miércoles, 15 de febrero de 2012

Especial fetichistas: los pies.

Pies de el paseante.
Los pies, mis pies, aquí os los dejo, sé que los estábais esperando, estamos en la semana del amor y dentro del período psicoanalítico del blog, debemos pues tratar del fetichismo, de los fetiches, que para el psicoanálisis, para Freud, tienen una importancia capital en el análisis de la psique humana.
Los pies son uno de los fetiches fundamentales que existen, hay otros muchos, pero los pies son un fetiche bastante corriente para la mayoría de las personas.
Y me pregunto por qué es esto así, y si ha sido desde siempre así o es algo reciente.
Reciente, lo que se dice muy reciente no debe ser porque ya en la Sagradas Escrituras se dice que los querubines se tapaban los pies en presencia de Dios.
Desde la antigüedad los pies han simbolizado o representado la sexualidad.
Curioso.
Desde entonces ya...
Pues sí.
¿Y por qué es así?
Pues según Freud el fetiche no es sino el objeto en el cual se fija nuestra vista justo en el momento anterior a la contemplación del objeto sexual, del objeto del deseo, es decir, justo antes de la contemplación del órgano sexual.
Por ejemplo, las bragas, las medias y los zapatos de tacón.
Las bragas son la última visión antes de poder contemplar el órgano sexual femenino, las bragas como fetiche quedan fijadas en la psique del hombre en su infancia cuando de niño desde el suelo se asoma a mirar por entre las faldas de las mujeres, el niño juega en el suelo y aprovecha para mirar inocentemente, ¿inocentemente?, y entonces contempla las bragas y se pregunta qué es lo que cubren...
Las medias son un fetiche vicario de las bragas, anteceden a la contemplación del fetiche último, y los zapatos de tacón igual respecto a las medias.
El niño va subiendo su mirada desde los zapatos de tacón hasta las medias y luego a las bragas, y luego, ya adulto, contempla lo mismo que entonces y en su psique esos tres objetos conforman ya tres fetiches que anticipan su placer sexual último y producen un placer por anticipado.
El problema surge cuando el fetiche se convierte en el objeto de deseo en sí mismo y llega a cumplir la función de objeto sexual sustituyendo al órgano sexual.
En ese caso la evolución natural de la sexualidad y su concentración en un único objeto final, el órgano sexual, se ha visto interrumpida debido a algún trauma y surge la disfunción en la psique y la perversión de la sexualidad.
El niño desde su pluriforme sexualidad inicial que indefinida aún en el objeto todo lo abarca, debe ir centrando su deseo sucesivamente a través del aprendizaje hasta enfocarlo en el deseo del órgano sexual femenino.
Larga evolución que no siempre termina allí, en ocasiones se pierde en los objetos, en otras ocasiones se pierde en su mismo sexo, y en otras se pierde y vuelve a él mismo quedándose estancada en el primer paso la autosatisfacción sexual de los primeros años de vida.
¿Y entonces por qué los pies del paseante son un fetiche?
Pues muy sencillo, porque anteceden a la visión del miembro viril de el paseante...
¿Os apetece verlo?

el paseante

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