Ligero de equipaje, el viajero
sale temprano de su casa. Lleva en su cabeza un plan que el capricho de sus
pasos irá alterando, y en su mochila un cuaderno que se llenará de encuentros y
paisajes. Por sus páginas va desfilando una geografía de rostros con los que ha
compartido un cigarro, un trecho del camino o hasta la manta y el jergón. Son
personajes desconfiados y hoscos, hospitalarios y amables; personajes típicos
forjados por la dureza de la tierra y personajes extravagantes forjados por el
absurdo de la vida. Del buhonero al que apodan el Mierda, al chamarilero que se
precia de conocer al rey de Francia; de las hacendosas Elena y María al niño
Paquito que una parálisis tiene postrado en su silla... todos ellos van poblando
las páginas del cuaderno y dejando en el corazón del viajero la herida que
causan los encuentros fugaces y las despedidas definitivas. Junto a ellos, el
viajero toma buena nota de la belleza, a veces austera y a veces generosa, de la
comarca alcarreña, de sus ríos, sus campos y sus historiados pueblos.
Viaje a la Alcarria
Camilo José Cela
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