Mon petit Axel, mon cher enfant, no te deprimas, desde el cielo yo también pienso en ti y te echo de menos, piensa que algún día nos reencontraremos y volveremos a ser felices juntos, y volverá a ser primavera en nuestros corazones queridísimo niño.
Para aliviar tu sufrimiento te dedico este poema de uno de mis poetas contemporáneos favoritos, José Ramón Carballo, un gran poeta, un alma sensible y bella, que me recuerda mucho a ti.
Marie-Antoniette
La Reine
Nubes
Pasajeras formas del verano aquél
Testigos de la felicidad
Cómplices del deseo
Ribeteadas de sol, agitadas de aire
Azules nubes color pastel
Intermitentes, cambiantes, fugaces
Vaporosas, sedosas, elegantes
Nubes como almas enamoradas
Que se tocan apenas
En un dulce contacto de pasión
Nubes de amor
Constelaciones del cielo dorado por el sol
Hermosas nubes que caían sobre la tierra
En cataratas de luces y sombras
Y me llevaban con ellas a los confines del cielo
A los confines del mar
A los confines del universo
Nubes nunca iguales
Excelentes compañeras
A las que tendido sobre la tierra
Veía pasar en lenta procesión sobre mí
Allá lejanas en lo alto del cielo
Velas desplegadas
Infladas bolas de algodón que se deshace
¡Nubes, llevarme lejos del ayer!
Llevarme a un mañana
Donde sólo contemple el cielo
En un éxtasis de amor
Por el universo entero
José Ramón Carballo. Del libro de poemas Noviembre.
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