martes, 17 de julio de 2012
El cuadro de la semana. Mujer solitaria. Edward Hopper.
Está sola, sí, seguro, está sola y
pensativa, triste, replegada en sí misma, elegantemente vestida, tomando
un café, de espaldas a la cristalera, de espaldas a la calle, de
espaldas al mundo, parece que es invierno por la vestimenta, el radiador
parece irradiar calor, la luz artificial resulta cálida, protectora,
acogedora, tal vez la superficie de la mesa sea de mármol, puede ser, la
silla se ve antigua, como algo anterior a la época que el cuadro
representa, por el ventanal no se divisa nada, no se distingue nada,
todo es oscuridad, sombras, un mundo a oscuras, desconocido, hostil tal
vez, misterioso, un mundo que espera, que está esperando detrás de la
cristalera como un abismo insondable, un precipicio que nos llama, del
cual no podemos escapar, se trata sólo de un pequeño paréntesis delante
de una taza de café, un paréntesis momentáneo en la travesía de la vida,
en sus afanes, sus luchas, sus ilusiones, sus fracasos.
La mujer resulta atractiva, bien vestida, con cierto glamour, las piernas se ven bonitas, brillan ligeramente las medias sobre las piernas, el cuello y las mangas de piel del abrigo dan un toque especial a la figura, la realzan, la cierran sobre sí misma, es como si la figura quedara subrayada por la piel que remata el abrigo, y el verde del abrigo, verde veronés, muy apropiado también, le da una nota de color y de distinción a la vez.
Sobre la cristalera se reflejan las luces del techo, se pierden en el infinito de la oscuridad de la noche, o de la tarde tal vez, en invierno anochece tan temprano...
En todo caso no hay luz de sol, no hay sol, está ausente, la luz es artificial, pocos pintores han pintado la luz eléctrica, ahora mismo recuerdo sólo a Hopper, para un pintor la luz del amanecer, de la mañana, del atardecer, del ocaso, es como un delirio, el juego de la luz del sol en sus diferentes momentos del día iluminando el cielo, las cosas, la vida, los paisajes, las personas.
Hopper pinta todos sus cuadros con una especie de luz eléctrica, hasta la luz del sol parece eléctrica en sus cuadros, es decir, artificial.
Parece decirnos que bajo esa luz no cabe escapatoria, que es un artificio también, que estamos apresados en ese cuartucho iluminado por una bombilla que cuelga del techo que es el mundo para él, nada de belleza, de esplendor, de felicidad, de plenitud, sólo una desarmonía, una estridencia, externa e interna, toda volcada al exterior en la representación pictórica.
Os lo digo siempre y os lo repito ahora, dentro de un cuadro de Hopper nunca se puede ser feliz, y a esta pobre infeliz que aparece en el cuadro le vuelvo a decir lo mismo, sal de ahí cuanto antes y no vuelvas a meterte en un cuadro de Hopper, es una trampa, la trampa de la infelicidad, la insatisfacción, el desconsuelo.
el paseante
La mujer resulta atractiva, bien vestida, con cierto glamour, las piernas se ven bonitas, brillan ligeramente las medias sobre las piernas, el cuello y las mangas de piel del abrigo dan un toque especial a la figura, la realzan, la cierran sobre sí misma, es como si la figura quedara subrayada por la piel que remata el abrigo, y el verde del abrigo, verde veronés, muy apropiado también, le da una nota de color y de distinción a la vez.
Sobre la cristalera se reflejan las luces del techo, se pierden en el infinito de la oscuridad de la noche, o de la tarde tal vez, en invierno anochece tan temprano...
En todo caso no hay luz de sol, no hay sol, está ausente, la luz es artificial, pocos pintores han pintado la luz eléctrica, ahora mismo recuerdo sólo a Hopper, para un pintor la luz del amanecer, de la mañana, del atardecer, del ocaso, es como un delirio, el juego de la luz del sol en sus diferentes momentos del día iluminando el cielo, las cosas, la vida, los paisajes, las personas.
Hopper pinta todos sus cuadros con una especie de luz eléctrica, hasta la luz del sol parece eléctrica en sus cuadros, es decir, artificial.
Parece decirnos que bajo esa luz no cabe escapatoria, que es un artificio también, que estamos apresados en ese cuartucho iluminado por una bombilla que cuelga del techo que es el mundo para él, nada de belleza, de esplendor, de felicidad, de plenitud, sólo una desarmonía, una estridencia, externa e interna, toda volcada al exterior en la representación pictórica.
Os lo digo siempre y os lo repito ahora, dentro de un cuadro de Hopper nunca se puede ser feliz, y a esta pobre infeliz que aparece en el cuadro le vuelvo a decir lo mismo, sal de ahí cuanto antes y no vuelvas a meterte en un cuadro de Hopper, es una trampa, la trampa de la infelicidad, la insatisfacción, el desconsuelo.
el paseante
El alimento del alma.
¿Qué
sentimiento tienen ustedes cuando están en contacto con la naturaleza, o cuando
están absortos en un trabajo que aman? ¿O cuando conversan con alguien cuya
compañía disfrutan en la sinceridad y
en la intimidad sin apegarse? ¿Qué clase de sentimientos tienen?,comparen esos
sentimientos con los que tienen cuando ganan una discusión, o cuando ganan una
carrera, o cuando son populares, o cuando todo el mundo los aplaude. A éstos
últimos los llamo sentimientos mundanos; a los primeros los llamo sentimientos
del alma. Muchas personas ganan el mundo y pierden su alma. Muchas personas
viven una vida vacía, sin alma, porque se alimentan de la popularidad, el
aprecio, la alabanza, el "yo estoy bien, tú estás bien", de mírenme,
préstenme atención, apóyenme, aprécienme; de ser el jefe, de
tener poder, de ganar la carrera. ¿Se alimentan ustedes de eso? Si así es,
están muertos. Perdieron su alma. Aliméntense del otro material más nutritivo.
entonces verán la transformación. Les di todo un programa de vida, ¿no es
verdad?
J. Francis Stroud, S.J.
De Mello Spirituality Center
Universidad Fordham
Bronx, Nueva York
La soledad según Krishnamurti.
El Éxtasis de la Soledad
12/05/2012
La meditación es realmente muy sencilla. Nosotros la complicamos. Tejemos
alrededor de ella una telaraña de ideas –de lo que es y de lo que no es. Por ser
tan sencilla es que nos evade, porque nuestras mentes son tan complicadas e
insensibles, y están deterioradas por el paso del tiempo.
Pero la meditación surge natural mientras se camina sobre la arena de la playa, o cuando se mira a través de la ventana, o mientras uno ve las colinas quemadas por el sol del reciente verano.
Si caminamos solos en medio de la montaña o en el bosque, en esa soledad sabremos lo que es la meditación. El éxtasis de la soledad surge cuando uno no tiene miedo de estar solo –cuando no se pertenece más a las cosas del mundo o se está apegado a cosa alguna. Entonces, al igual que ese amanecer que surgió esta mañana, el silencio surgirá silenciosamente, y dejará una estela dorada a su paso, la cual existía al principio, existe ahora y existirá siempre.
Pero la meditación surge natural mientras se camina sobre la arena de la playa, o cuando se mira a través de la ventana, o mientras uno ve las colinas quemadas por el sol del reciente verano.
Si caminamos solos en medio de la montaña o en el bosque, en esa soledad sabremos lo que es la meditación. El éxtasis de la soledad surge cuando uno no tiene miedo de estar solo –cuando no se pertenece más a las cosas del mundo o se está apegado a cosa alguna. Entonces, al igual que ese amanecer que surgió esta mañana, el silencio surgirá silenciosamente, y dejará una estela dorada a su paso, la cual existía al principio, existe ahora y existirá siempre.
Este silencio es el vacío
4/02/2012
La meditación sin una fórmula
establecida, sin causa ni razón, sin una finalidad ni un propósito, es un
fenómeno increíble. No es sólo una gran explosión que purifica,
sino que también es muerte, muerte que no tiene un mañana. Su pureza es
devastadora; no deja un solo rincón secreto donde el pensamiento pueda
esconderse entre sus propias sombras.
En la meditación no hay mañana, ni hay argumentos
con la muerte. La muerte del ayer y del mañana no deja el mezquino presente del
tiempo, y el tiempo es siempre mezquino; pero una destrucción así es lo nuevo.
Esto es la meditación, no los simples procesos del cerebro en busca de
seguridad.
La meditación es la destrucción de la seguridad,
y en la meditación hay gran belleza, no la belleza de las cosas que han sido
producidas por el hombre o por la naturaleza, sino la belleza del silencio.
Este silencio es el vacío en el cual todas las cosas fluyen y
existen. Es lo incognoscible, y ni el intelecto ni el sentimiento pueden llegar
a ello; no hay un sendero que conduzca a este silencio.
La esencia de toda acción
25/10/2011
Esta mañana advino esa inmensa bendición, y pronto sintió uno que todo este
poder, toda esta impenetrable, austera fuerza estaban en uno, alrededor de uno y
en la cabeza, y que en medio de toda esta inmensidad había completa quietud.
Era una quietud que ninguna mente puede imaginar, formular; esta quietud no tenía causa, no era un resultado; era la quietud en el mismo centro de un tremendo huracán. Era la quietud de todo movimiento, la esencia de toda acción; era la explosión creadora, y es sólo en una quietud así que la creación puede tener lugar (Diario I).
Era una quietud que ninguna mente puede imaginar, formular; esta quietud no tenía causa, no era un resultado; era la quietud en el mismo centro de un tremendo huracán. Era la quietud de todo movimiento, la esencia de toda acción; era la explosión creadora, y es sólo en una quietud así que la creación puede tener lugar (Diario I).
En la nada está la creación
27/06/2011
No hay creación si la muerte no barre con todas las cosas que el cerebro ha
acumulado para proteger la existencia egocéntrica. Esta nada es la danza de la
hoja, es la llamada de aquel niño. Es la nada y eso es lo que tiene que haber:
nada. Lo que continúa es decadencia, la máquina, el hábito, la ambición. La
muerte es la nada total. Y tiene que haber esa muerte, porque gracias a ella
existe la vida, existe el amor; y porque en esta nada está la creación. (Diario
I)
La meditación sin tiempo
13/03/2011
¿Qué significa asignar una cantidad de tiempo específica, digamos dos horas
al día, para sentarse tranquilamente cuando se dice que la meditación es
explícitamente sin tiempo? Aquí debemos distinguir entre el tiempo cronológico y
el psicológico. La meditación no es sin tiempo según el reloj, sino que es sin
tiempo según la percepción directa de lo que es, la percepción no mediatizada
por el pasado, por el tiempo de reconocimiento, por el observador. El
vaciamiento de la conciencia de su contenido egocéntrico es el
final del tiempo. El tiempo de sentarse tranquilamente es un espacio en
el que la meditación sin tiempo puede, o no puede, tener
lugar.
¿Lo que se propone aquí como una exploración activa de la meditación, no podría constituir una “práctica” y convertirse en un sistema? Podría, pero entonces quedaría atrapada en la descripción, y la descripción no es lo descrito.
Krishnamurti
¿Lo que se propone aquí como una exploración activa de la meditación, no podría constituir una “práctica” y convertirse en un sistema? Podría, pero entonces quedaría atrapada en la descripción, y la descripción no es lo descrito.
Krishnamurti
Lo físico y lo psicológico.
Están íntimamente relacionados lo queramos o no, el hombre está
compuesto de esos dos factores indisolubles, hay una retroalimentación
continua entre ellos, y con frecuencia lo uno lleva a lo otro y
viceversa.
El malestar físico y el malestar psicológico...
El malestar psicológico y el malestar físico...
Creo que conviene analizar todo esto con cierto detenimiento...
Partamos de un ejemplo práctico:
El domingo pasado me dejó el coche tirado en la carretera.
Analicémoslo...
La física, la mecánica, fallaron, de acuerdo, eso se acepta desde la racionalidad, desde el pensamiento, hacía calor, mucho calor, un sol de justicia como suele decirse, y el paraje estaba solitario, la desolación, el desamparo, uno se siente vulnerable, ¿qué va a pasar conmigo?
Sed, hambre, miedo, calor, agotamiento.
Todos estos procesos físicos se reavivan ante la calamidad padecida, si bien en un análisis riguroso no debería ser así.
Lo físico y lo psicológico estrechamente unidos, indisolublemente unidos, en una simbiosis total.
El alivio de saber que la grúa está en camino, pero cuánto tardará, será capaz de dar conmigo, mucho calor, qué mala suerte, pero detrás de este pensamiento otro que decía, bueno, mientras todos los males tengan arreglo, peor habría sido tener un accidente.
Uno pone involuntariamente en marcha los mecanismos de la compensación psicológica, trata de parar el pensamiento, de tener calma, de relativizar, de conformarse, de ser positivo.
Gracias a todo eso la situación se va percibiendo de una manera más conveniente, realista, útil.
Pero también uno analiza el proceso de emoción-pensamiento en el que ha caído sin poder evitarlo, y en el que sigue cayendo, aunque ya bajo control, y se pregunta si es inevitable o sí hay otra manera de encarar el problema, cualquier problema, que no sea esa especie de ansiedad infantil en la que uno se sume en cuestión de segundos, se supone que uno es ya una persona madura..., no debería entrar en pánico tan fácilmente.
Y esto ante un problema bastante trivial, me pregunté cómo me pondría ante un problema realmente grave y me contesté que con frecuencia ante lo más grave reaccionamos mejor, sacamos más fuerzas al menos en el instante en que sucede porque lo vemos como más inevitable, lo más nimio parece una contrariedad tonta que da más rabia, nos parece que hubiera podido ser más evitable, cuestión de percepción.
Todo en la vida viene a nosotros en un momento dado por algún motivo.
Y ahora un consejo, que no se os olvide llevar el coche a revisión antes de iros de vacaciones.
el paseante
El malestar físico y el malestar psicológico...
El malestar psicológico y el malestar físico...
Creo que conviene analizar todo esto con cierto detenimiento...
Partamos de un ejemplo práctico:
El domingo pasado me dejó el coche tirado en la carretera.
Analicémoslo...
La física, la mecánica, fallaron, de acuerdo, eso se acepta desde la racionalidad, desde el pensamiento, hacía calor, mucho calor, un sol de justicia como suele decirse, y el paraje estaba solitario, la desolación, el desamparo, uno se siente vulnerable, ¿qué va a pasar conmigo?
Sed, hambre, miedo, calor, agotamiento.
Todos estos procesos físicos se reavivan ante la calamidad padecida, si bien en un análisis riguroso no debería ser así.
Lo físico y lo psicológico estrechamente unidos, indisolublemente unidos, en una simbiosis total.
El alivio de saber que la grúa está en camino, pero cuánto tardará, será capaz de dar conmigo, mucho calor, qué mala suerte, pero detrás de este pensamiento otro que decía, bueno, mientras todos los males tengan arreglo, peor habría sido tener un accidente.
Uno pone involuntariamente en marcha los mecanismos de la compensación psicológica, trata de parar el pensamiento, de tener calma, de relativizar, de conformarse, de ser positivo.
Gracias a todo eso la situación se va percibiendo de una manera más conveniente, realista, útil.
Pero también uno analiza el proceso de emoción-pensamiento en el que ha caído sin poder evitarlo, y en el que sigue cayendo, aunque ya bajo control, y se pregunta si es inevitable o sí hay otra manera de encarar el problema, cualquier problema, que no sea esa especie de ansiedad infantil en la que uno se sume en cuestión de segundos, se supone que uno es ya una persona madura..., no debería entrar en pánico tan fácilmente.
Y esto ante un problema bastante trivial, me pregunté cómo me pondría ante un problema realmente grave y me contesté que con frecuencia ante lo más grave reaccionamos mejor, sacamos más fuerzas al menos en el instante en que sucede porque lo vemos como más inevitable, lo más nimio parece una contrariedad tonta que da más rabia, nos parece que hubiera podido ser más evitable, cuestión de percepción.
Todo en la vida viene a nosotros en un momento dado por algún motivo.
Y ahora un consejo, que no se os olvide llevar el coche a revisión antes de iros de vacaciones.
el paseante
La película de la semana. Viaje al centro de la tierra. Henry Levin. 1959.
Julio Verne, el escritor de nuestra
infancia, sus disparatadas aventuras, imposibles, ciencia ficción que
más tarde se convertiría en realidad de una forma menos novelesca y
poética.
Esta película es pura poesía, de una belleza arrolladora en sus imágenes, de una fantasía inverosímil y sorprendente, con un retrato de los personajes y de sus caracteres genial, y unos intérpretes magníficos, por cierto, en el fotograma que he elegido sólo falta el pato, bueno, y el villano también.
Imaginaros que estos incautos se llevan un pato al centro de la tierra, increíble, pero el pato, que se llama, por cierto, Gertrud, le da un toque tierno a la aventura, siempre anda el espectador pendiente de qué le pasa al pato, pobre pato, tan simpático, tan vulnerable, tan oportuno en ocasiones.
Junto al pato también va en la expedición una preciosa dama victoriana que se va quitando la ropa a medida que el calor aumenta, y un científico que se va enamorando de ella rápidamente mientras la ayuda a subir las rocas poniéndole la mano en la cintura..., y dos chavales muy ingenuos y simpáticos, a los que nada asusta.
Todos lo pasan mal, pero uno no se angustia, en estas películas todo acaba siempre bien, eso ya se sabe de antemano, y el científico y la dama victoriana se besan al final, no podía ser de otra manera.
Del pato no os digo nada, tendréis que ver la película para averiguarlo.
el paseante
Esta película es pura poesía, de una belleza arrolladora en sus imágenes, de una fantasía inverosímil y sorprendente, con un retrato de los personajes y de sus caracteres genial, y unos intérpretes magníficos, por cierto, en el fotograma que he elegido sólo falta el pato, bueno, y el villano también.
Imaginaros que estos incautos se llevan un pato al centro de la tierra, increíble, pero el pato, que se llama, por cierto, Gertrud, le da un toque tierno a la aventura, siempre anda el espectador pendiente de qué le pasa al pato, pobre pato, tan simpático, tan vulnerable, tan oportuno en ocasiones.
Junto al pato también va en la expedición una preciosa dama victoriana que se va quitando la ropa a medida que el calor aumenta, y un científico que se va enamorando de ella rápidamente mientras la ayuda a subir las rocas poniéndole la mano en la cintura..., y dos chavales muy ingenuos y simpáticos, a los que nada asusta.
Todos lo pasan mal, pero uno no se angustia, en estas películas todo acaba siempre bien, eso ya se sabe de antemano, y el científico y la dama victoriana se besan al final, no podía ser de otra manera.
Del pato no os digo nada, tendréis que ver la película para averiguarlo.
el paseante
lunes, 16 de julio de 2012
La frases de Borges.
"Yo no hablo de venganzas ni perdones . El olvido es la única venganza y el único perdón".
Pues estupenda la frase, me gustó, la leí en el periódico este domingo,
me encantó, no sé si será de Borges realmente, se le atribuyen tantas
frases y hasta poesías que no son suyas, hay como un estilo Borges muy
fácilmente imitable, pero hay que reconocer que esta frase, la
pronunciara o no, es magnífica.
Me la voy a aplicar.
Pero de todas formas habrá que analizar un poco lo que el gran maestro quiso decir...
Borges tiene, en mi opinión, algo de
profeta, de hombre santo, de visionario, de gurú, parece un sabio que
sólo se mueve en el reino de los pensamientos, las ideas, las emociones,
los sentimientos, los ideales, los valores, las creencias, el
conocimiento, la observación, la reflexión, el consejo, el sosiego, la
mesura, el equilibrio, la meditación, el amor.
Es mi idea sobre él, tal vez a ello
ayude que fuera ciego, un escritor ciego, volcado en su mundo interior,
en sus recuerdos, de espaldas a la vida, un hombre de pensamiento, de
espaldas a la acción, al afán, la lucha, de espaldas a los demás, de
espaldas al mundo.
Un hombre enfrentado a su mundo propio, un intelectual, un artista, un sabio, un visionario.
Su imagen entronca con el Lazarillo de Tormes, un ciego que es guiado por alguien, pero con menos malas pulgas que aquél.
Borges contemplaba el mundo desde su
oscuridad en el recuerdo del mundo que vio cuando aún veía, de las
lecturas de su juventud, de las experiencias de su infancia, de su mundo
perdido, añorado, soñado, reinventado.
Borges es el visionario de las ideas, su
luz es su pensamiento que se proyecta sobre sus ideas, su sol interior
es su inteligencia, la más poderosa arma del hombre para enfrentarse al
mundo y asimilarlo.
A Borges no le distraía el sentido de la
vista de la esencia de la vida, no le sacaba de su pensamiento, que
puro, radiante, estremecedor, brillaba siempre en su interior.
Borges es un abismo lleno de luz.
Y en este contexto hay que entender esta
frase, la pronunciara o no, porque Borges es por encima de todo un
estilo de ser, y la frase encaja perfectamente en ese estilo propio.
El olvido..., reflexiono sobre el
olvido, me pregunto si soy capaz de olvidar, creo que no, soy incapaz de
olvidar ciertas cosas que han quedado grabadas a fuego en mí ya para
siempre, que han dejado en mí una huella indeleble, por tanto me
pregunto si no perdono, si sólo me queda espacio para la venganza.
Difícil cuestión, vengarse es un
instinto, si se analiza desde la razón se sabe que la venganza no
aprovecha a nadie, más bien genera un mal añadido al que ya se ha
perpetrado. Pero al ser algo instintivo en ocasiones difícilmente se
puede evitar.
Más que venganza se trata entonces de
revancha, tal vez venganza sea algo menos inmediato, menos pasional o
instintivo, algo más planeado, reflexivo, frío, demorado en el tiempo
tal vez...
¿Pero a quién le apetece vengarse cuando
el asunto se ha enfriado? Es más difícil motivarse entonces, da pereza
volver a desenterrar aquel sentimiento ya enfriado para poner en acción
la venganza.
¿Y el perdón?
Difícil pero necesario, el perdón no es
más que el entendimiento de que el otro es nosotros mismos, nuestro
reflejo, igual que nosotros somos el suyo, todos somos todos en la rueda
de la vida, todos actuamos de forma que puede mover a la venganza o al
perdón, nos equivocamos sin ser conscientes de ello, actuando de una
determinada manera que malinterpretada por el otro moverá al perdón o a
la venganza.
Sólo desde el entendimiento de que el otro es uno mismo el perdón será posible.
Sólo desde el entendimiento de que el otro es uno mismo la venganza será imposible.
Pero el olvido es imposible siempre.
el paseante
Conversaciones de piscina.
Todo el mundo contándose las vacaciones
en la piscina, las vacaciones que van a tener, dónde van a ir, disfrute
anticipado del placer de las vacaciones, algo psicológicamente lógico y
recomendable, las vacaciones extienden sus benéficos efectos sobre
nosotros anticipadamente, como proyecto, y posteriormente, como
realización, y en ocasiones es mayor el placer anticipado que el real,
con frecuencia los planes no alcanzan las expectativas, es el problema
de la realidad, difícilmente supera la ficción.
Me tumbo al sol y cierro los ojos, de
repente surgen acá y allá conversaciones cruzadas, las oigo al principio
involuntariamente, menudo rollo, me digo, y al rato comienzan a
resultarme curiosas, luego interesantes, y enseguida me auto observo
analizándolas.
Mi mente vuela detrás de las palabras
anónimas, imagina cómo es el que las pronuncia, a quién se dirigen, qué
rasgos de la personalidad tienen los interlocutores, qué buscan
contándose las vacaciones.
Interesante, me digo, cuando me
incorporo de tomar el sol y miro alrededor, nada que ver con lo
imaginado, para empezar todo el mundo habla como si fuera joven, la
mayoría no lo son ya, todo el mundo habla como si fuera feliz, la
mayoría no lo parecen en absoluto, todo el mundo habla como si no le
importara el dinero, y al mirarlos tampoco lo parece.
Es un mundo ideal, ficticio, fingido,
inventado, exagerado, territorio abonado para la mentira pues nadie va a
ir detrás de ellos a comprobar dónde veranearon efectivamente, tal vez
se encierren en sus casas y luego digan que han estado en Sotogrande.
Bueno, algunos complementan las
vacaciones yendo por ejemplo a ver a la familia a Gijón, pero eso es
como de poca monta, enseguida alguien les hace un comentario sarcástico,
y cuando vuelven a contar las vacaciones al siguiente ya no mencionan
Gijón, ¿a quién se le ocurre irse a Gijón?
Sancti Petri y Guadalmina, por supuesto...
Son sitios para ir de vacaciones y poder
contarlo, aunque luego no nos gusten y nos guste más Gijón, da igual,
lo representativo de estatus es lo importante.
Le da pereza a uno oír el trabajo que se
va a traer esta pobre gente cruzándose España de punta a punta, sin
resuello se van a quedar para poder cumplir su programa de vacaciones,
al final descansarían más sin moverse de una hamaca de la piscina
leyendo un buen libro.
Y todo el dinero que se van a gastar
para poder contar algo que valga la pena a los amigos a la vuelta,
ahorrarían más en Gijón con la familia, pero eso ni mentarlo.
Me vuelvo a tumbar al sol y surgen
nuevas conversaciones, todos han estado en cualquier sitio a los que los
otros vayan a ir, increíble, no hay sitio que no conozcan.
Me da pereza sólo oírles, creo que me
voy a ir al pueblo a veranear, como se hacía de toda la vida, con manta
por las noches que refresca, y la hogaza de pan de la tahona, la mejor, a
ver pasar el rebaño de ovejas por la tarde, y a comer productos de la
huerta, los tomates son exquisitos.
Como toda la vida de Dios.
¡Qué pereza por Dios, menudos trabajos se trae la gente en vacaciones!
el paseante
Mi alma. Poema.
Mi alma
Cimas olvidadas
Altas cumbres
Cúspides lejanas
En vuestro confín contemplo
La iridiscente luz de un mundo infinito
Camino celeste es vuestro contorno
Azul melodía teñida de roja luz
Escapáis de mí
De mi pensamiento
Como imposibles afanes
Perdidos
Pero me habláis de quién fui
De quién pude haber sido
De quién tal vez seré algún día
Lejanas cumbres hermanas de mi alma
Que vuela hasta vosotras
Aleteando perdida como mariposa enamorada
Que busca en la flor del atardecer
Toda la pureza y la verdad del mundo
José Ramón Carballo
15 de julio de 2012
La bruja. Contrasemblanza.
Ella siempre estuvo más en el tener que
en el ser. Estamos en el periodo de autoayuda del blog y estas cosas es
importante decirlas.
¿Y entonces cómo es que sois amigos?
Bueno, durante un tiempo yo estuve
también apresado por el tener, luego volví al ser, recuerdo el punto de
partida de mi retorno, el día en que mi amiga Terre me regaló su
ejemplar del libro Meditaciones de Osho.
Muy bonito. Pero a esta pobre la has
dejado por los suelos. Primero la llamas bruja y luego recuperas la
terminología de E. Fromm y la pones del lado del tener.
Ella quería tener...
¿Tener qué?
Estatus, reconocimiento, dinero,
posesiones, marido, hijos, empleo, cargos, contactos, la admiración de
los demás... Quería así conseguir ser atractiva y sentirse querida por
los demás.
¿Y sigue igual?
Igual, hay cosas que no cambian, seguro.
¿No le das el beneficio de la duda?
Se lo dí tantas veces para nada... Terre
siempre me dice que con frecuencia antiguas relaciones pierden el
sentido porque las personas evolucionamos por caminos diferentes y nos
distanciamos espiritualmente.
Vale, lo comprendo.
Pierden sentido las relaciones, somos diferentes a como fuimos.
Suena triste.
Realista, forzar las cosas sería estar incómodo.
¿Y te ha pasado con muchos amigos?
Con casi todos. La mayoría siguen
anclados en el tener, quieren conseguir o conservar diferentes tipos de
cosas, pero sólo en la posesión se realizan, en la posesión y la
ostentación. Pero algunos no son así, esos son los más afines a mí, los
que permanecen.
Pues, insisto, a esta pobre chica la has dejado como un trapo.
No es ningún trapo, el trapo lo soy más
bien yo, estar en el ser consiste precisamente en eso, en convertirte en
un trapo, en una especie de balleta del mundo.
el paseante
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