Pues no estoy de acuerdo, sombra,
para variar discrepo de tu opinión, dices que no se puede olvidar
voluntariamente y que el recuerdo sin embargo sí es algo voluntario, como si tuviera
un interruptor, ahora recuerdo, ahora no recuerdo, on-off, y que el olvido sólo
tiene la posición on, que la posición off no existe para el olvido, que el off
llega involuntariamente porque no hay tecla de off, como si sólo llegara cuando
se le acaban las pilas al aparato del olvido.
Pero te pregunto si no te has
parado a pensar cómo se le acaban las pilas al aparato del olvido, pues te voy
a contestar, se le acaban las pilas a fuerza de darle al on, pero no al on del
olvido sino al on del recuerdo, vaya lío, bueno, verás, es que te has liado
sombra.
No hay un aparato del recuerdo y
otro del olvido como si fueran dos transistores o algo así, es que el recuerdo
y el olvido van en el mismo transistor, el de la memoria, y es un transistor
con un dial lleno de sintonías, unas nos gustan y otras no, las buscamos nos
gusten o no porque no manejamos nosotros el mando a voluntad, lo maneja nuestro
sentimiento, que está medio chalado, es irrazonable, pero igual que le da por
volver a una sintonía que ya no nos conviene una y otra vez, un buen día se
encapricha de otra y ya no vuelve a sintonizar la anterior, lo que te digo,
está zumbado el tío.
Éxitos de ayer y hoy en el dial
de tu memoria, sólo para ti sombra, en una radio que llevas siempre metida en
tu cabeza y que nunca se apaga, ni en sueños, es decir, que no tiene tecla on,
ni tecla off, va directa al enchufe, a la red, y el día que te la desenchufan
mal asunto, sombra, mal asunto, vigila que no te la desenchufen que eso es lo
peor…
El paseante a su sombra
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