A mí personalmente es una de las películas de Almodóvar que más me gustan junto con Qué he hecho yo para merecer esto, tienen diferente registro, la primera es una comedia muy propia de su primera época y ésta es una obra mucho más dramática y psicológica aunque con toques de humor muy almodovarianos.
La historia es un tanto truculenta, el amor, ya se sabe, el amor mal entendido que crea monstruos, lo de que hay amores que matan y todo eso.
La película tiene cierta influencia de La ley del más fuerte de Fassbinder, plantea también los problemas de una relación amorosa entre dos hombres, en el caso de Fassbinder desde una óptica más social y de lucha de clases que ésta de Almodóvar que trata más de la pasión y de la fuerza de los sentimientos.
La factura de la película es impecable, perfecta, propia de un director que había ya adquirido un punto de equilibrio entre la frescura y espontaneidad de su primera época y el dominio de la técnica de la dirección cinematográfica que luego consolidaría.
Destacar como siempre en sus películas la magnífica dirección de actores, en este caso los dos protagonistas, Eusebio Poncela y Antonio Banderas, van además como anillo al dedo en sus papeles. Poncela venía de Los gozos y las sombras y Banderas de Laberinto de pasiones, ambos en el cénit de su carrera.
Mucha química entre estos dos amantes, aunque al final las cosas se tuercen, pero mejor verla.
Destacar también el papelón de Carmen Maura que hace de transexual, inenarrable la escena de la manguera, un clásico ya de la posmodernidad madrileña, como siempre la gran actriz, musa indiscutible de Almodóvar por aquella época, llena la película con su presencia.
el paseante
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