La escena burguesa se desarrolla bajo una potente luz de “plein
air”. Tres planos de tierra, mar y cielo dividen y jerarquizan la composición,
organizada verticalmente por las dos banderas que ondean vivamente por la suave
brisa del océano. La pintura tiene un encanto tal que nos sentimos
inmediatamente tentados a sentarnos en una de las sillas vacías a disfrutar de
esta plácida tarde de domingo.
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