Busto de Federico
Chueca en el parque de El Retiro de Madrid.
Es conocida en la historia de la lírica española la anécdota relativa al robo
de la cartera del maestro Chueca dentro del tranvía en el que regresaba a su
casa tras uno de los ensayos de La Gran Vía. Tras perder su cartera, Chueca dio
el aviso a sus amigos los periodistas para que publicaran en los periódicos la
noticia del hurto. Llegó el día del apoteósico primer estreno de La Gran Vía y
la cartera seguía sin aparecer. Uno de los números de mayor éxito de la obra lo
cosecha la Jota de los ratas. Fue bisado hasta cinco veces por los intérpretes
del estreno, tres de los grandes cómicos de la época: Emilio Mesejo, José Mesejo
y Julio Ruiz (inmortalizado por el propio Chueca en otra revista de actualidad:
El año pasado por agua, 1889, donde se interpreta a sí mismo como
personaje).
Dos semanas más tarde del estreno, el maestro recibe un abultado paquete en
su domicilio, y para su sorpresa, encuentra dentro de él su extraviada cartera
acompañada de unos cuantos duros y una carta. En ésta se felicita a Chueca y
se le pide disculpas por el robo de su cartera, comunicándole que "el gremio"
sólo se había quedado de recuerdo con una pequeña fotografía del maestro. A
continuación reproducimos íntegramente el contenido de la carta:
Al saber por los periódicos que la cartera sustraída hace unos días en el
Tranvía del Este a las 6 y media de la noche pertenecía al señor Chueca, el
gremio acordó en junta general devolverle dicha cartera con los tres billetes de
banco que contenía y cinco duros más de gratificación por parte nuestra como
prueba de respeto y admiración al guripa de más pupila y más salero de
España.
Como verá usted, no nos quedamos con nada de lo que contenía la cartera, más
que con un retrato como recuerdo para esta Academia.
Dios guarde a usted muchos años y le conserve la salud para que se ocupe
pronto de nosotros en el escenario.
Sorprendentemente, la carta estaba firmada por:
El rata primero
El rata segundo
El rata tercero
con el visto bueno de la Chata, la Pelos y la de Lavapiés, tres mujeres que
posteriormente serán utilizadas como personajes de otro sainete lírico del
maestro: De Madrid a París, la última colaboración entre Chueca y
Valverde (1889). Concretamente serán tres cigarreras que entonan un chulesco
Chotis que comienza así:
La Pelos: A mí me llaman la Pelos.
La Chata: A mí me llaman la Chata.
La de Lavapiés: Y a mí la de Lavapiés.
Las tres: Me paece que semos
pa un banco tres pies.
Los tres ratas firmantes de la carta habíanse identificado plenamente con los
tres ratas que desfilaron por el escenario del Teatro Felipe aquel 2 de julio de
1886, agradeciéndole al maestro chispero de Madrid el homenaje que había
dirigido a su “gremio” con la inconfundible gracia y el salero que le
caracterizaba.
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