Blog dedicado a reflejar mi trayectoria vital y mis reflexiones.
martes, 5 de febrero de 2013
El cuadro de la semana. El mulhacén. Darío de Regoyos.
Formado en Madrid inicialmente, marchó después a Bruselas donde conoció las nuevas tendencias. Su maestro el pintor belga Joseph Quinaux, le enseñó según sus propias palabras “a pintar siguiendo a la naturaleza como modelo; a captar sus vibraciones y a ser libre en la selección de los temas a pintar”. Estuvo en contacto con James Ensor, Rodin, Felicien Rops, Paul Signac, formando un grupo llamado “Los XX”. Estas experiencias hicieron de Regoyos un precursor del impresionismo en España, lo que en aquella época, aún no era bien valorado.
Volviendo a España, en 1888 realizó un viaje con su amigo el poeta y crítico de arte Emile Verhaeren, de modo que el poeta escribía sus versos y Regoyos hacia sus pinturas. Estos textos con las ilustraciones de Regoyos dieron lugar a la “España negra”, impreso en 1899, con una serie 34 grabados sobre la “España profunda”, de tradiciones bárbaras, con toros, gitanos y los aspectos más terribles de una España más retrasada que Europa. Este arte se unió a la vertiente oscura de la pintura de Solana y Zuloaga, y la generación del 98.
Más delante Regoyos diría: “Si volviera a comenzar mi vida, volvería a utilizar una paleta clara, sin tierras, sin negros, y solo haría paisaje, entregándome por completo a las impresiones que recibiera de la naturaleza.”
La España Negra y la España Blanca, lo bueno y lo malo de este país, siempre han existido y convivido.
Creo que la mejor forma de recordar a este artista es con los paisajes de España llenos de luz y color, estilo impresionista, que nos dejó como regalo.
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Perdón, el cuadro representa el Cerro de San Miguel Alto y la Muralla Nazarí desde las Huertas del Generalife. Saludos.
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