Esta señora siempre me ha parecido un tanto impúdica, han
pasado años y años desde que Goya pintó este cuadro y aún hoy después de tanta
pornografía esta pintura sigue teniendo algo tremendamente provocador, a mí me
ruboriza el descaro de la dama y más teniendo en cuenta su época, pero aún ahora
sería muy extraño que una dama se hiciera retratar así, y menos una dama de
alcurnia como es el caso.
El cuadro en sí trasciende por ese motivo la pintura en sí
misma considerada, la pintura no es sino el soporte de un mensaje, y el mensaje
en este caso es tan intenso, tan poderoso, tan perturbador, que borra toda
consideración técnica, estilística, y hace poner el énfasis en algo que
pudiéramos llamar su mensaje pero que no se acierta bien a saber cuál es, qué
pretende decir este cuadro, es simplemente una mujer desnuda que mira al
espectador con una medio sonrisa y que está recostada sobre un diván con los
brazos detrás de la cabeza, hay otro cuadro similar en el cual la modelo
aparece vestida, pero no entiendo bien a averiguar cuál es el mensaje ni en uno
ni en otro, será que no hay mensaje, que los cuadros son simplemente un
capricho de la retratada, un encargo al cual Goya prestó su técnica, como si se
hubiera hecho una fotos si entonces hubiera existido la fotografía.
Y tal vez es como fotografía como debemos contemplar el
cuadro, como si de una instantánea se tratara, una fotografía anterior a la
fotografía, un cuadro precursor de la fotografía, pero deja un tanto vacío su
contemplación, en la época en que aún no existía la fotografía uno espera otra
cosa de la pintura sinceramente, algo así como un mensaje.
El paseante
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