martes, 24 de julio de 2012

Respuesta de la sombra a la contrasemblanza de el paseante.



Bueno, Jota creo que has sido bastante sincero en tu contrasemblanza pero me gustaría añadir una faceta muy importante de tu lado oscuro, y ten en cuenta que yo de oscuridades sé mucho. Tan importante es esta faceta que quizás esté detrás de todo lo demás. Me estoy refiriendo a tu afán de dominación. Voy a explicar por qué digo que este impulso tuyo está detrás de todo: Dices que eres incapaz de comprometerte porque amas por encima de todo tu libertad y yo digo que eso es falso. Es verdad que tu inteligencia te dicta ser libre, pero tu sensibilidad te inclina a ser compasivo. Si no fueras capaz de comprometerte no tendrías a Lobi, ni a Negrito, ni a Pipi. Cuidar de tres animales me parece bastante comprometedor ¿no crees?. Así que, aunque, efectivamente, amas tu libertad, acabas sacrificándola –muy a tu pesar-, porque tu instinto protector, tu espíritu compasivo es superior y puede contigo. Y digo muy a tu pesar, porque esa responsabilidad de proteger a los demás que te echas tú mismo sobre los hombros, termina siendo una pesada losa y buscas la manera de compensar ese esfuerzo. ¿Y cómo lo haces?, pues haciendo que los seres a los que proteges acaben dependiendo de ti completamente; haciendo que sólo puedan ser felices a tu lado. Así que lo que comenzó siendo producto de tu instinto de protección, acaba convirtiéndose en la búsqueda de una dominación que compense la falta de libertad que tú mismo has provocado. Y, claro, dominar a un perro es fácil, a un gato no tanto, a otra persona es bastante más difícil, pero la que es imposible de dominar es la Vida -aunque lo intentes con tu carácter justiciero y vengador-, por eso te has creado un mundo ficticio donde reinar solo, porque la Vida es escurridiza y se escapa a tu control. Pero te entiendo, Jota, eres un león y el león tiene que ser rey. Aunque intuyo que te gustaría tener a tu lado a una reina. Lo que pasa es que no estás dispuesto a renunciar a tu libertad por cualquiera. Lo consientes con tus animales porque ellos son puros e inocentes, pero hacerlo por una mujer es otro cantar. Sólo lo harías por tu alma gemela, que, curiosamente, no exigiría tu libertad, porque al ser tu igual, no podrías controlarla porque no dependería de ti sino que estaría a tu lado, lo que suavizaría tu afán de dominación y potenciaría tu desarrollo en lugar de limitarlo. Tu alma gemela tendría que ser, entonces, una felina como tú, una leona digna de un león.

La sombra del paseante.

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