lunes, 29 de abril de 2013

Crítica teatral. Romeo y Julieta. Serguei Prokofiev. Teatro Real.



El pasado sábado estuve viendo el ballet Romeo y Julieta en el teatro Real, según las notas del programa de mano la música de este ballet escrita por Prokofiev es la mejor música de ballet que se ha escrito, quieras o no ese comentario te predispone aunque lógicamente se trata de una opinión subjetiva o tal vez de una corriente de opinión, lo cierto es que no lo había oído nunca, tenía la vaga impresión de que la mejor música de ballet sería la de El lago de los cisnes.
Sea como sea la música es magnífica, la orquesta sonaba de maravilla, la acústica del Real es una delicia, el montaje era espléndido, los bailarines magníficos, con mucho oficio, brillantes, el público estaba extasiado ante semejante espectáculo, el teatro a rebosar, era la última representación.
Acudir al Real es siempre un lujo, y no lo digo sólo por el precio, lógicamente un espectáculo de este tipo tiene que ser caro, requiere mucha inversión y un conjunto de primerísimos profesionales.
Uno queda sobrecogido apenas comienzan los primeros acordes, es como si te sumergieras en otro mundo, el mundo de la fantasía, de la belleza, del arte, la creatividad, del verdadero conocimiento de la esencia humana.
Por encima de cualquier crítica uno queda invalidado para toda crítica porque queda mudo, no es capaz de opinar, su atención queda secuestrada ante tanta belleza, ese chorro de belleza ininterrumpido durante más de dos horas, y esa armonía entre música, danza, decorados, esa muda belleza desposeída de palabras, solamente hechos, evoluciones, armonías, un despliegue visual y sonoro, que invita a profundizar en las más profundas simas del alma humana y refrescar el alma de tantos sinsabores, ruindades, y brutalidades.
Se reconcilia uno con el hombre, con su esencia, ante el arte verdadero, el arte en estado puro, sea cual sea su forma de manifestación.

el paseante
 

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