lunes, 8 de abril de 2013

La película de la semana. La extraña pareja. Gene Saks. 1968.



Tururururú rurururu turururú rurururu rururu rururururú…

Aún resuena en mi cabeza la melodía tan pegadiza de esta película.
Melodía o leit motiv que en la película suena al comienzo mientras se ve de fondo el paisaje urbano de Nueva York.
Semáforos, asfalto, lluvia, calor, anuncios de neón, humo, rascacielos, taxis, cubos de basura, paisaje urbano, todo aparece ordenado, como si fuera un decorado, Nueva York es la ciudad más cinematográfica del mundo, parece un decorado creado para rodar películas, cuando uno visita Nueva York tiene la sensación de estar dentro de un plató de cine.
Esta es una película muy teatral (está basada en una obra de Neil Simon), discurre en un piso, cuando la cámara entra en el escenario ya no sale más por la ciudad, discurre en un piso de divorciado, todo caos, suciedad, desorden, pero eso se acabará pronto con la llegada de Félix Unger, una pobre alma en pena a la cual acaba de poner en la calle su esposa, es decir, le han abandonado, han roto, le han dejado, no quiere su mujer saber nada más de él…, estas cosas conviene verbalizarlas cuanto antes, al principio no se creen, parecen algo inverosímil, como una pesadilla de la que pronto despertaremos, pero según pasa el tiempo no nos queda más remedio que aceptar la realidad aunque nos duela, y eso le sucede al pobre de Félix.
Aunque Félix no es totalmente inocente, no es sólo víctima, según discurre la película vamos rápidamente entendiendo qué pudo hacer que su mujer le pusiera en la calle, y es que es muy maniático, perfeccionista, neurótico, hipocondríaco, y todo eso hace que el amigo que le acoge en su desastroso piso de divorciado acabe echándole, harto ya de tanta exigencia, control y perfeccionismo.
Todo tiene un límite.
Uno lo comprende rápido, con Félix no hay quién viva, y lo que es peor, no hay quien pueda.
Yo no sé si soy como Félix o como su amigo, es decir, como Jack Lemmon o como Walter Mathau, yo soy peor porque soy como los dos juntos, imaginaros, ésa es la razón por la que no me aguanta nadie.
No os perdáis la película, es una comedia de Hollywood desternillante, y además si la veis podréis descubrir las últimas razones de mi pertinaz soltería, como me dice mi sobrina pequeña:
Tito, tú eres un solterón empebernido.
Pues eso, película recomendada para empebernidos.

El paseante

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