El viernes pasado por la tarde asistí al ensayo general del ballet Romeo y Julieta en los Teatros del Canal, el estreno era a las 20:30, la representación corría a cargo del Ballet de l'Opéra National du Rhin, es curioso asistir a un ensayo general, apenas unas 30 personas en el anfiteatro, en el patio de butacas totalmente vacío solamente estaba el Director de Escena Bertrand d'At que daba alguna que otra instrucción o hacía algún comentario mientras el ensayo se iba desarrollando.
La historia de Romeo y Julieta se traspone en este montaje a la Revolución Rusa lo cual le da una dimensión nueva, muy original y que potencia con un telón de fondo de pasión revolucionaria la pasión amorosa de los dos enamorados, dos rebeliones superpuestas, la del amor y la de la revolución, la historia de un amor imposible y la historia de la revolución igualmente imposible siempre, cuyos destinos finales de cruzan en una escena final emocionante en la cual queda congelada la escena bajo una potente luz que luego se desvanece lentamente en una especie de final cinematográfico a lo Eisenstein.
La representación me pareció subyugante, muy acertada, y no sólo eso, genial, me tocó el alma esa perfecta armonía entre música, ballet, representación, escenarios, me llegó muy hondo, me impactó, emocionó, subyugó, algo que siempre tiene el efecto de producir en mí el verdadero arte, el arte con mayúsculas, los bailarines parecían marionetas del destino, como personajes de la comedia del arte, frágiles, evolucionaban en el desarrollo de un ballet que parecía manejado por los hilos del destino, bellísimo, recordaba en ocasiones el montaje a las películas de Disney con una ingenua cualidad de cuento de Andersen, delicadeza y deliciosa armonía.
Hubo un pequeño incidente entre el primer bailarín y el director de escena al comienzo del segundo acto, después de que aquél ejecutara un solo de baile durante el cual se movía como una frágil marioneta del destino de su pasión amorosa y en el que parecía elevarse y consumirse a ratos como una llama que se elevara al cielo, con una cierta debilidad y fragilidad llena de hermosa dulzura y encanto infantil, al terminar, el director de escena le recriminó y le pidió que lo repitiera, tras lo cual el primer bailarín salió algo decepcionado de escena y se negó a repetirlo según comunicó el regidor desde las bambalinas del escenario al director de escena, la representación continuó tras de una pausa y ante el asombro del resto de bailarines por la situación que se asomaban entre bambalinas sorprendidos, más adelante de la representación reapareció Romeo triunfante, espléndido, soberbio bailarín, demostrando al mundo la maestría de su arte.
Me emocionó especialmente la coreografía en la escena de la cama entre Romeo y Julieta, hay una evolución de los dos en la cual parece como si él naciera a través de ella de nuevo, naciera de nuevo al amor.
el paseante
No hay comentarios:
Publicar un comentario