Diario de un
paseante. Mi debilidad.
El proceso es fundamental en la vida porque la vida en sí
misma es el proceso y no el fin como creemos habitualmente, se compone la vida
de fines sucesivos, etapas, buscadas o encontradas que se van encadenando
sucesivas hasta llegar al final, predecible o impredecible, de la muerte.
El hombre, la vida, es un proceso, un hacer día a día. Sin
dudarlo eso es, nada más, nada menos. No more but no less.
Podemos esperar de la vida lo que queramos, con frecuencia
nos dará ella lo que ella quiera, cuando ella quiera, como unos niños
malcriados no sabemos bien lo que nos conviene, ella sí lo sabe, desde otro
plano ella nos entrena para la vida, para nuestro crecimiento espiritual, sólo
placeres pedimos nosotros a la vida, como un niño que ávido pretende comerse la
caja entera de bombones sin pensar en la indigestión que vendrá después.
La vida es la madre que nos educa, nos da placer, dolor,
satisfacción, sufrimiento, en un proceso ininterrumpido que debemos asumir lo
queramos o no porque no hay opción, esto o nada, parece indicarnos la vida en
cada diatriba que se nos plantea.
Con frecuencia pretendemos que nuestra vida sea una especie
de vacaciones en un resort de lujo, qué tontería, sin dificultades que superar,
sin retos, sin problemas, el hombre no es nada, se convierte en un incapaz, el
hombre no es sino el caballero andante de sus problemas.
Vamos madurando, vamos creciendo, tomando temple, en el
fuego de la fragua de la vida.
Todo placer conlleva un sufrimiento posterior, el de su
pérdida, y todo sufrimiento conlleva un placer posterior, el de su pérdida
también.
el paseante
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