viernes, 6 de julio de 2012

El orgullo gay y la ternura.


La otra tarde paseando al perro oí una conversación que me inspiró una enorme ternura.
Un joven de unos no más de 15 años salía acalorado de un portal en compañía de la que debía ser su hermana mayor, y le decía que él no podía aguantar más, que se iba de casa, que no le habían dejado ir al Orgullo y que ahora no le dejaban hacerse un piercing.
Repetía: me voy, me voy, yo me voy, te digo que me voy.
Estaba muy acalorado, la hermana intentaba calmarle.
Y esto es todo.
¿Ya está? 
Pues sí.
¿Y no hay nada más?
Nada más, sobran las palabras, como diría Sabina.


el paseante


No hay comentarios:

Publicar un comentario