miércoles, 23 de octubre de 2013

Mis conversaciones con Woody (30). Manhattan 8.



-          ¿Qué tal anoche jr?
-          Fenomenal.
-          ¿Te violaron?
-          Claro.
-          ¿Todos?
-          Uno por uno, o mejor decir, una por una, ayer me tocó con las mujeres.
-          ¿Y el diablo?
-          Sí, ese no falla nunca, es un salido.
-          ¡Menudo pájaro!
-          Oye, no te tolero esa expresión.
-          ¿………………………?
-          Es mi amigo.
-          ¿Tu amigo?
-          Claro.
-          ¿Y eso?
-          El roce hace el cariño.
-          No claro, si es por roce…
-          Te noto muy mordaz, ¿o será que estás celoso?
-          ¿Celoso?
-          Claro, como de ti no quieren saber nada.
-          Bueno, ya veremos, esta noche vuelvo a dormir en tu habitación, verás como me estreno, he estado yendo al gimnasio y me he hecho una depilación total.
-          ¿Total?
-          Sí, total.
-          No creo que te sirva de nada, verás Woody no te enfades pero es que eres un poco feucho.
-          Tal vez sea algo feucho pero mi atractivo está por dentro, soy una persona muy interesante.
-          Bueno, verás, es que ellos no quieren charlar contigo precisamente.
-          Ya.
-          Ellos sólo buscan lo que se denomina como posesión diabólica.
-          Suena tentador.
-          Ni te lo imaginas, si no has probado eso en la vida es como si no hubieras vivido.
-          Eso, ponme encima los dientes largos…
-          Perdona ¿Pero qué estás haciendo ahora Woody?
-          Me estoy quitando la camiseta.
-          ¿Para qué?
-          Para que veas los resultados del body building, mira…
-          BUAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!
-          ¿Qué pasa?
-          Que sigues siendo un tirillas Woody, sinceramente creo que tienes unas limitaciones genéticas difíciles de superar.
-          Vaya ánimos que me das.
-          Perdona, pero no quiero que concibas falsas esperanzas para esta noche, no creo que te viole nadie, sinceramente te lo digo.
-          Ya veremos…
-          Vale.
-          Oye, una pregunta, ¿tú usas preservativos?
-          ¿Cuándo?
-          En los aquelarres.
-          Pero qué dices, ¿te has vuelto loco?, no pretenderás ponerle un preservativo al mismísimo diablo.
-          ¿No?
-          Pues no.
-          ¿Y por qué?
-          Pues porque no se dejaría, y porque no hay preservativo de su talla.
-          No me asustes…
-          No te asusto, es la realidad.
-          ¡Madre mía!
-          Woody, mira, yo creo que no estás preparado para entregarte a un aquelarre, no tienes cuerpo, no eres cristiano, y además pretendes ponerle un preservativo al diablo, estás totalmente fuera de lugar.
-          Perdona, no he dicho nada.
-          Vale, pero procura no decir chorradas.
-          ¿Puedo volver a dormir esta noche en tu dormitorio?
-          Todo tuyo…

(continuará)

El paseante


No hay comentarios:

Publicar un comentario