viernes, 6 de julio de 2012

La lectura del fin de semana. El Jardín de los cerezos. Tío Vania. La gaviota. Anton P. Chéjov.

 
Toda Rusia es actualmente su jardín. La tierra es vasta y magnífica. Los bellos lugares abundan en todas partes. Reflexione bien, querida mía. Su padre, su abuelo y su bisabuelo eran señores que poseían, en plena propiedad, almas humanas. ¿No ve cómo de cada cereza, de cada hoja y de cada árbol se desprenden seres humanos que la contemplan?¿No escucha sus voces?... Oh, es terrible. Vuestro jardín de cerezos me llena de pavor. De noche, cuando uno pasa por ese jardín, la vetusta corteza de los árboles brilla con una luz opaca. Diríase que los cerezos viven, en el sueño, lo que acontecía doscientos años ha. Una trágica pesadilla los abruma. Nosotros debemos expiar nuestro pasado. Debemos acabar con él. Los tormentos se nos imponen. Fíjese bien en lo que digo.

(El jardín de los cerezos)

En 2010 se cumplieron 150 años del nacimiento de Chéjov. 

Chéjov es el antecesor de los existencialistas, junto con Dostoyevski, la literatura rusa de del S.XIX pone el foco de atención en la existencia de la persona, en su cotidiana problemática, Dostiyevski de una manera más traumática y radical, más torturada, Chéjov de una manera más medida, equilibrada, creíble, pausada, y por ello mismo más cercana a nuestra problemática.
Los eslavos y su sentimiento de lo patético, hay quién opina que es un sentimiento exclusivo del alma eslava, nada que ver con la tristeza, la melancolía, la depresión, lo patético constituye en esencia el centro de la vida, es decir, no es una circunstancia transitoria, sino su esencia, y eso Chéjov lo supo reflejar como nadie en sus obras de teatro.
Otra virtud de Chéjov es el haber sido el fundador del teatro moderno, a partir de él se vuelve el teatro más intimista y cercano al espectador, reflejo de sus sentimientos, emociones, pensamientos, ideales, desengaños, ilusiones y desesperanzas.
Chéjov es un filón de sugerentes ideas, de personajes llenos de interés, sugerentes, reales, de situaciones in crescendo que llevan a clímax sublimes que hacen despertar al espectador de su vida aletargada y ponerle frente a la realidad de su existencia, como queriéndole decir: ahora eres tú el que tiene la palabra.
Y es que en las obras de Chéjov al espectador le entran ganas de subir al escenario y formar parte de la representación, porque ya conoce el texto de antemano, que no es otro sino el texto de la representación de su vida.


el paseante



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