jueves, 12 de julio de 2012

La lectura del fin de semana. El guardián entre el centeno. J.D. Salinger. 1951.


Hay una cierta opinión generalizada de que se trata de una obra sobrevalorada, mis padres, por ejemplo son de esa opinión, es más, después de leer el libro me lo regalaron y me dijeron que no dejara de comentarles qué me parecía cuando lo leyera.
Tardé en leerlo y ellos me preguntaban de vez en cuando, estaban intrigados.
Al final lo leí y les dije que me parecía magnífico, a ellos no les había gustado.
Y es que para que te guste un libro así hay que estar un poco loco, como yo, ver la vida desde el otro lado, ser un outsider total.
Para mí es una obra maestra.
Única obra que escribió su autor, y que le catapultó a la gloria literaria para la eternidad.
Me encantan estos autores famosos y reverenciados, de culto, con una sola obra.
Con qué poco esfuerzo entran en la inmortalidad.
Pero claro, el genio, el verdadero arte es así, surge de manera espontánea, imprevisible, natural, fácil, y ahí queda para siempre.
Esta novelita es la historia de un crápula, antecedente se los disparates sexuales del gran Bukowski del que hablaremos próximamente.
Road movie urbana, parece como salida de la factoría Warhol, pura desestructuración, sorpresa, ambigüedad, inconsciencia, absurdo...
Como la vida misma, imposible no identificarse con el protagonista, todos somos el protagonista y nunca seremos ni más ni menos que el protagonista de esta historia por mucho que nos esforcemos en no serlo, y ya es bastante ser simplemente así...
el paseante

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