jueves, 5 de julio de 2012

Constrúyeme una entrada (10). El Orgullo Gay 2012.


Paseante, en un blog tan gay friendly no vas a decir nada sobre el día del Orgullo Gay...

El sábado, día del Orgullo Gay, me invitaron mis amigos gays a cenar después del desfile, Madrid bullía, especialmente todos los alrededores de la Gran Vía, estuvimos en una marisquería en Callao, en la plaza habían instalado un escenario, allí había todo tipo de gente, el día del orgullo es ahora una celebración festiva donde se acude más que nada con ganas de diversión y de pasar un buen rato, ha pasado de ser fundamentalmente reivindicativo en sus comienzos a eminentemente festivo actualmente.
No sé si esto se deberá a una normalización y aceptación de lo gay en la sociedad, no tengo datos, pero mi impresión es que es así.
Como digo cuando estuve por allí ya había terminado el desfile, comenzaban las actuaciones sobre el escenario, mucha gente, mucha animación, mucha alegría, mucha mezcla, Madrid es así, abierto, polifacético, poliédrico, multicultural, acogedor, sin señas de identidad propias, lo cual hace que acoja todo y todo quede bien en Madrid, bueno, especialmente en la Gran Vía, claro, menudo escenario, y además la plaza del Callao, mi favorita, una belleza.
Cené con mis amigos gays y me habían advertido que por favor no fuera vestido como un cura (mejor no darse por ofendido, ellos son así), que procurara modernizarme porque si no daba mucho el cante yendo con ellos, que me comprara una camiseta ceñida a ser posible de marca, ellos conocen mi torso, por supuesto, pero sólo a través del blog, no penséis mal, por eso lo de la camiseta, claro.
Me fuí a los chinos del barrio y me compré una camiseta chulísima de Dolce&Gabanna, mi marca favorita..., por 5 euros, un chollo, superceñida además.
Y de marca...
Me puse los mejores vaqueros que tenía, marca Zara.
Unas sandalias muy gays, blancas, que uso sólo en la playa.
Y mi torso, marcando torso.
Bueno, pues no dí ni una, que si la camiseta era falsificada, que si como se me ocurre, que el vaquero de Zara estaba pasado de moda, que si el torso no era suficiente que necesitaba hacer más ejercicio y tomar algún anabolizante, que las sandalias parecían de Georgi Dann.
Y el pelo, sí, el pelo, el poco pelo que tengo, que más valía que me lo rapara, que ese pelo que llevo a lo Wolfgang von Goethe no se lleva.
Acabé un poco harto, la tomaron conmigo, no respetaron mi imagen pese a que seguí sus indicaciones, no pretenderán que me convierta a estas alturas de mi vida en un skin, y encima siendo funcionario, menudo escándalo.
En fin, que mucho hablar de discriminación de los gays pero ellos discriminan igual o más.
Demasiado músculo, demasiadas marquitas (he dicho marquitas, no mariquitas, que conste).
Demasiado consumismo, que si se van de crucero este verano a Ibiza y Mikonos, que si me he comprado un Honda Civic último modelo, que si mira mi relojito de marca, que si pulserita y collarcito de plata mejicana, la mejor, que si las gafitas de Armani último modelo.
Puff, salí un poco harto la verdad.
Después de cenar insistieron en ir a tomar una copa, y ahí me resarcí, porque el único que ligó fuí yo, y es que ellos están muy vistos y además son todos iguales.
Bueno, pues como moscas, y eso pese a mi pelo a lo Wolfgang von Goethe.
Por supuesto que no hice nada con nadie, no soy gay, mi pelo lo prueba, lo pregona, lo atestigua.
Me parece que mis amigos gays están pensado cambiar de peluquero, tanto rapado no les conduce a nada, véanse los resultados...
Me pregunto si acabarán dejándose tripita también...


Un beso,


el paseante


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