Han pasado 30 años, tenía entonces 22 años, corría el año de
1982.
Me miro y veo el que era entonces, básicamente el mismo que
soy hoy, pero echo la vista atrás y contemplo lo que he vivido desde entonces,
mi lucha por abrirme camino en la vida, la lucha por la vida que diría Baroja.
Desde ese punto de vista , el de lo vivido, lo que sí que ha
cambiado es mi visión del mundo, no es igual que entonces, he tenido ocasión de
contemplar muchas veces el lado oscuro de la vida, el dolor, el sufrimiento, el
desamor, la soledad, la incomprensión, la incomunicación, el fracaso…
También he tenido ocasión de experimentar la felicidad, el
amor, el placer, la solidaridad, la bondad, la belleza, el altruismo, el triunfo…
La vida tiene los dos lados y mirando hacia atrás sin ira,
al fin y al cabo nada puede hacer uno con su pasado sino aceptarlo, llego a la
conclusión de que vivir es precisamente eso, sumergirte en las aguas del mundo
que todo lo arrastran y todo lo contienen, es difícil, por tanto, librarse del
remolino y no acabar viviendo todo, lo bueno y lo malo, se quiera o no.
También pienso en la de ocasiones que queriendo huir de lo
malo me he metido de cabeza en lo malo precisamente, a veces en lo peor, sin
lamentaciones, hay que ser positivo, mi intención fue buena, los resultados no,
los resultados para mí al menos, ¡qué se la va a hacer!
Vivir es equivocarse porque siempre dejamos atrás todo lo
que no elegimos y tal vez en todo eso que dejamos atrás estaba la felicidad, o
la infelicidad, quién sabe…
Tal vez hemos sido siempre felices y no lo hemos sabido
porque tampoco hemos tenido ocasión de sufrir demasiado.
O tal vez hemos sido siempre infelices y no lo hemos sabido
porque tampoco hemos tenido ocasión de ser muy dichosos.
El paseante
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