¿Es muy escandaloso?
No tiene por qué serlo, si lo miráis con detenimiento y sin prejuicios no se trata de nada especial, nuevo, raro o poco común.
Lo que sucede es que el escándalo lo ponemos nosotros, es nuestra mente la que es sucia y no la foto o el fotógrafo o el blogero.
La suciedad está dentro de nuestra cabeza y debemos sacarla.
¿Cómo? Pues con ejercicios como el que os propongo.
Debéis mirar la foto con una mirada limpia, que no presuponga nada, que no juzgue nada, que no se escandalice por nada.
Y entonces comprobaréis que no es más que un juego, un guiño cómplice entre el fotógrafo y el espectador.
Dedéis desdramatizar las erecciones, de verdad os lo digo, no son más que eso, erecciones, algo natural, espontáneo, una exaltación de la sexualidad, de la vida, del deseo.
Las erecciones son como los poemas involuntarios del deseo, metáforas de la vida generadoras de vida.
Un beso,
el paseante
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