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Me pregunto qué es la elegancia, la verdadera
elegancia, y si es algo que existe realmente, voy a intentar reflexionar sobre
ello.
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Primera reflexión sobre la elegancia: cuando quiero ser
elegante resulto hortera y cuando de verdad soy elegante es porque soy yo
mismo, la elegancia como pretensión es antielegante, sólo se es elegante cuando
uno deja de pensar en serlo.
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El mundo del lujo es la antielegancia por definición,
la elegancia es una economía de la escasez, cuantos menos medios mejores
resultados, sólo la imaginación es verdaderamente elegante porque es creativa.
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Elegancia y arrogancia con frecuencia van unidas,
arrogancia e ignorancia siempre van unidas, prefiero ser sabio y humilde que
elegante y arrogante, aunque tal vez sólo la sabiduría y la humildad sean en
realidad la verdadera esencia de la elegancia.
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Dame un ejemplo de elegancia y te diré si es verdadero,
dame un ejemplo de algo verdadero y seguro que es elegante, la elegancia no
necesita ejemplos ni busca ser ejemplar, la verdadera elegancia es discreta,
sólo pretende pasar desapercibida en su forma y ser percibida en su esencia
como lo que es, una verdad.
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Extremo ante los demás el deseo de ser elegante porque
sin los demás no soy nada, dependo de su juicio, a él me someto y fracaso aún
triunfando porque sé en el fondo de mí que en realidad os he engañado con una
falsa apariencia de mí que no soy yo sino un fingido reflejo de cómo no puedo
llegar a ser.
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Vuelvo una y otra vez a intentar ser elegante siempre,
sin darme cuenta que sólo se puede ser elegante por una única vez que dura
siempre.
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Aquí os dejo estas 6 reflexiones sobre la elegancia
para que reflexionéis sobre ellas.
17 de noviembre de 2013- José Ramón Carballo López -
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