Este traje de romano me lo regalaron no sé bien si por reyes o por mi cumpleaños, era muy completo, peto, espada, casco, el casco llevaba además una especie de penacho-cepillo de color azul, muy propio, como salido de Benhur, la película, a mi padre le hizo gracia que con este disfraz de romano llevara un esparadrapo en la frente por una brecha que me había hecho, menuda brecha, por dos veces me la hice contra el radiador, y por dos veces me tuvieron que dar puntos en la Casa Socorro, a lo vivo, sin anestesia, desde entonces quedé traumatizado para siempre con la medicina y los médicos.
La mañana, no sé si de invierno o verano, era muy soleada, yo creo que más bien era invierno porque llevo medias, es decir, esos calcetines altos que se llamaban medias, Jose hijo ponte las medias que hace frío, me decía mi madre, porque pantalón corto llevaba prácticamente todo el año, en invierno era de pana pero seguía siendo corto.
La foto está tomada en la terraza de casa que era mi espacio favorito, allí tenía una mesita y una sillita que era donde me ponía a dibujar y a leer, o a intentar leer algo mejor dicho, desde la terraza se veía el río, el río Manzanares, mis padres viven enfrente del Puente de Segovia, y por aquella época había barcas en el río, mi padre me llevaba a remar y mi madre se asomaba y nos saludaba, a veces se despistaba y tardaba en salir para vernos y nos íbamos río abajo, hasta la siguiente compuerta porque el río desde siempre, para aparentar más caudal, ha estado embalsado.
¡Qué tiempos aquellos!
Ahora el río Manzanares ha recuperado algo de su antiguo esplendor gracias a la reforma que hizo Gallardón, no hay barquitas como entonces pero hay merenderos que entonces también había, eran unos merenderos acristalados muy a la francesa, recordaban un poco al Sena, aunque yo en aquella época no conocía aún París y el Sena, claro, fantasías que oía decir a mis padres.
En la terraza recuerdo que teníamos un abeto, sí, un árbol de navidad que sobrevivió muchos años, y una pita que nos habían traído mis tíos cogida en el campo de la Sierra de Cazorla de donde era mi tío y a donde viajaban con frecuencia.
Geranios, también había geranios que cultivaba mi madre, eran preciosos, de variados colores, me encantaba como olían en primavera.
el paseante
No hay comentarios:
Publicar un comentario