lunes, 20 de enero de 2014

Yo no soy bruja (10).




A veces pienso que podría convertirme en una políglota de la noche a la mañana, y presentarme ante las reuniones de países de Naciones Unidas y lograr una Paz Mundial inesperada. Es un deseo muy profundo que tengo, y no de los que dicen las que resultan elegidas Reinas de Belleza,  lo que yo, y a causa de la obviedad, jamás sería. ¿Tendré que hacer algo así para hacerme notar? ¿O soy  Ms. Cellophane, como aquella canción tan bonita de la comedia musical Chicago? Otras veces se me ocurre que me despierto con habilidades para algún deporte masculino y que me visto de varón, y que milagrosamente soy citada para apoyar a un equipo de fútbol, que justamente necesita de alguien como yo. Y allí voy, y cuando todo el estadio me silbaba, e insultaba al técnico, yo empiezo a convertir goles, a jugar como una (“un” en realidad) profesional de trayectoria y experiencia. Y regreso a casa, y mi familia me espera anonadada pero feliz, orgullosa, porque son los únicos que me reconocieron en el partido. Luego tengo que afrontar la prensa, pero siempre vestida de varón.
Eso sí, cuando me preguntan (en mis pensamientos) cómo logré la Paz Mundial o ganar u campeonato deportivo, yo contesto según quién me escuche, tal cual nos los indicó el Señor, que todo se debe a que soy una bruja, o que Dios mandó al Espíritu Santo para que derrame todos sus dones en mi alma.
Las hechicerías son divertidas, sobre todo el protocolo que hay que seguir para cada pedido. Si es una cuestión de amor, se usan unos ungüentos que se pasan sobre la foto del ser amado, para que se lubrique su pensamiento, su corazón, su alma y su espíritu. Con ello se intenta que vea cómo tiene al frente de las narices a la persona que más le quiere y viceversa. Si es una cuestión laboral, se invoca a San Cayetano, que en 1671 fue proclamado santo por el papa Clemente X y que se le conoce como Santo de la Providencia y Patrono del pan y del trabajo, que no sólo está para los que buscan trabajo, sino también para mejorar las condiciones laborales. A él también le llegó la Rerum Novarum  (primera y gran encíclica social del año 1.891) y no le queda otra que ayornarse. Muchas condiciones laborales cambiarían si nos dejaran actuar a las brujas con la protección de San Cayetado y la Rerum Novarum + la Cuadragésimo Anno, que tuvo que salir 40 años después, pues todavía había gente que mandaba a otra gente, o que tenía empleados a los que sometía física o espiritualmente. Si es un asunto económico, se reza mucho pensando en los amigos y amigas del que tiene el problema, para que sus bolsillos de ablanden y sean generosos en la ocasión.
Como ven son actos inofensivos, pero que alguien los tiene que hacer, sumamente efectivos ya que están basados en la fe que nos tienen. De algún modo se hace un trencito entre el que nos pide algo y lo que nosotros pedimos al Señor. Siempre cruzamos los dedos para que no ocurra algo como el famoso “teléfono descompuesto”. ¡Qué le cuesta a cada uno pedir por lo que necesita, que es más directo y certero! Que si lo necesita de verdad, seguro le llegará. BC (de Bruja Comprometida).

(continuará)

Bety

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