Tururururú rurururu turururú rurururu rururu rururururú…
Aún resuena en mi cabeza la melodía tan pegadiza de esta
película.
Melodía o leit motiv
que en la película suena al comienzo mientras se ve de fondo el paisaje urbano
de Nueva York.
Semáforos, asfalto, lluvia, calor, anuncios de neón, humo, rascacielos,
taxis, cubos de basura, paisaje urbano, todo aparece ordenado, como si fuera un
decorado, Nueva York es la ciudad más cinematográfica del mundo, parece un
decorado creado para rodar películas, cuando uno visita Nueva York tiene la
sensación de estar dentro de un plató de cine.
Esta es una película muy teatral (está basada en una obra de Neil Simon), discurre en un piso,
cuando la cámara entra en el escenario ya no sale más por la ciudad, discurre
en un piso de divorciado, todo caos, suciedad, desorden, pero eso se acabará
pronto con la llegada de Félix Unger, una pobre alma en pena a la cual acaba de
poner en la calle su esposa, es decir, le han abandonado, han roto, le han
dejado, no quiere su mujer saber nada más de él…, estas cosas conviene
verbalizarlas cuanto antes, al principio no se creen, parecen algo inverosímil,
como una pesadilla de la que pronto despertaremos, pero según pasa el tiempo no
nos queda más remedio que aceptar la realidad aunque nos duela, y eso le sucede
al pobre de Félix.
Aunque Félix no es totalmente inocente, no es sólo víctima,
según discurre la película vamos rápidamente entendiendo qué pudo hacer que su
mujer le pusiera en la calle, y es que es muy maniático, perfeccionista,
neurótico, hipocondríaco, y todo eso hace que el amigo que le acoge en su desastroso piso
de divorciado acabe echándole, harto ya de tanta exigencia, control y
perfeccionismo.
Todo tiene un límite.
Uno lo comprende rápido, con Félix no hay quién viva, y lo
que es peor, no hay quien pueda.
Yo no sé si soy como Félix o como su amigo, es decir, como
Jack Lemmon o como Walter Mathau, yo soy peor porque soy como los dos juntos,
imaginaros, ésa es la razón por la que no me aguanta nadie.
No os perdáis la película, es una comedia de Hollywood
desternillante, y además si la veis podréis descubrir las últimas razones de mi
pertinaz soltería, como me dice mi sobrina pequeña:
Tito, tú eres un solterón empebernido.
Pues eso, película recomendada para empebernidos.
El paseante
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