viernes, 6 de julio de 2012

El orgullo gay y la ternura (2).


Todos buscamos ternura, comprensión, cariño, en el fondo nuestra reivindicación fundamental en la vida es ésa aunque en ocasiones ocultemos nuestras verdaderas pretensiones bajo diferentes disfraces.
Mis amigos gays me inspiran en el fondo una enorme ternura, si miro debajo de su mordacidad, de su afán reivindicativo, de su competitividad, de su lucha, de su imagen, de sus lugares comunes, de sus tópicos, clichés aprendidos, de su posicionamiento frente a la sociedad, si miro por debajo de todo eso veo soledad, falta de cariño, incomprensión, desamor, un profundo desamparo.
Ellos se disfrazan de felicidad, viéndoles nadie podría pensar que sufren, parecen tan alegres, tan vitales, tan felices.
Pero no es más que una apariencia, un disfraz, hay que saber mirar más allá y descubrir qué tratan de tapar con la ropa de marca, las gafas de diseño, los coches de moda, los viajes maravillosos, las fiestas, el sexo, la juerga continua.
Debajo no hay sino el afán de todo hombre por sentirse querido, comprendido, atendido, escuchado, valorado por alguien, importante para alguien.
Y es difícil que lo consigan viviendo como viven, tan apegados a la imagen, a lo superficial, sin ver el interior de las personas esperando de ellas algo más que una buena musculatura, un rostro bello o una buena cuenta corriente.
Les miro, les oigo, les observo, y me veo reflejado en ellos, de otra forma diferente yo también, bajo otros disfraces lo que busco es igualmente, ternura, comprensión, amor, sentirme querido y valorado, mis disfraces son diferentes pero son igualmente disfraces, tal vez no tan notorios, pero coartadas igualmente para buscar sin que se note todo eso que deseo y que no tengo.
Nos escondemos de nuestro afán de ternura porque nos han enseñado que mostrar eso nos convierte en vulnerables, débiles, enfermizos, el hombre debe ser fuerte, y para ello no debe necesitar de los demás, ser autosuficiente, servirse de los demás sí, utilizarlos, pero no necesitarlos.
Craso error de esta sociedad de apariencias en la que vivimos, debemos romper ese molde definitivamente y mostrar nuestros sentimientos tal cual.
No temamos a los demás, están, igual que nosotros, esperando amor.

el paseante

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