Diario de un
paseante. 10-02-2013 12:45. El abrigo de Bárcenas.
Mi prima Mari Carmen tuvo un abrigo igual cuando era
pequeña, lo recuerdo perfectamente, desde entonces no he visto a nadie con un
abrigo como ése, la verdad es que a priori no se me ocurre ningún paralelismo
ingenioso, ninguna metáfora, ninguna provocación sobre el abriguito, porque hay
que llamarlo así, abriguito, y es que tiene algo de ridículo, de extemporáneo,
no imagina uno las razones que llevan a alguien imputado de corrupción a gran escala,
alguien que es el centro de atención de todo el país, y que se presente a
declarar en el juzgado con un abriguito semejante, salvo que se trate de una
maniobra de distracción y pretenda desviar el foco de la polémica hacia el
abrigo.
¿Dónde venden un abrigo así?, a mí me daría vergüenza entrar
en una tienda y probarme eso, pero no quiero ni pensar cómo me sentiría
llevando eso puesto encima por la calle, pienso que con un abrigo así se
volverá todo el mundo a mirarte y se reirán de ti. Y es que parece un abrigo de
disfraz, muy apropiado ahora que viene carnaval.
Luego está el tema de la disonancia estética que se produce
si llevas un abrigo así y te dejas además crecer las patillas, ¿os habéis
fijado en las patillas de Bárcenas?, son como de Curro Jiménez, muy a lo
bandolero, lógico, parece como si hubiera dejado el caballo fuera de la Audiencia y a la salida
fuera a subirse en él y salir al galope lo más rápido posible.
Además el abrigo de marras le está reventón, se ha comprado
una talla menos seguro, ese abrigo no se lo puede abrochar, ¿será que esos
abrigos no se abrochan?, parece un abrigo que no está hecho para abrigar, una
especie de adorno, sin utilidad alguna, es decir, algo que adopta la forma de
un abrigo pero no para cumplir su función, la de abrigar, sino otra diferente,
la de epatar, hay una doble lectura el abrigo, una lectura subliminal que llega
directamente al subconsciente y suelta su mensaje, su veneno, una especie de
provocación que dice: hago lo que me da la gana, llevo este abrigo precisamente
hoy porque a chulo no me gana nadie, paso de todos vosotros.
Está claro que llevando un abrigo así no hay juez que pueda
condenarte, no sería coherente que se atreviera contigo un juez viéndote con
ese abrigo encima, sería poco serio para la justicia que te condenaran llevando
encima un abrigo de guardarropía de Cornejo, el pobre juez seguro que se asustó
al ver el abrigo, el mensaje estaba claro: ten cuidado conmigo, mira el abrigo
que llevo, si me atrevo a ponerme algo así para venir a verte es porque soy
capaz de hacer cualquier cosa…
El abrigo es pues mucho más que un abrigo cualquiera, se
trata de un abrigo intencionado, como una especie de símbolo, de mensaje
cifrado, de amenaza latente, de declaración de rebeldía frente al sistema, a
cualquier sistema, sea éste político, judicial, o moral, es, en definitiva, el
epítome de lo que significa la desfachatez, la impunidad y la chulería.
El paseante
Ole tus mocos....
ResponderEliminarLamentablemente en este país está lleno de catetos e ignorantes. Si, de esos que carecen de la más minima elegancia, te miran y se ríen, hay muchos.
ResponderEliminarEse abrigo es un Chesterfield clásico, hecho por sastrería, elegante... Supongo que tú irás al rastro a comprar la ropa.