jueves, 3 de noviembre de 2011

La señora de la limpieza de mi oficina no me deja trabajar.


No es que me acose sexualmente ni nada parecido pero por las tardes las de la limpieza se ponen a merendar en mi planta de la oficina y hablan a voces. No logro concentrarme.

Algunas opiniones de la señora de la limpieza de mi planta:

- La Iglesia es la primera que tiene fábricas de preservativos.

- La Iglesia es el mayor gobierno del mundo.

- Los curas son todos unos mariquitas y el Papa el primero.

- Alucino lo que se dice en los libros que yo he leído sobre la Iglesia.

- La Iglesia sigue mandando, lo que pasa es que está muy disfrazada.

- Yo digo lo que me sale del coño.

El chico que limpia los cristales es sudamericano y muy católico, entre todas las limpiadoras tratan de convencerle a voces de que salga de su ignorancia, tienen todas ellas un furor de librepensadoras jacobinas que da miedo, y especialmente furiosa es la limpiadora de mi planta.

Me hacen pensar en lo que debió ser la revolución francesa o el Frente Popular.

Cuando se van mis compañeros de trabajo y me quedo solo siento cierto temor de que me lleguen a hacer algo, no sé, procuro irme enseguida por si acaso, sobre todo si las discusiones suben mucho de tono.

Si se enteran que soy católico puedo llegar a estar el peligro, son muy radicales.

Ahora mismo están llamando indígena al pobre chico de los cristales.

Veremos como acaba la tarde...

El paseante.
Noviembre 2011.

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