Walker
Evans: el poeta decadentista de la fotografía
27 mayo, 2010
POR Larry Thall
En los días más oscuros posteriores al crack bursátil de 1929, Walker Evans creó una estética original, al mostrar a Estados Unidos como realmente era, y varias décadas después de su muerte su influencia permanece inconmovible
Como el archivista más elocuente de los lo ordinario,
Walker Evans puso la nada sobre el mapa. Dio a sus objetivos –restos oxidados
de coches, edificios patinados y abandonados, interiores sórdidos, anuncios,
señales de tránsito, desechos industriales, trozos de graffiti, carteles,
herramientas baratas— la convicción, y posteriormente la prueba, de que una
intuición perspicaz, inteligencia e ingenio pueden crear arte fotográfico a
partir de la estructura o el objeto más humilde.
De hecho, con excepción de las personas, Evans sólo
estuvo interesado en lo que fue fabricado por la mano del hombre. “Estoy
fascinado por la obra del hombre y por la civilización que ha construido”,
escribió en alguna ocasión. “Creo que eso es lo interesante en el mundo, lo que
hace el hombre. La naturaleza me aburre como una forma de arte… Las fotografías
de la naturaleza francamente me deprimen”.
La visión fotográfica de Evans fue reconocida en abril
de 2005, fecha que marcó el aniversario 25 de su muerte, cuando el Museo
Metropolitano de Arte de Nueva York montó la exhibición Walker Evans,
una gran retrospectiva que incluyó 175 imágenes de todos los periodos de su
carrera, abarcando, incluso, fotos a color utilizando una Polaroid AX-70 que
realizó cerca del fin de su vida. Una segunda muestra, Walker Evans Company,
había abierto en marzo de ese año en el Museo de Arte Moderno, también de Nueva
York.
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