexión, la calma y el entendimiento, es decir, una existencia,
consciente, verdadera, auténtica, esencial, y no como la mayoría, superficial y
vacía.
Creo que no hay peor mal para el hombre que la búsqueda del
placer como paradigma de la diversión y la felicidad, ¿el placer?, el mayor
placer, el más permanente e intenso, es, sin dudarlo, vivir de manera
consciente.
Procuremos no llevar una vida anestesiada.
El paseante
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