Es mi librería favorita de Madrid, ya os he hablado de ella
con anterioridad cuando os recomendé el pequeño ensayo sobre la novela
de Pamuk
El novelista ingenuo y el sentimental, ¿recordáis que me saludó desde el
escaparate?
Está en el número 7
de la calle Santa Isabel, cerca del
antiguo cine Doré, hoy sede de la
Filmoteca , al lado de la plaza de Antón Martín, en la
foto
podéis verla, se llama La fugitiva, en honor a la obra de Proust según
me dijo
el dependiente, ayer por la tarde volví a pasar por ella de camino al
Retiro,
por cierto, estaba el Retiro precioso, ya apuntaba la primavera en las
flores
de los almendros que tímidamente comenzaban a aparecer iluminadas por el
último
sol de la tarde de invierno.
Siempre
que paso por la librería entro a ver qué tienen y
como la selección de libros es tan buena siempre compro algún libro que
otro,
más de los que pensaba generalmente, hay un momento en el que dejo de
mirar los
libros por temor a acabar llevándome todos, ayer acabé comprando más de
la
cuenta, me gasto más en libros que en comer, me gasté 45 euros en los
libros
que veis en la foto, más tarde fui al supermercado y sólo me gasté 22
euros.
No me pude resistir a esa edición
en dos tomos de Las mil y
una noches con ilustraciones de Gustavo Doré, a ese pequeño librito
titulado
Vida y opiniones filosóficas de un gato de Taine, al Lincoln de Gore
Vidal que
andaba buscando desde hace tiempo y que ahora vuelve a estar de moda por
la
película, y a esa novelita de Henry James Los europeos en una cuidada
edición
de hace ya 10 años.
Lo que digo, una
buena selección la que tienen en esta
librería, muy acorde con mis gustos y mi sensibilidad, además es un
deleite
entrar y contemplar un local intacto desde los tiempos de don Benito
Pérez
Galdós, con sus vigas vistas, su tarima de grandes listones de madera
gastada
por el paso de los años, los postigos de las ventanas, los escaparates,
las
alhacenas, todo de la época de Galdós, y con wifi y cafetería, lo que ya
os
dije, modernidad y clasicismo sabiamente conjugados, lo de la cafetería
consiste en que sirven café con galletitas y que hay algún velador con
sillitas
entre las estanterías y mesas cargadas de libros, tampoco esperéis más,
siempre
está llena de gente joven pegada al portátil por lo del wifi, se piden
un té o
un café y echan allí la tarde, y luego entra alguien como yo y compra
libros,
supongo, uno compra libros cuando tiene dinero pero no tiene tiempo de
leerlos,
lo contrario a cuando era joven que tenía tiempo y no tenía dinero, y
uno
compra, todo hay que decirlo, desde siempre, más libros de los que lee,
con la
esperanza de que algún día tendrá tiempo para leerlos.
Bueno,
nada más, espero que visitéis la librería, aunque no
compréis nada vale la pena ver el local, es muy interesante, tal vez me
estoy
poniendo un poco pesado con lo de esta librería pero es que me tiene
hechizado,
no es que me den comisión, todo lo contrario, cada vez que paso allí me
dejo
los cuartos, y es que un libro siempre permanece, es un valor seguro,
algo
inmortal, y os pregunto: ¿puede tener precio la inmortalidad?
El
paseante
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