Buenos días José Ramón, ¿qué tal te va todo?
Me alegra saber que mis palabras te hayan servido de apoyo para
reflexionar y tomar la decisión más adecuada desde ti y no desde el
miedo, pues eso a nivel interno nos proporciona fuerza, vitalidad, serenidad
y equilibrio, independientemente del resultado externo.
Para mí es un indicativo de que nadie es superior o
inferior a otro, sólo somos diferentes, por mucho que nuestro ego nos
diga otra cosa, que es valioso y enriquecedor compartir
con otros desde el corazón, pues cuando estamos abiertos, siempre nos
aportan otras formas de enfocar y vivir las mismas situaciones, resultado gratificante
en la mayoría de las ocasiones, siempre y cuando se persiga el enriquecimiento
y beneficio de los que intervienen, no utilizar al otro por egoísmo
propio persiguiendo el propio beneficio.
Respecto a las diferentes entradas del blog, me ha llamado especialmente la
atención la reflexión y recomendaciones que le haces a Caser, estando totalmente
de acuerdo contigo, en que es importantísimo, amar, respetar y
aceptar todo lo que uno es, tanto lo bueno como lo que calificamos de
"malo".
Te diré que la película La ley del deseo, es
una película, que tuvo un impacto muy fuerte sobre mí, pues siempre había oído
hablar sobre los "maricas", las relaciones entre ellos,
etc., como un tema tabú y siempre me había llamado la
atención y sentía curiosidad, y me preguntaba ¿cómo sería la
relación de pareja? ¿si sentirían y harían las mismas cosas que en una
relación hombre y una mujer? ¿quién adoptaba el papel de hombre y
quien el de mujer?, etc., Cuando vi la película solo recuerdo
que me quede como te digo muy impresionada y sorprendida, al observar que
los sentimientos, comportamientos, reacciones, etc., que eran las
mismas que en una relación heterosexual, y eso me sirvió
para desmitificar el "san benito" sobre este tipo de
relaciones y por primera vez, sentir y comprender desde el corazón
que éramos iguales. Por aquella época era de todo es blanco o negro,
no admitía otras alternativas, fiel a determinadas creencias y
tradiciones, etc., y luego muy ingenua y confiada, a pesar de la edad. Es la
primera vez que lo hablo con alguien y ahora en la distancia veo que ése fue un
gran momento de apertura y madurez para mí. Gracias
Con relación a mi viaje a Berlín, te diré que me impresiono
gratamente, empezando porque a pesar de ser la capital, resulta una ciudad
tranquila, poco ruidosa, las calles son muy lineales, con
avenidas amplias, los edificios son todos muy rectos, prácticamente
iguales, en forma y color crudo, induciéndote al
orden, lo cuadriculado, el control, ..., es decir, el
no salirse del cumplimiento de las normas, pues eso conlleva al
beneficio y respeto por el otro y por la propia individualidad. Se respira
un sentimiento de austeridad, tanto de tiempo como de expresión de
sentimientos, etc.
Las pinceladas de color y alegría las ponen los grafitis
existentes en los diferentes edificios a lo largo de la ciudad, al igual que
los patios judíos, que son plazoletitas, jardines, interiores conformados
por varias edificaciones, donde ahí sí las fachadas interiores tienen
colorido y que también son pasadizos que comunican unas calles
con otras. Cerca de la catedral de Berlín, que es ortodoxa, se
encuentra el barrio de San Nicolás, de estilo medieval siendo un
placer andar por él, entrar en las diferentes tiendas
artesanales, sentarse en alguna placita a tomar una cervecita a la orilla
del rio, etc., que hacen que te transportes a aquella época.
También me impresiono quedándome con la boca abierta, el Museo de Pergamon,
ver la reconstrucción del altar de Pergamo, así como la Puerta de
Isis a tamaño natural, es , ¡alucinante! ¡acojonante!, disculpa la
expresión. Y luego contemplar de cerca el busto de Nefertiti, bueno,
bueno, en otro de los museos, ¡magnifico!
Todo esto destacaría, además de las visitas recomendadas como son
el Parlamento, el Memorándum al holocausto, El Sony Center, la puerta
de Brademburgo, Postdam (que es una localidad a las afueras de Berlín,
como Aranjuez o Versalles, llena de palacios y jardines, también una
preciosidad). Bueno ya te iré contando más cosas.
En relación a tu regalo, te diré que es uno de los
muñequitos de los semáforos del Berlín Oriental, que se
caracterizan por llevar sombrerito y el rojo además aparece con las manos
en cruz. Cuando cayó el Muro de Berlín, querían quitarlos y la gente
hizo infinidad de manifestaciones de protesta, con lo cual tuvieron
que dejarlas y hoy constituye todo un símbolo berlinés.
Elegí el verde, como representación tuya, no solo por el sombrerito,
muy típico tuyo en veranito, el color verde, como símbolo de
contacto con la naturaleza, de apertura, libertad, siempre andando hacia
adelante a pesar de las piedrecitas del camino (mira como es la acera) y
permaneciendo consigo mismo, centrado, atento, ..., no despistándose a
pesar de la gran ciudad (el reflejo de los monumentos en el cristal del
escaparate), caminando solo, como el paseante solitario
(de ahí también el símbolo), etc.
No sé que más contarte de momento. ¿Y tú que tal vas?, que ya no me
comentas ...
Bueno, un besote y mucho metta para ti y los peques,
Manuterre
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