-
Woody, a mí me parece que Toni es gay.
-
Ya empezamos…
-
Tú, fíjate bien en él, obsérvale, mírale con atención.
-
Yo no he notado nada.
-
Quizás tú no le gustes pero conmigo es diferente.
-
¿A qué te refieres?
-
Pues a que me mira de una manera especial…
-
¿Cómo?
-
Con deseo.
-
Eso son imaginaciones tuyas.
-
Y no es sólo cómo me mira sino dónde mira.
-
¿Dónde mira?
-
Pues me mira a los labios cuando hablo.
-
Normal.
-
Pues no, no es normal, ni que fuera sordo…
-
Ya.
-
Me mira a los labios porque le gustan mis labios.
-
Tú te has vuelto loco.
-
Y no es sólo eso, hay más…
-
¿Más?
-
Sí, me mira a los ojos.
-
¿Pero dónde quieres que te mire si le estás hablando, a
los zapatos?
-
No, es que no me mira a los ojos cuando hablo, me mira
a los ojos cuando no hablo y me sonríe y luego baja la vista y me mira a los
labios, y luego…
-
¿Y luego qué?
-
Luego me mira más abajo.
-
¿A dónde?
-
Me da vergüenza decirlo.
-
Dímelo.
-
Pues ahí.
-
¿Dónde?
-
Ahí.
-
Tú tienes fantasías diurnas o algo parecido.
-
El otro día le pillé espiándome cuando estaba en el
baño.
-
¿Seguro?
-
Bueno, puso la disculpa de que iba a limpiar el baño y
se marchó.
-
Ya.
-
No sé si estoy muy seguro con él francamente.
-
Imaginaciones tuyas que eres un poco reprimido y ves
fantasmas donde no los hay, al menos habrás practicado el inglés con él, ¿o no?
-
Sí, eso sí, en los desayunos, además habla un perfecto
inglés, por lo visto trabajó en casa de un Lord en Inglaterra.
-
Bueno, eso te viene bien, procura mejorar algo la
pronunciación.
-
Sabes algo más…
-
¿Qué?
-
Toni estuvo también trabajando en casa de Joe, del
productor.
-
Ya lo sabía.
-
¿Y sabes por qué se marchó?
-
No.
-
Pues porque Joe se enamoró de él y como él no le hizo
caso Joe montó en cólera, llamó a la agencia de contratación y le quitaron de
su casa.
-
No lo sabía.
-
Me lo ha contado él.
- Lo ves jr, eso prueba que no es gay.
-
Tal vez sólo pruebe que Joe no le gustaba lo
suficiente.
-
Mira, dudo que a cualquier gay Joe no le guste, es
distinguido, atractivo, educado, culto, ingenioso, brillante, tiene dinero, en
fin, no le falta de nada.
-
Tal vez pero el amor es imprevisible tú siempre lo
dices.
-
Eso es verdad.
-
Tal vez Toni se haya enamorado de mí.
-
Pero jr si Toni, como tú le llamas, está casado y tiene
tres hijos.
-
Bueno, pero la familia vive en España. Yo creo que él
aquí hace su vida…
-
¿A qué te refieres?
-
A que no me creo que se mantenga célibe en una ciudad
como Manhattan precisamente, además es fanático del footing, los gimnasios, las
pesas…
-
Pues todo eso es muy varonil.
-
Mira Woody, se nota que no tienes amigos gays como yo,
si los tuvieras sabrías que todo eso les chifla a los gays, es en esos sitios donde
ligan.
-
¿Estás seguro?
-
Seguro.
-
Pues no sé ya que decirte, bueno, ¿y qué más da si es
gay?
-
Me da miedo.
-
¿Miedo de qué?
-
De que me viole.
-
Por favor…, es absurdo.
-
Si te mirara como a mí me mira no pensarías lo mismo.
-
¿Quieres que le despida?
-
No, me da pena, piensa que si vuelven a tener malas
referencias de él en la agencia de colocación sería nefasto, acabaría en el
desempleo, y por otro lado es una persona muy servicial y muy majo de carácter.
-
¿Entonces?
-
Se me ocurre que para salir totalmente de dudas le tendamos
una trampa.
-
¿Una trampa?
-
Sí, acércate y te cuento, no vaya a ser que nos oiga…
(continuará)
El paseante
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