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Woody, ¿quieres que te cuente otra historia de
mis navidades?
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Vale.
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¿Algún tema en particular?
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La noche de reyes.
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De acuerdo, buen tema…, creo que la esencia de
la vida es la noche de reyes, es decir, la ilusión, la imaginación, la
fantasía, la sorpresa, la expectativa, la generosidad, el deseo, eso es para mí
la vida cuando es auténtica.
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Es verdad, yo lo sé por mis películas, cuando
más me ilusiono es cuando no sé bien lo que va a resultar, lo imprevisto
siempre es lo mejor.
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Lo imprevisto nos hace crecer Woody, aún
recuerdo las navidades que pedí a los reyes un cohete espacial y me trajeron
una cápsula espacial.
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¿Y qué pasó?
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Menudo disgusto, el cohete era un juguete ya de
adulto y la cápsula, que aún conservo, era un juguete infantil, mis padres me
veían con ojos diferentes a los míos, yo
no me consideraba ya un niño, pero para ellos seguía siéndolo.
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Aquel cohete que nunca tuve es uno de mis
traumas infantiles, yo miraba la cápsula y trataba de convencerme de que era
mejor que el cohete, pero todo era inútil, aquel cachivache con muñequitos era
insufrible para mis pretensiones de adulto.
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Fue mi primera frustración seria, tuve que
superarla como pude y gracias a aquella cápsula maduré y me empecé a convertir
en el adulto que yo creía ya ser y que aún no era.
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Hiciste un análisis muy maduro jr.
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Di mejor que hago ahora un análisis muy maduro
porque en aquellos momentos lo único que trataba es de borrar la cápsula de mi
mente, pero reaparecía siempre…
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¿Aún hoy?
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Hoy no reaparece la cápsula, ya no, ha habido
tantos cohetes y cápsulas después de esos…
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Te comprendo jr, sé lo que sientes.
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Gracias Woody.
(continuará)
El paseante
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