Anoche soñé
con una antigua amiga, en el sueño aparecía deformada, hinchada y con unas
manchas blanquecinas en la piel a la altura de los tobillos, su piel era más
oscura de lo que en realidad es y sus rasgos más negroides, los ojos eran
enormes y algo saltones, en general tenía el aspecto de un sapo, iba además
algo encorvada, andaba con dificultad, no me miraba a los ojos.
El lugar del
encuentro era una especie de hotel de playa algo anticuado, como de los años
60, ella me esperaba en la pequeña terraza de su habitación, al llegar la veía
desde abajo, iba a entrar en el hotel pero ella salía en ese mismo momento, me
recibía fuera, no me miraba, me miraba sólo a los pies, detrás de ella aparecía
su amiga y colaboradora en el trabajo.
Al verme su
amiga decía:
-
Qué
guapo está (como diciéndoselo a ella, a mi amiga).
Y mi amiga
decía sin mirarme:
-
Siempre
está guapo.
Recuerdo que
luego estábamos su amiga y yo en un sofá, su amiga se acercaba a mí en una
actitud de clara provocación sexual, iba despeinada, el pelo ligeramente rizado,
rojizo, le cubría apenas el rostro, yo hacía intención de retirárselo para
besarla pero ella se escabullía.
Yo le decía
a mi amiga:
-
Ya
me he enterado que te has prejubilado y de quién es tu sustituto, me alegro por
él, además es la mejor elección posible.
Entonces me
di cuenta que había sido descortés con su colaboradora y añado mirando
a su colaboradora:
-
Quiero
decir que tú también hubieras sido muy apropiada pero difícilmente te iba a
nombrar quién te tenía que nombrar.
De repente
mi amiga está de espaldas, enorme, gorda, pero pequeña de estatura, y suena un
golpe como de trueno, se vuelve y tiene los ojos en blanco, como salidos de las
órbitas, me mira y hace un brusco ademán con las manos dirigido a mí como si
espantara algo, yo pienso que está espantando un maleficio, el maleficio que
ella me echó hace tiempo.
Suena el
despertador.
Me despierto
sobresaltado pero sin embargo tranquilo, con la sensación de que el maleficio
ha terminado por fin o de que algo malo me ha hecho de nuevo, dudo si agarrarme
a una u otra posibilidad, al final me acojo a la más favorable, el maleficio ha
terminado, me digo.
Me despierto
y siento frío, estoy encima de la cama totalmente destapado.
El perro
salta sobre mí.
El paseante
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