No recuerdo apenas nada, salvo que es una de las películas fundamentales de mi vida, puede sonar absurdo, es decir, si no recuerdo apenas nada, entonces, ¿cómo puede ser fundamental en mi vida algo de lo que apenas recuerdo nada?, fácil, porque los hechos fundamentales en la vida no se recuerdan apenas, quedan formando parte de uno para siempre, son uno mismo, no hay distancia suficiente para recordarlos bien, no me puedo recordar a mí mismo tal cual soy ahora, y Messidor es parte de mí, ahora y siempre.
Es parte de mí porque contiene el concepto de libertad que me constituye como persona, sin ese concepto no sería capaz de seguir adelante.
Y ese concepto consiste en la capacidad de mandar todo "al carajo" de un momento para otro, perdón por la expresión, pero es la que más se ciñe a lo que sucede en la película, la protagonista deja todo un buen día, se echa la mochila al hombro y sale a recorrer Francia de norte a sur.
Es otoño, comienzo del otoño, Messidor, la estación de las cosechas del calendario napoleónico, el campo luce espléndido, la fotografía comienza en blanco y negro, y va, poco a poco, tomando color.
Por cierto, el verde de los prados se ve más verde en blanco y negro que en color, curioso, porque se ve con la imaginación, y no hay nada superior a lo imaginado.
Recorre Francia a pie de norte a sur, cruzando los campos a través el país. Sólo se escucha la voz de sus pensamientos.
Yo recorrí en una ocasión Francia en sentido inverso, pero no a pie sino en un cuatrimotor que apenas podía elevarse del suelo, salimos de Madrid al atardecer y según sobrevolábamos Francia iba cayendo la noche, parecía que podía tocar la copa de los árboles con la mano.
Recuerdo que una vez leí que Polanski de niño, cuando fue liberado por los aliados del campo de concentración donde habían matado a toda su familia, no comprendió lo que sucedía y al abrirse las puertas salió y se puso andar, igual que la protagonista de Messidor, y cruzó caminando Polonia de norte a sur.
Curioso, en ese viaje en el desportillado cuatrimotor, que apenas volaba sobre Francia, yo me dirigía a Polonia, corría el año 1976.
"No sé si estoy peor o mejor que nunca antes he estado en mi vida".
Eso se dice a sí misma la protagonista en el atardecer de su primera jornada de libertad, recostada debajo de un enorme alcornoque.
Ésa es, pienso, la esencia de la libertad, no saber si uno está mejor o peor que nunca...
Perdonar la licencia memorística que me he tomado, pero creo que esto explica mejor lo que representa esta película para mí que cualquier otra cosa que pudiera decir.
Por todas estas pequeñas cosas esta película es parte de mí.
Por eso y por la posibilidad que uno tiene siempre de mandar todo "al carajo" cuando quiera.
Con perdón.
Por cierto, el director es Alain Tanner.
Besos,
el paseante
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