lunes, 30 de abril de 2012
La película de la semana. Il portiere di notte. Liliana Cavani. 1973.
Tremenda película, muy interesante de
ver, plantea el dilema de la pasión sexual, el sadomasoquismo, el dolor
unido al placer, el amo y el esclavo, la dominación, y la aniquilación
de la víctima de la pasión amorosa, en este caso de los dos
protagonistas.
Charlotte Rampling y Dirk Bogarde, dos
actores muy de moda en las películas de autor europeas de la década de
los 70, interpretan esa pasión amorosa llevada al límite de lo
enfermizo.
Todo comenzó en un campo de
concentración, allí quedó anclado en sus memorias el recuerdo de esa
relación tan particular como las circunstancias.
Un matrimonio llega a un hotel de Viena,
han llegado a la ciudad porque el marido es director de orquesta, va a
dirigir una representación de ópera, La flauta mágica.
Perfecto, normal, todo bien hasta que
ella ve al portero de noche del hotel, su antiguo amante, ex oficial de
las SS y hoy escondido en el hotel.
¿Se puede resistir a la pasión?
¿La llamada del placer no puede ser
desoída aún a riesgo de perderlo todo?
Parece ser que sí, aún a riesgo de
perder la vida que es lo que pierden al final la pareja protagonista.
Unas magníficas interpretaciones, una
magistral dirección de Liliana Cavani, una ambientación perfecta, una
delicia de película.
Película de tesis sobre los límites del
placer y la pasión, muy freudiana.
Película imprescindible de ver en el
periodo psicoanalítico del blog en el que aún nos encontramos.
¿Logrará salir el blog del periodo
psicoanalítico alguna vez?
Me pregunto.
el paseante
La verdadera elegancia (2).
La elegancia, la verdadera elegancia, me
pregunto si soy elegante, si se me puede considerar elegante, si soy
realmente una persona elegante, y me respondo que la elegancia no es
sólo una cuestión estética sino también ética, principalmente ética, no
he conocido nunca a nadie elegante estéticamente que no lo fuera también
desde un punto de vista ético, retenemos en nuestra memoria a aquellas
personas cuyo ejemplo nos marcó por una cierta elegancia personal del
ser y del estar, es decir, lo que las constituye y cómo lo transmiten al
exterior, todo parte, no nos engañemos, desde dentro.
Quizás debamos concluir que en definitiva la elegancia no es sino la sencillez, la simplicidad, entendido esto como la ausencia de abalorios, la ausencia de adornos, la ausencia de superficialidad, la naturalidad en el ser da una naturalidad de la apariencia, el ser verdadero, el no fingimiento, la ausencia de doblez, la claridad, la franqueza, el mostrarse tal cual uno es cuando lo que uno es tiene un valor y así lo considera uno mismo, es también la elegancia, por tanto, algo relacionado con la autoestima.
No pretender ser lo que no se es y mostrarnos a los demás a través de nuestra imagen tal y como somos, seguramente sea la clave de la elegancia, siempre y cuando se lleve la elegancia en el alma.
Es pues la elegancia una categoría que transciende la apariencia, la forma, y se traslada a la esencia del ser de la cual sale su imagen, y en la cual en embrión reside lo consustancial de la persona, lo que la hace única e insustituible.
Estar seguro de uno es elegante es algo igualmente fundamental a la hora de ser reconocido como elegante.
¿Estoy seguro de ser elegante?
Creo que sí.
el paseante
Quizás debamos concluir que en definitiva la elegancia no es sino la sencillez, la simplicidad, entendido esto como la ausencia de abalorios, la ausencia de adornos, la ausencia de superficialidad, la naturalidad en el ser da una naturalidad de la apariencia, el ser verdadero, el no fingimiento, la ausencia de doblez, la claridad, la franqueza, el mostrarse tal cual uno es cuando lo que uno es tiene un valor y así lo considera uno mismo, es también la elegancia, por tanto, algo relacionado con la autoestima.
No pretender ser lo que no se es y mostrarnos a los demás a través de nuestra imagen tal y como somos, seguramente sea la clave de la elegancia, siempre y cuando se lleve la elegancia en el alma.
Es pues la elegancia una categoría que transciende la apariencia, la forma, y se traslada a la esencia del ser de la cual sale su imagen, y en la cual en embrión reside lo consustancial de la persona, lo que la hace única e insustituible.
Estar seguro de uno es elegante es algo igualmente fundamental a la hora de ser reconocido como elegante.
¿Estoy seguro de ser elegante?
Creo que sí.
el paseante
La sílfide. Contrasemblanza.
Parece una saltadora de trampolín justo
antes de lanzarse al vacío.
Perfecto equilibrio, gesto concentrado,
energía preparada, calma previa al paso decisivo.
O tal vez sea una bailarina preparada
para hacer una gran pirueta como de los ballets rusos.
Hay una quietud, una calma en perfecta
armonía previa al movimiento.
Algo va a suceder a continuación, está
claro, o tal vez no pase nada, no se sabe, en cualquier caso el momento
es mágico, es ese momento en que uno está centrado sólo en uno mismo y a
través de uno mismo está centrado en todo.
Porque en el uno está siempre el todo y
viceversa, si se sabe entender verdaderamente la vida y el mundo.
La persona no es en definitiva sino una
caricatura de la comedia del mundo, del gran ballet del universo, del
trampolín de la existencia.
Caricatura o retrato, según se mire, en
este caso esencia concentrada en el momento previo a que algo suceda,
momento eternamente congelado en una imagen, tal y como es la vida para
en hombre, en este caso para la mujer.
el paseante
jueves, 26 de abril de 2012
La lectura del fin de semana. Cien años de soledad. Gabriel García Márquez. 1967.
Creo recordar que el día que murió
Franco fue miércoles, 20 de noviembre de 1975, miércoles, creo que era
ese día de la semana, hacía un día muy frío y extremadamente lluvioso,
yo tenía 15 años, estudiaba el bachillerato, en el colegio nos dieron
tres días libres por el luto, en la televisión de casa por la mañana
pude ver en blanco y negro el mensaje de Arias Navarro, que al final
lloraba de emoción, yo tenía que comprar un libro y decidí irme a la
calle Arenal donde estaban mis tres librerías favoritas, hoy
desaparecidas las tres, la diminuta librería de Carmina Abril que era
también sala de arte, en cuya trastienda había siempre tertulia de
intelectuales en torno a la mesa camilla y donde se conseguían los
libros prohibidos de poetas españoles editados por la editorial Losada
de Buenos Aires, y donde Carmina Abril me atendía maravillada de que un
jovencito de 15 años fuera pidiéndole esos libros, la segunda librería
era la galdosiana editorial Hernando, cerca de Ópera, y digo galdosiana
no sólo por sus anaqueles y decoración decimonónica, decadente, sino
porque era la editorial de la obra de Galdós, entre otros insignes
autores, corrían aún esos tiempos en que las librerías eran también
editoriales, antes de la globalización, y la tercera librería, favorita
también, de la calle Mayor como las otras dos, era la Editorial Pueyo,
casi llegando a Sol.
Diluviaba y hacía un frío espantoso esa
mañana de noviembre, yo me fui a comprar el libro, Cien años de soledad,
con ese título tan rotundo y absoluto no se puede dejar de leer un
libro, sobre todo si se tienen 15 años, mi madre me regañó al salir
porque hacía muy mal día para irme a comprar un libro, iba a coger algo,
y total podía ir cualquier otro día, pero yo no podía esperar, aquel
libro me estaba esperando, me llamaba.
Lo compré, me lo llevé a casa como si
fuera un ave rapaz que atrapa una presa y se va a su refugio a devorarla
tranquilamente, me encerré en mi cuarto, y me lo leí de una zampada esa
misma tarde, no podía parar, era una sensación cercana al éxtasis, como
si inhalara algún potente narcótico.
El arte, el verdadero arte, el poder
radical del pensamiento, la creatividad, las ideas, el poder
transformador de la inteligencia, la sensibilidad.
Siempre el arte.
Es una experiencia única poder leer este
libro por primera vez.
Conservo como una de las más preciadas
joyas de mi biblioteca de juventud aquella edición de Plaza & Janés.
El placer de la lectura, el mayor placer
que un hombre pueda sentir, verse reflejado en el pensamiento de otro
hombre, como en un juego de espejos fascinante y enriquecedor.
Aquel libro, muy caro para mí, lo compré
con los ahorros de la pequeña asignación que me daban en casa para
gastos, qué tiernos recuerdos de juventud.
Para ser justos diré que me daban dos
asignaciones, una mi padre y otra mi abuela, la más cuantiosa era la de
mi abuela, todo hay que decirlo, y luego mi madre de vez en cuando,
llorándola, me daba algo para algún gasto extra.
Imaginaros que yo era tan ahorrador que
cuando empecé a trabajar a los 25 años tenía 300.000 pesetas ahorradas
en la libreta de la Caja de Ahorros, todo un dinero para la época.
Me he ido por las ramas otra vez, bueno,
lo dicho, si alguien aún no ha leído Cien años de soledad que no deje
de hacerlo, es como la Biblia o el Quijote, imprescindible.
el paseante
'Mi 'gaviota' cuenta la
historia de la primera familia
disfuncional'
Jose Luis
Romo | Madrid
Actualizado miércoles
25/04/2012 10:26 horas – EL MUNDO
En 2001,
Rubén Ochandiano (Madrid, 1980) presenció un montaje de 'La gaviota'
protagonizado por Meryl Streep, Natalie Portman y Phillip Seymour
Hoffman en el
que acabó de entender el mítico texto de Chéjov. Un libreto que le ha
obsesionado desde sus tiempos en la escuela hasta que el pasado año el
actor de
'Los abrazos rotos' o 'Flores de otro mundo' hizo su propia versión en
el
'hall' del Teatro Lara dirigiendo a un grupo de amigos en el que se
encuentran
nombres tan populares como Toni Acosta ('Mi hermana casi') o Javier
Albalá.
Gracias a su éxito de crítica, esta rompedora función aterriza un año
después
en el Galileo y promete volar igual de alto.
¿Cómo se
siente al haber pasado de un recinto con poco más de una veintena de
butacas a
uno de 400?
Madre mía...
La mayor parte del tiempo no soy consciente de ello. Ha sido tanto
trabajo,
durante tanto tiempo... Hace un año que estrenamos el espectáculo en el
Lara,
éramos un grupo de gente trabajando gratis, por fe y por amor al
espectáculo,
porque tanta gente no iba a entrar en ingresos. Encontramos financiación
para
la escenografía y las altas en la Seguridad Social y ya. Sin embargo, el
feedback fue tan bueno que nos dio gasolina para seguir. Ahora estamos
aquí y
me siento abrumado, pero disfrutando igual.
¿Es consciente
de que 'La función por hacer' recorrió un viaje similar?
Me lo han
dicho mucho. Ojalá nos vaya igual de bien...
¿Cómo ha
cambiado el montaje en este nuevo recinto?
La esencia
sigue igual, aunque sea difícil repetir la magia del Lara, que era como
una
caja de bombones, muy íntimo. El cambio de sala nos ha permitido
descomprimir
el montaje y darle aire. Mantenemos esa cosa pirandelliana, metateatral,
de que
no queda claro si es una compañía ensayando a Chéjov o son los propios
personajes de Chéjov. Los actores siguen sentándose sobre el público,
trepando
por las escaleras... Para mí, ésta es 'La Gaviota' 2.0, como su hermana
mayor,
pero mejorada.
¿Cuál es su
lectura del clásico?
Creo que
cuenta la historia de la primera familia disfuncional. Son personajes
que se
unen desde el ala rota, desde la tara. Hablamos de cuántas generaciones
puede
durar un abuso, ya no sólo genealógicamente, también psicológicamente.
Además,
se habla del amor, la vocación y el arte.
¿Por qué se
ha convertido en director?
Mi vocación
no es de director, yo soy actor. Lo que pasa es que me gusta todo lo que
tiene
que ver con contar historias, me gusta elegir la música, el vestuario,
escribir... Ahora he descubierto que me fascina dirigir.
¿No quiso
reservarse un papel?
No, ni
hablar. No lo hubiera disfrutado.
Le han
dirigido Almodóvar, González Iñárritu o Calixto Bieito, ¿de quién ha
aprendido
más como director?
He aprendido
de todos. Creo que del que más, de Daniel Veronese. Aunque no me haya
dirigido
nunca, fui a muchos de sus ensayos cuando viví en Argentina. Todos mis
realizadores me han influido como actor, pero como director aplico
básicamente
lo que he aprendido en la vida: amando, sufriendo, en mis terapias...
Ellos me
han enseñado sobre todo a leer un guión, analizar un texto y hacerlo
mío.
'La Gaviota' | Teatro Galileo (Galileo, 39) |
Director: Rubén Ochandiano | Intérpretes: Toni Acosta, Javier Albalá,
Javier
Pereira, Silma López, Julio Vélez y Joaquín Gómez | En cartel hasta el
10 de
junio.
miércoles, 25 de abril de 2012
Philip Glass
es, posiblemente, el compositor de música clásica vivo más conocido por
el
ciudadano medio. La música de este compositor se usó en las bandas
sonoras
de películas tan celebradas como “El Show de Truman” o “Las Horas” y en
muchas
más no tan conocidas ( Naqoyqatsi, The Secret Agent, Candyman ,
Powaqqatsi, Koyaanisqatsi ).
Nació en Baltimore, EE.UU, en 1937, y estudió entre
otros con Darius Milhaud. Posteriormente, insatisfecho con muchas de las
que
se consideraban músicas modernas, viajó a Europa y estudió con Nadia
Boulanger, así como con Ravi Shankar.
Philip Glass alcanzó su fama de compositor moderno con un
auténtico zapatazo en la escena internacional: La ópera 'Einsten on
the Beach'. La ópera, a pesar de durar 5 horas ininterrumpidas, no tener
argumento, usar un texto que consiste en variaciones de palabras
sin sentido, y ser prácticamente irrepresentable, fue un rotundo éxito.
Pero Cuando Philip Glass y Robert Wilson (el
escenógrafo) decidieron unirse, allá por 1970, para crear la obra que
acabó con
los últimos tabús que le quedaban a la música clásica, Philip Glass era
ya
un compositor acabado. Su estilo musical produjo rechazo desde el
principio. Así, tuvo que trabajar como taxista y fontanero para
subsistir. Por
aquel entonces formó un grupo que tocaba sus extrañas composiciones
minimalistas. Ya los instrumentos que utilizaban (instrumentos de viento
y
sintetizadores) resultaban llamativos. Las mismas notas, repetidas una y
otra vez, con pequeñas y sutiles variaciones. Sus conciertos se
celebraban en
los lugares más extraños, conciertos gratuitos o por los que se pedía
una
aportación voluntaria. El público nunca superaba las cincuenta personas y
era frecuente que la mayoría se marchara antes de terminar. Aún así,
consiguió
erigirse como “grupo de culto” para algunos seguidores.
El hecho es que a partir del éxito de
'Einstein on the Beach', Philip Glass dejó de ser un compositor de culto
para
ser un compositor de masas, que ha estrenado con éxito más de 20 óperas
(cierto es que con un estilo mucho más 'suavizado'), pero también ha
compuesto sin ningún rubor canciones pop y música con instrumentos
electrónicos. Porque quizá la gran aportación que Philip Glass ha hecho a
la música es la de afianzar en la escena internacional el hasta entonces
vituperado 'crossover', esto es, la fusión entre la música culta y la
popular (especialmente, en este caso, la música pop), difuminando los
límites
entre una y otra hasta el punto de basar dos de sus sinfonías...en
discos
de David Bowie!
PHILIP GLASS
(1937...)
1
1964 Sexteto de Metales - Himno
2
1966 Cuarteto de Cuerdas nº1 - Parte 1
- Comienzo
3
1968 'Cómo Ahora' para el Philip Glass Ensemble - Comienzo
4
1970 Música para Voces - Comienzo
5
1974 Música en 12 Partes (para el
Philip Glass Ensemble)
Parte 5 - Final
6
1976 'Einstein en la Playa' (Ópera)
(para el Philip Glass Ensemble) - 1ª Articulación
7
1978 'Vals del Amor Moderno' para
Piano
8
1980 'Resistencia Pacífica (Satyagraha)' (Ópera)
La Granja de Tolstoi
9
1982 Música para el film 'Koyaanisqatsi' - Paisaje Celeste
10 1984
'El Junípero' (Ópera) - Acto 1 - Prólogo - 2ª
Sección
11 1985
Cuarteto de Cuerdas nº3 (Adaptado
de la música para
el
film 'Mishima') - 1962:Culturismo
12 1987
Música para el film 'Powaqqatsi' - Sierra
Pelada
13 1988
'Wichita Vortex Sutra ' para
Piano - 1ª Seccion
14 1990
'Gramola de Hidrógeno' (Ópera
de Cámara) - A P.O.
15 1993
'En la Casa de Verano' (Música
para la Obra
Teatral)
Molly es una Soñadora
16 1995
Sinfonía nº3 (para Orquesta de Cuerdas) - Movimiento
1º
17 1997
Música para el Film 'Bent' - Calles de Berlín
18 1999
Sinfonía nº5 - Compasión - Sección central
19 2001
Concierto para Chelo – Movimiento 1 - 1ª Sección
20 2002
Concierto para Clavecín - Movimiento 2
- 2ª Sección
21 2005
Sinfonía nº7 'Tolteca' - El Ciervo Azul
- Sección central
22 2007
'El Libro de la Nostalgia' (Canciones
basadas en
poemas de
Leonard Cohen) - Disfruté las Carcajadas
23 2009
'Kepler' (Ópera) - Gryphius 1 - Hacia
la Noche
Penúltima Sección
Ismael Marinero | Madrid
Actualizado lunes
23/04/2012 10:23 horas – EL MUNDO
1) Prodigio
minimalista
Philip
Morris Glass (Baltimore, EEUU, 1937) es uno de los más prolíficos y
reputados
compositores contemporáneos. Comenzó su trayectoria musical con un
violín entre
las manos a los seis años. La maestría con la flauta a los ocho, y el
piano, a
los 15, fueron sus siguientes pasos y, poco tiempo después, mientras se
licenciaba en Filosofía y Matemáticas en Chicago, comenzó a componer
tanto
piezas clásicas como dodecafónicas, hasta que dio con la tecla que le
concedió
su propia voz: el minimalismo, basado en la repetición de hipnóticas
estructuras rítmicas y armónicas.
2) De París a la
India
A principios
de los años 60 se mudó a París para estudiar bajo la tutela de Nadia
Boulanger.
Fue entonces cuando conoció al músico indio Ravi Shankar, mucho antes de
que
The Beatles supieran quién era ese sabio que llevaría el sítar a los
altares
del pop. Tras colaborar con Shankar, viajar a la India y al norte de
África y convertirse
al budismo tibetano, Glass introdujo en su música estas exóticas
influencias y
renunció a sus composiciones anteriores.
3) Un taxista en la
ópera
Mientras se
ganaba la vida como taxista y fontanero (la música todavía no le daba de
comer), se granjeó la amistad de gente como el poeta Allen Ginsberg,
David
Bowie, Lou Reed y John Cage. En 1974 fundó el Philip Glass Ensemble, un
grupo
de cámara con siete integrantes basado en instrumentos de viento-madera
amplificados, teclados, sintetizadores y una única soprano. Su primer
gran
trabajo y, sobre todo, el reconocimiento de la crítica, llegó en 1976
con la
ópera 'Einstein On The Beach'.
4) Prolífico y
cinematográfico
A lo largo
de los últimos 40 años ha compuesto 20 óperas, nueve sinfonías, varios
conciertos
para violín y piano... Pero son las bandas sonoras de películas las que
le han
otorgado una popularidad insólita para un compositor clásico en pleno
siglo XX:
Godffrey Reggio y su documental 'Koyaanisqatsi' le abrieron de par en
par las
puertas de Hollywood. Ha estado tres veces nominado al Oscar gracias a
las
partituras de 'Kundun', 'Las Horas' y 'Diario de un escándalo' y sigue
aportando su maestría en cortos y largometrajes de todo pelaje y
nacionalidad
imaginables.
5) 'Flashback'
El
esperadísimo concierto del día 25 en Madrid, con las entradas agotadas
desde
hace meses, será una retrospectiva del trabajo llevado a cabo por el
Philip
Glass Ensemble durante los últimos 40 años, desde su primera ópera,
'Música en
12 partes', hasta 'Glassworks', su álbum más célebre, pasando por
fragmentos de
algunas de sus mejores bandas sonoras, como la propia 'Koyaanisqatsi' o
'El
Show de Truman'.
Philip Glass
Ensemble | miércoles
25, a las 19.30 h. | Auditorio Nacional de Música (Príncipe de Vergara,
146) |
Entradas agotadas | www.philipglass.com
Red spring forest. Pintura y poema.
Red spring forest. Oil on canvas. José Ramón Carballo. Abril 2012. |
Red spring forest
Copas de árboles como humo de trenes
Troncos de árbol como chimeneas de tren
Luz, dulces pétalos de luz, cayendo desde el cielo
Atravesando el suave oleaje ondulante de las hojas
Como una marea imperceptible de suave viento
Sube hasta mí la tenue humedad del día
Por entre una neblina opaca que se desvanece
Crece la mañana, se eleva el sol, triunfa la luz
Y del bosque rojo de la primavera emerge al aire
Se deja ver en todos sus colores, como un nacarado esmalte multicolor
La canción de amor de la belleza
Y refulgen en ella todas las penumbras y todas las iridiscencias
Canta el mirlo su dulce canción de amor
Sus notas flotan por entre la floresta punteando la tarde con su canción
Improvisada canción que habla a mi alma entera
Y la hace estremecerse de emoción
¿Cantas para mí tu dulzura?
¿Suena para mí tu canción?
Responde dulce pájaro de amor
Y la tarde anochecida ya va perdiendo sus colores
Mientras el murmullo del río se va llevando mi alma lejos
Lejos del armonioso trinar
Lejos de los apagados colores
Lejos de la vida
José Ramón Carballo
21-abril-2012
martes, 24 de abril de 2012
El cuadro de la semana. El baile. Fernando Botero.
Qué graciosos los gordos de Botero, son ya un clásico de la imaginería
moderna, todos los personajes de sus cuadros son siempre gordos,
personajes de una sociedad opulenta, sobrealimentada, ahora que estamos
en una crisis económica tan tremenda parece raro verles tan bien
nutridos, orondos, felices, satisfechos de sí mismos, además hacen de
todo, todo tipo de actividades, no paran los gordos de Botero, son
incansables, pese a su obesidad son muy activos, no se privan de nada,
guapos no son, y elegantes tampoco, resultan arquetípicos pero no
bellos.
La belleza se desprende más bien de la composición de las pinturas, el
colorido, las formas, la armonía, el movimiento que Botero da a sus
figuras, muy natural, muy real, porque los gordos tienen unos
movimientos especiales, más que moverse parece siempre como si
estuvieran rodando, como rodillos.
Parece que luchan entre ellos, su presencia impone, intimida, hasta
cuando bailan parece que estuvieran combatiendo.
Geniales los gordos de Botero, y no sólo en los cuadros, también en las
esculturas, monumentales, ciclópeas, imponentes, presentes en las
grandes ciudades del mundo, puedes encontrarte un gordo de Botero en
cualquier gran avenida de cualquier megalopolis.
Transmiten fuerza, vida, energía, optimismo, vitalidad.
Lo provinciano, lo pueblerino, el tipismo, lo cotidiano, lo doméstico,
lo íntimo, lo vulgar, elevado a categoría, sublimado, universalizado,
Botero ha llevado Colombia a cualquier rincón del mundo y ha dejado
grabado en nuestra retina posmoderna el sello de su tierna dulzura de
gordos que quieren vivir como los demás, disfrutar de la vida,
enamorarse, bailar, ir a todas partes y hacer de todo.
Me recuerdan a Macondo, a García Márquez, colombiano también, todos
estos gordos parecen salidos de la aldea de Cien años de soledad, del
Macondo ancestral, imperturbable, parado en el tiempo, mágico y
sorprendente.
Botero y García Márquez han sacado Colombia al mundo y la han paseado,
el mejor marketing, el del arte, el verdadero arte, perdurable e
inagotable la cultura es el mejor pasaporte de un país y de sus
ciudadanos a la hora de abrirse camino fuera.
Además, todo hay que decirlo, estos gordos son muy decorativos, en
cualquier rincón de la sala de estar quedan bien, no sentados en el
sofá, claro, que te lo revientan, sino colgados en la pared dentro de un
marco.
Confieso sentir algo de complejo ante estos gordos tan activos, nunca
podré ser como ellos.
I love you Botero.
el paseante
Un sueño... (caso práctico) - 3.
Mi terapeuta me ha felicitado por la interpretación del sueño, coincide
con mis planteamientos pero añade que el caos del almacén de muebles
donde se desarrolla el sueño es una traslación onírica, ella lo denomina
así, del caos que me encontré cuando llegué a ese nuevo trabajo, caos
que me fue encomendado poner fin, además añade que más que relacionado
con Macbeth, ve el sueño relacionado con la leyenda de Salomé y la
cabeza del Bautista, es decir, igual que Herodías fue chantajeado
sentimentalmente por Salomé, yo fui chantajeado sentimentalmente por mi
amigo para que le cortara la cabeza a mi amiga, es decir, la cesara.
Mi terapeuta lo vió claro desde el principio todo, yo he tardado más de
tres años en verlo claro, y sólo he sido capaz de reconocer qué pasó
realmente gracias a la interpretación del sueño.
Según mi terapeuta tenía una resistencia interna inamovible que ella
detectó desde el primer momento para poder analizar la realidad de lo
sucedido, y esta resistencia tenía su origen en el ego, es decir, no
quería reconocer que fui engañado, utilizado y manipulado, que fui
víctima, fui débil y caí en la trampa, no quería sufrir la humillación
de tener que reconocérmelo.
Una vez que el ego ha sido capaz de reconocer la realidad, el problema,
que permanecía enquistado en mi subconsciente, se ha resuelto, y
difícilmente volverá a sucederme algo igual según ella, porque la
lección ha sido "autoaprendida".
De ahí el inmenso poder sanador de la interpretación de los sueños.
Mi terapeuta añade para terminar en tono de broma que procure no volver a
tomar decisiones con la bragueta y que ya lo dice el refrán, "donde
tengas la olla no metas la..."
el paseante
La película de la semana. Julia. Fred Zinnermann. 1977.
Vanessa Redgrave, Jane Fonda, Jason Robards, Maximilian Shell.
La amistad entre dos mujeres a lo largo del tiempo en la Europa invadida
por los nazis.
Dos inmortales del cine frente a frente, Redgrave y Fonda.
Y un tren que silba y echa humo cruzando la Europa asolada por el terror
y la represión de los nazis.
La intelectual y atractiva Redgrave y la bellísima Fonda que es como un
hada.
El compromiso frente a la ingenuidad.
La valentía frente a la belleza.
El inconformismo frente a la resignación.
Frente a frente la historia de dos personajes basados en una historia
real.
Y de fondo un tren que cruza Europa, la vieja Europa que gime bajo el
peso de la barbarie.
Julia, Julia, Julia...
La historia de una amistad en un flashback inolvidable.
Recomendable, muy recomendable.
Basada en la novela Pentimento de Lillian Hellman de 1964.
Muy de actualidad ahora en Madrid esta escritora norteamericana de origen judío por ser la autora de The little foxes, obra de teatro que llevara al cine William Wyler e interpretara Bette Davies, y que en la actualidad se representa en el Teatro María Guerrero dirigida por Gerardo Vera e interpretada por Nuria Espert.
Lillian Helman, se retrata autobiográficamente en Pentimento, en su militancia izquierdista y en su relación con el escritor de novela policíaca Dashiell Hammet, autor que inspiraría con sus novelas algunas de las mejores películas de cine negro americano.
La película tiene un profundo poso literario y es retrato de la época en la que los intelectuales tomaban partido a favor de una sociedad más justa, en contra de los totalitarismos y a favor de la libertad de expresión.
Época de compromisos ideológicos, ideologías, integridades insobornables, de lucha, época ya histórica que nada tiene que ver con este presente que gobiernan "los mercados".
Ésa es la única ideología que hoy manda y el único debate intelectual que hay hoy, los mercados.
No dejéis de verla, es una obra de arte, para paladear lentamente y saborear el delicado regusto a vieja Europa que deja en el paladar.
Ésa Europa que hoy ya no es sino sombra de un pasado prácticamente olvidado.
"Pentimento" es el arrepentimiento del pintor que pinta un cuadro sobre otro, y con el tiempo se descubre el que hay debajo.
Así Lilliam, la protagonista, va descubriendo la verdad que hay detrás de la apariencia de la vida de su amiga Julia.
Un canto a la amistad, a la verdadera amistad a través del tiempo y el espacio.
el paseante
La historia de una amistad en un flashback inolvidable.
Recomendable, muy recomendable.
Basada en la novela Pentimento de Lillian Hellman de 1964.
Muy de actualidad ahora en Madrid esta escritora norteamericana de origen judío por ser la autora de The little foxes, obra de teatro que llevara al cine William Wyler e interpretara Bette Davies, y que en la actualidad se representa en el Teatro María Guerrero dirigida por Gerardo Vera e interpretada por Nuria Espert.
Lillian Helman, se retrata autobiográficamente en Pentimento, en su militancia izquierdista y en su relación con el escritor de novela policíaca Dashiell Hammet, autor que inspiraría con sus novelas algunas de las mejores películas de cine negro americano.
La película tiene un profundo poso literario y es retrato de la época en la que los intelectuales tomaban partido a favor de una sociedad más justa, en contra de los totalitarismos y a favor de la libertad de expresión.
Época de compromisos ideológicos, ideologías, integridades insobornables, de lucha, época ya histórica que nada tiene que ver con este presente que gobiernan "los mercados".
Ésa es la única ideología que hoy manda y el único debate intelectual que hay hoy, los mercados.
No dejéis de verla, es una obra de arte, para paladear lentamente y saborear el delicado regusto a vieja Europa que deja en el paladar.
Ésa Europa que hoy ya no es sino sombra de un pasado prácticamente olvidado.
"Pentimento" es el arrepentimiento del pintor que pinta un cuadro sobre otro, y con el tiempo se descubre el que hay debajo.
Así Lilliam, la protagonista, va descubriendo la verdad que hay detrás de la apariencia de la vida de su amiga Julia.
Un canto a la amistad, a la verdadera amistad a través del tiempo y el espacio.
el paseante
lunes, 23 de abril de 2012
Menú de guerra. Garbanzos con ensalada.
La crisis tiene estas cosas, menú de guerra el
sábado en la comida, garbanzos con ensalada, acompañados con cava Vall
de'Lluna, menudo cava!!!!!!, a 1,75 euros en Eroski, el presupuesto no
da para más, uno tiene sus gustos pero poco dinero, y es que ya me han
bajado el sueldo tres veces, tres veces!!!!!!
El
cava Vall de'Lluna está bastante bien, además es de Sant Saduní
d'Anoia.
Os lo recomiendo.
Y los garbanzos con ensalada son mi plato favorito, dieta
mediterránea, sana y saludable, muy recomendable también, sobre todo si
los garbanzos son del cocido de mamá.
Abrazos,
el paseante
Los comienzos de la automoción en España.
Mi padre tuvo uno igual en los años 60, bueno,
exactamente igual no, el nuestro era verde, un verde oscuro muy
bonito...
De vez en cuando había que parar para echarle agua porque se calentaba.
Madrid directo, domingo por la mañana paseando a Lobi por los arrabales de Madrid, un señor reparaba el motor de un Seat Seiscientos, quedé asombrado de ver semejante maravilla mecánica en perfecto estado de conservación, le pedí permiso para hacer una foto, dicho y hecho, muchas gracias.
Testimonio gráfico de primera mano. En exclusiva.
El coche es de coleccionista, impecable, se pueden comer sopas en el motor, y qué bonito, parece como una máquina de coser, el Seiscientos tiene un motor como de máquina de coser, y suena a máquina de coser, siempre que he conducido uno me parecía que iba por la carretera con la aguja enhebrada pespunteando el asfalto.
Singer, parece una máquina de coser Singer, de las antiguas.
Yo viajaba de niño en el Seiscientos de mi padre, nos íbamos por ejemplo hasta Sevilla en pleno verano, como si tal cosa, ni aire acondicionado, ni reposacabezas, ni cinturones de seguridad, nada de nada, ni airbag, por supuesto, a pelo, era como ir pedaleando, mucho calor, se pasaba mucho calor, pero yo me quedaba dormido nada más subir, en aquel viaje a Sevilla vino mi abuela con nosotros, eso era garantía de quedarme dormido a la primera, le pedía a mi abuela si me dejaba apoyar la cabeza en su regazo, el mejor reposacabezas, y me quedaba frito, me desperté ya en Sevilla, ni me enteré del viaje y llegué superdescansado, como una rosa.
Esos fueron tiempos gloriosos de los inicios de la automoción en España que yo viví como testigo de excepción.
Mi padre antes del Seiscientos, de soltero, tuvo moto, primero una Lube, "la Lube como ninguna, pregunte a quién tenga una", made in Baracaldo, y después ya de novio de mi madre, se compró una Vespa, con la Lube se fue de viaje hasta Francia y sin luces, que se le fundieron, todo el viaje de noche a oscuras, heroico, y con la Vespa una vez mi madre se le cayó en una curva por Madrid, debió tomarla muy cerrada, lo malo es que mi madre estaba ya embarazada de mí, bueno, pues yo me caí también de la Vespa, así he salido, medio tonto, según dice siempre mi padre.
Mi tío tenía otra Vespa, cuando fue a presentar a mi tía al Pueblo, en la provincia de Jaén, de vuelta, en una cuesta abajo infinita, se dio cuenta de que había perdido los frenos, mi tía le decía: Pedro no hace falta que corras tanto. Él no decía nada por no asustarla pero iba rezando, nada más presentar a la novia a la familia y todo se iba a ir al traste, qué pena...
Afortunadamente la cuesta abajo terminó y comenzó la cuesta arriba, a la mitad de la subida la moto se detuvo, y mi tía le dice: tanto correr y ahora paras, no te comprendo...
Cosas de la automoción en aquellos años.
Mi padre después del Seiscientos tuvo un Seat 124, eso ya era todo un lujo, llevaba cinturones de seguridad, pero sólo en los asientos delanteros.
Después un Seat 1430-1800 sport, con asientos de terciopelo, reposacabezas, el cambio de marchas mejor que nunca he manejado, y el motor Fiat potente como un Pegaso, toda una "machina" como dicen los italianos. Deus ex machina.
Bueno, pues luego los coches dejaron de llevar cromados y ése fue el fin de la automoción de prestigio, el plástico acabó con el señorío de aquellos primeros vehículos de los tiempos heroicos de la automoción.
Mi mecánico siempre dice que la automoción debería haberse quedado parada en el Seiscientos, era suficiente, buena mecánica, velocidad moderada, poco consumo, bajo mantenimiento.
Mi mecánico es un poco mayor, bueno, de hecho ya se ha jubilado y no sé donde llevar el coche, no me fío, ya no hay mecánicos como él.
Una pena.
el paseante
De vez en cuando había que parar para echarle agua porque se calentaba.
Madrid directo, domingo por la mañana paseando a Lobi por los arrabales de Madrid, un señor reparaba el motor de un Seat Seiscientos, quedé asombrado de ver semejante maravilla mecánica en perfecto estado de conservación, le pedí permiso para hacer una foto, dicho y hecho, muchas gracias.
Testimonio gráfico de primera mano. En exclusiva.
El coche es de coleccionista, impecable, se pueden comer sopas en el motor, y qué bonito, parece como una máquina de coser, el Seiscientos tiene un motor como de máquina de coser, y suena a máquina de coser, siempre que he conducido uno me parecía que iba por la carretera con la aguja enhebrada pespunteando el asfalto.
Singer, parece una máquina de coser Singer, de las antiguas.
Yo viajaba de niño en el Seiscientos de mi padre, nos íbamos por ejemplo hasta Sevilla en pleno verano, como si tal cosa, ni aire acondicionado, ni reposacabezas, ni cinturones de seguridad, nada de nada, ni airbag, por supuesto, a pelo, era como ir pedaleando, mucho calor, se pasaba mucho calor, pero yo me quedaba dormido nada más subir, en aquel viaje a Sevilla vino mi abuela con nosotros, eso era garantía de quedarme dormido a la primera, le pedía a mi abuela si me dejaba apoyar la cabeza en su regazo, el mejor reposacabezas, y me quedaba frito, me desperté ya en Sevilla, ni me enteré del viaje y llegué superdescansado, como una rosa.
Esos fueron tiempos gloriosos de los inicios de la automoción en España que yo viví como testigo de excepción.
Mi padre antes del Seiscientos, de soltero, tuvo moto, primero una Lube, "la Lube como ninguna, pregunte a quién tenga una", made in Baracaldo, y después ya de novio de mi madre, se compró una Vespa, con la Lube se fue de viaje hasta Francia y sin luces, que se le fundieron, todo el viaje de noche a oscuras, heroico, y con la Vespa una vez mi madre se le cayó en una curva por Madrid, debió tomarla muy cerrada, lo malo es que mi madre estaba ya embarazada de mí, bueno, pues yo me caí también de la Vespa, así he salido, medio tonto, según dice siempre mi padre.
Mi tío tenía otra Vespa, cuando fue a presentar a mi tía al Pueblo, en la provincia de Jaén, de vuelta, en una cuesta abajo infinita, se dio cuenta de que había perdido los frenos, mi tía le decía: Pedro no hace falta que corras tanto. Él no decía nada por no asustarla pero iba rezando, nada más presentar a la novia a la familia y todo se iba a ir al traste, qué pena...
Afortunadamente la cuesta abajo terminó y comenzó la cuesta arriba, a la mitad de la subida la moto se detuvo, y mi tía le dice: tanto correr y ahora paras, no te comprendo...
Cosas de la automoción en aquellos años.
Mi padre después del Seiscientos tuvo un Seat 124, eso ya era todo un lujo, llevaba cinturones de seguridad, pero sólo en los asientos delanteros.
Después un Seat 1430-1800 sport, con asientos de terciopelo, reposacabezas, el cambio de marchas mejor que nunca he manejado, y el motor Fiat potente como un Pegaso, toda una "machina" como dicen los italianos. Deus ex machina.
Bueno, pues luego los coches dejaron de llevar cromados y ése fue el fin de la automoción de prestigio, el plástico acabó con el señorío de aquellos primeros vehículos de los tiempos heroicos de la automoción.
Mi mecánico siempre dice que la automoción debería haberse quedado parada en el Seiscientos, era suficiente, buena mecánica, velocidad moderada, poco consumo, bajo mantenimiento.
Mi mecánico es un poco mayor, bueno, de hecho ya se ha jubilado y no sé donde llevar el coche, no me fío, ya no hay mecánicos como él.
Una pena.
el paseante
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