lunes, 6 de agosto de 2012

El contrato sagrado según la Dra. Caroline Myss.

Según el libro de la Dra. Caroline Myss, el "Contrato Sagrado" es una especie de pacto realizado entre nuestra alma y lo Divino, antes de encarnar en este cuerpo y en la vida que cada uno vive en la tierra. Este contrato persigue el logro de ciertos fines, o subcontratos, los cuales en conjunto constituyen la misión de nuestra existencia y así mismo el hilo conductor que le da completo sentido a la totalidad de vivencias que hemos experimentado a lo largo de nuestra vida, desde los momentos más críticos y determinantes, hasta los segundos más simples y aparentemente irrelevantes.

El estudio acerca de los centros de energía del cuerpo, de la escritora e intuitiva mé­dica, Caroline Myss, relacionado con la medicina de la energía y con la gran influencia de los arquetipos junguianos en la vida cotidiana, nos proporciona un valioso trabajo.
Los Arquetipos son modelos o patrones universales de conducta de la psique, grabados y registrados en el inconsciente colectivo. Ellos son los modelos energéticos que guían tu "Contrato Sagrado", aquello para lo que has venido al mundo aunque no lo recuerdes, y tienen una influencia directa en cómo te relacionas contigo mismo y con los demás. El Niño/a, La Víctima, El Saboteador, El Guerrero, El Juez, La Reina, El Heroe, la Princesa, El Pirata, El Monje, El Sabio, La Musa, La Diosa, la Monja, La Madre, El Chaman, El Nómada, etc. son apenas una muy pequeña muestra de este vasto universo de caracteres desarrollados por la humanidad a lo largo de toda su historia.

La idea de los arquetipos es antigua y se remonta a Platón pero debemos al psiquiatra suizo Carl Jung el concepto de arquetipos psicológicos. Los arquetipos son figuras mentales, mitológicas, que simbolizan códigos completos de ética, prioridades, reglas y actitudes, son patrones que preexisten en la psique colectiva de la raza humana y que se repiten en las psiques individuales de cada uno de nosotros, determinando las formas en que percibimos y vivimos nuestra realidad.
Estos arquetipos son nombres dados a recursos y habilidades internas, que podemos activar y desarrollar para enfrentar los desafíos de las distintas etapas de la vida. Cuando en cambio ignoramos a los arquetipos, éstos se apoderan de nosotros y somos dirigidos por fuerzas inconscientes experimentando conductas y respuestas inadecuadas e inmaduras (La Sombra).

Los mitos y cuentos de hadas constituyen un tesoro de sabiduría acerca de estos procesos. La tarea de un héroe es siempre reclamar su propia vida en lugar de tener su vida y su lugar en el mundo determinado por otros. Llamamos a los arquetipos cuando aprendemos a cuidar de nosotros mismos, cuando luchamos contra los dragones (expectativas que los otros tienen sobre nosotros) y encontramos nuestros tesoros, cuando descubrimos nuestra identidad profunda y regresamos a compartirlos con nuestra comunidad. La biblioteca de arquetipos en muy grande, pero por afinidad, costumbre-adicción y otras razones que nos hacen recurrir frecuentemente a los mismos arquetipos, formamos "familia arquetípica" que nos acompaña a lo largo de nuestra vida, determinando con sus códigos de ética, conducta y sus reglas nuestro actuar personal.

Según el trabajo de Caroline Myss, tenemos muchas influencias arquetípicas en nuestra vida. Cada uno de nosotros está relacionado con doce arquetipos o "familia arquetípica": cuatro básicos y comunes a todos, que viven con nosotros y caminan con nosotros y ocho que debes descubrir. La forma en que vives y expresas tu vida emocional, así como las experiencias acumuladas, los aspectos sociales y familiares heredados y/o adquiridos, tienen que ver con tu relación con estos arquetipos, pero al no reconocerlos como maestros tiendes a tomarte la vida de forma personal.
Los cuatro arquetipos básicos sobre los cuales descansa nuestra existencia (nuestra supervivencia en su mínima expresión) y los cuales son comunes a todos los seres humanos en mayor o menor grado son: el Niño Interior, el Saboteador Interno o Depredador Natural, la Prostituta Interna y la Víctima Interior. Este grupo de arquetipos nos sirven para sobrevivir en este mundo material y cada ser humano tendrá una mezcla única de los cuatro, cada uno con diferentes tonalidades e intensidades que determinan los rasgos básicos y más importantes de nuestra personalidad y nuestros patrones de conducta.

Todo Contrato Sagrado tiene ciertas características muy importantes, que lo distinguen de los sueños y anhelos de nuestro ego terrestre. El Contrato Sagrado es suscrito por nosotros y lo Divino antes de nacer, y dado que en ese punto no tenemos ego, dicho contrato trata únicamente de dar, de enseñar y aprender, de compartir, amar e integrarnos, pues esta es nuestra naturaleza esencial antes de venir a este mundo y antes de tener un ego que nos distingue, y posteriormente puede ser mal programado para distanciarnos y típicamente sufrir.
Todo Contrato Sagrado presupone vencer nuestros miedos. Nuestro compromiso esencial para con nuestro Contrato Sagrado, no es necesariamente el de lograr nuestros sueños, sino el de tener el valor de entregar nuestra vida a ellos, ya sea que se logren o no… Hay Contratos Sagrados cuyo fin no será logrado jamás. El objetivo de éstos, es solamente vencer los miedos y entregarse al "Intento" sin ego, con amor, sin cuestionar jamás nuestro compromiso. Amor incondicional y compromiso infinito con el "Intento". En este sentido, resulta más importante la entrega sincera a lograr algo, que los logros reales obtenidos. (Ver: El Ultimo Samurai, Brave Heart, Bailando con Lobos, Rodrigo Rossemberg, ...etc.)

La creencia de que venimos a esta vida a aprender, da paso a la necesidad de comprender la naturaleza de nuestra existencia, nuestra identidad real y el aula en la cual aprendemos.
Vivimos en una escuela, solo que la Tierra, Gaia es una escuela para el alma, la cual usa la técnica de casos de estudio  con un interesante sistema de pensum (donde el estudiante elige cuántas y cuáles asignaturas va ha cursar) y un cronograma de exámenes, basado en modelos fractales de tiempo y espacio.
De esta forma la vida en este planeta, es un aula virtual-tridimensional de alto realismo, a la cual venimos a aprender y crecer. Por más realista que parezcan la dicha, el dolor, el placer, el sufrimiento, la risa, las lágrimas, etc. no son nuestra realidad (son los recursos didácticos de lo Divino). Nuestra verdadera realidad es el viaje espiritual que sucede dentro de nosotros mismos y nuestra misión al final del viaje es haber aprendido y compartido nuestras lecciones e integrarnos a todos, al todo y a lo Divino por el camino del amor. Vivimos para aprender a tiempo completo, el arte y la naturaleza son nuestro único y legitimo recreo, descanso y gozo.
El alumno en este aula es el espíritu que estaba antes de que nacieras y el espíritu que estará cuando mueras, es decir, lo único eterno, tu alma. Esa persona que eres hoy, con un nombre, un genero y una historia, no es más que el carácter que te toco jugar en este caso de estudio, para que aprendieras algo y así puedas regresar a la fuente, a lo divino en una versión, con más experiencia, con más sabiduría.

"Los arquetipos son entonces ayudas que nos da el universo para encontrar y lograr nuestro Contrato Sagrado, pero debemos ser cuidadosos pues estos mismos pueden ser los que nos alejen de encontrarlo, si no sabemos conocerlos y utilizarlos de manera inteligente."

Nuestro Contrato Sagrado es entonces esa gran causa, ese gran sueño que le da sentido a toda nuestra historia y toda nuestra vida. Este nos fue borrado de la memoria al nacer para hacer de esta vida un viaje apasionante, estimulante y no una tarea determinista y aburrida. El problema es que se nos dio un ego que por naturaleza es adicto al control y precisamente lo que nos manda el Universo es el reto de tener fe y disfrutar del misterio, sin apegos ni obsesiones, y esa es una de las lecciones básicas que debemos aprender para llegar a conocer nuestro Contrato Sagrado.

El gran reto a superar en nuestras vidas, es que nuestro ego adopta al Saboteador como un arquetipo básico de supervivencia y éste es la total antítesis de la fe. Luego acepta a la Prostituta igualmente como un negociador de subsistencia básica, en un mundo de competencia caníbal y profunda adicción a los bienes materiales, lo cual nos lleva a vender hasta lo más sagrado por el bienestar, el concepto de una “buena vida” y finalmente establece una alianza  igualmente natural con la Víctima, para romperse a sufrir y eludir responsabilidades cada vez que una situación pareciera presentar un reto o una amenaza apenas superior a nuestras fuerzas o bien la consecuencia de alguno de nuestros actos pasados.

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