lunes, 28 de mayo de 2012
El dolor y la muerte.
Deslumbrante y lúcido paseo de Haneke por el dolor y la muerte
Jean Louis Trintignant y Emmanuelle Riva, en un fotograma de
'Amour'.
-Es bonita.
-¿El qué?
-La vida. Es tan larga.
Emmanuelle Riva (genial actiz) hojea un álbum de fotos antiguas. A su lado, Jean Louis Trintignant (genial actor) acaba el almuerzo. Ella extrae de los cajones de su memoria lo que quizá un día dejó. Algunos recuerdos han desaparecido, otros se han transformado y los últimos aún permanecen intactos desde el día que se colocaron con cuidado en el fondo. Sea como sea, lo que sigue inmutable son las cajas como el espacio y recuerdo de lo vivido; como la constancia de una vida que, de repente, se desvanece en un ridículo ritual de sufrimiento y pañales sucios. Probablemente una vida digna merece una muerte a su altura.
Y entre tanto lirismo de saldo, la cámara se mantiene firme en una conversación de tres líneas. No hay más. Ni un gramo de retórica. No hace falta. Michael Haneke vuelve a sorprender en 'Amour' con una de esas películas condenadas a quedarse tatuada en la retina. En un piso de París, una pareja de ancianos se enfrenta a todo lo que acompaña a la vejez. Que no es exactamente la férrea constancia de la muerte, sino, tal vez, la humillación de la pérdida.
De nuevo, la estrategia del director consiste en presentar cada acción de frente, sin trampas, sin excusas, sin dejar que el espectador se acomode un sólo segundo en la impostura del melodrama; en la impudicia de la lágrima. Y, pese a ello, pese a la aparente frialdad, cada segundo de metraje conmueve. Conmociona y arrasa.
Cuenta Haneke que está contento de haber rodado una película "simple". "Nunca escribo para probar nada", continúa. "Simplemente, cuando se llega a cierta edad, es inevitable tener una experiencia cercana del sufrimiento. Eso es lo que quería mostrar. Y para ello, me bastaba una habitación. Estamos cansados de ver hospitales". Y eso es la cinta: dos ancianos solos en la inmesidad de su soledad. Pero soledad compartida. Basta.
El cine de Haneke, de hecho, vive dedicado a rastrear el delicado mecanismo del horror cotidiano por próximo. La fauna que habita sus películas son seres aquejados de una rara y muy común enfermedad: la cercanía, la normalidad. De hecho, cada uno de sus trabajos obedece a una extraña ceremonia de identificación: la mimetización del espectador con lo que ocurre en la pantalla. Perturba, porque la víctima siempre está demasiado cerca.
Pero no sólo eso, desde 'Funny games' a 'La cinta blanca' pasando por 'El séptimo continente', 'Caché' o 'El vídeo de Benny', cada película se ofrece como una perfecta disección de todo aquello que nos hace vulnerables y, por tanto, humanos. Y ello sin permitirse una sola concesión a los gestos aprendidos o los recursos de tramoyista. Nunca, para entendernos, el espectador es tratado de idiota.
La de cualquiera. Una vida quizá bonita, quizá larga.
La cámara del director se mantiene, pudorosa y desafiante, a la altura de los ojos para dejar que sea la mirada (la del espectador y la del actor) la que escriba su propia historia. No hay drama. El drama mancha de cosas tan pringosas como las excusas; las excusas para emocionarse. La emoción, la de verdad, surge desnuda en cada fotograma esculpido con una simétrica perfección.
Decir que la película trata de la muerte sería reducirla a la última línea. Afirmar que trata 'el espinoso asunto' (como dicen en el telediario) de la eutanasia se antoja de una simplicidad que asusta. Para ser justos, 'Amour' sólo habla de una cosa: de la vida (larga y bonita) y, de su mano, de la dignidad que debería presidir su fin, la muerte. Todo resulta tan contundente, tan brutal, tan limpio, que duele. El cine de Haneke duele. Y es de esa sensación, de la del dolor, de la que extrae la constancia de su actualidad. Duele lo que importa.
Desde 'Funny games' en 1997, hasta siete películas del austriaco han pasado por la sección oficial de Cannes. 'La pianista' hizo a Isabelle Huppert merecedora del premio a la mejor actriz y 'La cinta blanca' obtuvo, por fin, la Palma de Oro. 'Amour' debería estar en el palmarés. Y lo estará.
Por lo demás, y a modo de contrapunto, la sección oficial quiso que Thomas Vinterberg (el autor de la celebrada 'Celebración') se estrellara con 'The hunt' (La caza). La idea es rastrear los mecanismos perversos de una comunidad que decide estigmatizar, castigar y odiar a un hombre inocente, falsamente acusado de abusar de menores. Lo que sigue es un disparate cerca del simple telefilme sin rumbo y tan plagado de lugares comunes que, por motivos bien distintos a los de Haneke, asusta. La torpeza también duele.
Al final quedaba la emoción; la emoción de una conversación de tres líneas; tres líneas en las que cabe el mundo.
-¿El qué?
-La vida. Es tan larga.
Emmanuelle Riva (genial actiz) hojea un álbum de fotos antiguas. A su lado, Jean Louis Trintignant (genial actor) acaba el almuerzo. Ella extrae de los cajones de su memoria lo que quizá un día dejó. Algunos recuerdos han desaparecido, otros se han transformado y los últimos aún permanecen intactos desde el día que se colocaron con cuidado en el fondo. Sea como sea, lo que sigue inmutable son las cajas como el espacio y recuerdo de lo vivido; como la constancia de una vida que, de repente, se desvanece en un ridículo ritual de sufrimiento y pañales sucios. Probablemente una vida digna merece una muerte a su altura.
Y entre tanto lirismo de saldo, la cámara se mantiene firme en una conversación de tres líneas. No hay más. Ni un gramo de retórica. No hace falta. Michael Haneke vuelve a sorprender en 'Amour' con una de esas películas condenadas a quedarse tatuada en la retina. En un piso de París, una pareja de ancianos se enfrenta a todo lo que acompaña a la vejez. Que no es exactamente la férrea constancia de la muerte, sino, tal vez, la humillación de la pérdida.
De nuevo, la estrategia del director consiste en presentar cada acción de frente, sin trampas, sin excusas, sin dejar que el espectador se acomode un sólo segundo en la impostura del melodrama; en la impudicia de la lágrima. Y, pese a ello, pese a la aparente frialdad, cada segundo de metraje conmueve. Conmociona y arrasa.
Cuenta Haneke que está contento de haber rodado una película "simple". "Nunca escribo para probar nada", continúa. "Simplemente, cuando se llega a cierta edad, es inevitable tener una experiencia cercana del sufrimiento. Eso es lo que quería mostrar. Y para ello, me bastaba una habitación. Estamos cansados de ver hospitales". Y eso es la cinta: dos ancianos solos en la inmesidad de su soledad. Pero soledad compartida. Basta.
El cine de Haneke, de hecho, vive dedicado a rastrear el delicado mecanismo del horror cotidiano por próximo. La fauna que habita sus películas son seres aquejados de una rara y muy común enfermedad: la cercanía, la normalidad. De hecho, cada uno de sus trabajos obedece a una extraña ceremonia de identificación: la mimetización del espectador con lo que ocurre en la pantalla. Perturba, porque la víctima siempre está demasiado cerca.
Pero no sólo eso, desde 'Funny games' a 'La cinta blanca' pasando por 'El séptimo continente', 'Caché' o 'El vídeo de Benny', cada película se ofrece como una perfecta disección de todo aquello que nos hace vulnerables y, por tanto, humanos. Y ello sin permitirse una sola concesión a los gestos aprendidos o los recursos de tramoyista. Nunca, para entendernos, el espectador es tratado de idiota.
Dignidad
Así ocurre de la misma manera en este pieza, entre la bomba de relojería y el reloj de precisión, llamada 'Amour' (que es como los franceses llaman al amor, que no al queso). El espectador es colocado frente a un espejo. Y allí, la carne vive el castigo de la decrepitud con una proximidad lacerante de miradas perdidas. El cuerpo de Emmanuelle Riva se deteriora y con él, la dignidad de una vida entera.La de cualquiera. Una vida quizá bonita, quizá larga.
La cámara del director se mantiene, pudorosa y desafiante, a la altura de los ojos para dejar que sea la mirada (la del espectador y la del actor) la que escriba su propia historia. No hay drama. El drama mancha de cosas tan pringosas como las excusas; las excusas para emocionarse. La emoción, la de verdad, surge desnuda en cada fotograma esculpido con una simétrica perfección.
Decir que la película trata de la muerte sería reducirla a la última línea. Afirmar que trata 'el espinoso asunto' (como dicen en el telediario) de la eutanasia se antoja de una simplicidad que asusta. Para ser justos, 'Amour' sólo habla de una cosa: de la vida (larga y bonita) y, de su mano, de la dignidad que debería presidir su fin, la muerte. Todo resulta tan contundente, tan brutal, tan limpio, que duele. El cine de Haneke duele. Y es de esa sensación, de la del dolor, de la que extrae la constancia de su actualidad. Duele lo que importa.
Desde 'Funny games' en 1997, hasta siete películas del austriaco han pasado por la sección oficial de Cannes. 'La pianista' hizo a Isabelle Huppert merecedora del premio a la mejor actriz y 'La cinta blanca' obtuvo, por fin, la Palma de Oro. 'Amour' debería estar en el palmarés. Y lo estará.
Por lo demás, y a modo de contrapunto, la sección oficial quiso que Thomas Vinterberg (el autor de la celebrada 'Celebración') se estrellara con 'The hunt' (La caza). La idea es rastrear los mecanismos perversos de una comunidad que decide estigmatizar, castigar y odiar a un hombre inocente, falsamente acusado de abusar de menores. Lo que sigue es un disparate cerca del simple telefilme sin rumbo y tan plagado de lugares comunes que, por motivos bien distintos a los de Haneke, asusta. La torpeza también duele.
Al final quedaba la emoción; la emoción de una conversación de tres líneas; tres líneas en las que cabe el mundo.
Nunca sé qué calzoncillos ponerme.
Menudo lío, siempre llego tarde al
trabajo con el rollo de los calzoncillos, no acabo nunca de decidirme, y
al final tampoco me he puesto ninguno de estos dos, me puse otros que
dicen:
I don't like mondays.
Como la canción.
El caso es que la ropa interior genera bienestar en la persona, es muy importante, con frecuencia no se le da toda la importancia que tiene, y no sólo por su hechura y textura, sino también por su apariencia, la ropa interior genera gran bienestar a la persona, le da seguridad en sí mismo.
¿Y qué más me da si no la va a ver nadie?
Me pregunto.
Eso nunca se sabe.
Me contesto.
Además lo importante es sentirse uno a gusto consigo mismo.
Así hará que los demás se sientan a gusto con uno.
el paseante
I don't like mondays.
Como la canción.
El caso es que la ropa interior genera bienestar en la persona, es muy importante, con frecuencia no se le da toda la importancia que tiene, y no sólo por su hechura y textura, sino también por su apariencia, la ropa interior genera gran bienestar a la persona, le da seguridad en sí mismo.
¿Y qué más me da si no la va a ver nadie?
Me pregunto.
Eso nunca se sabe.
Me contesto.
Además lo importante es sentirse uno a gusto consigo mismo.
Así hará que los demás se sientan a gusto con uno.
el paseante
Mi casa del pueblo.
Bonita, ¿verdad?
El lugar es de lo más idílico, como de cuento de hadas, un pequeño pueblo en un valle florido que cruza un pequeño río.
El jardín del edén.
De noche sube hasta la casa el rumor de las aguas de río y el olor de la hierbas aromáticas de sus riberas, en el cielo las estrellas innumerables que sólo allí se ven, todas las constelaciones que parecen llamar la atención con su lenguaje mudo y eterno.
El lugar, la Alcarria, la Alcarria que recorriera Don Quijote junto a su fiel escudero Sancho, más allá saliendo del valle, subiendo las laderas se llega a la alta planicie de los inmensos campos de cultivo con su infinito silencio, con su desoladora soledad.
Estuve durante bastante tiempo buscando una casa de pueblo, estaba saturado de ciudad, de gente, de tráfico, de prisas.
Pero tenía un presupuesto limitado, no podía comprar la primera casa que me gustara, tenía que hacer economías.
Al final surgió lo imprevisto, el milagro, la casa ideal, en el lugar ideal, el precio ideal.
Había valido la pena esperar.
Acabó de decidirme un día que llegué a verla ya de noche, la luna en lo alto del cielo iluminaba todo el pueblo que dormía en silencio, subí hasta la casa y desde allí contemplé todo el valle iluminado por la luz de la luna, la tranquilidad, el silencio, el rumor del agua del río, la vecina Iglesia con su campañario recortado contra la silueta de la luna llena.
Y entonces cantó un pájaro, algún ave nocturna, y pareció decirme:
Cómprala, es tu casa, te ha estado esperando desde siempre.
La casa estaba a medio rehabilitar, yo la terminé, rematé la perfecta visión del pueblo acabándola, porque está justo a un lado de la Iglesia rematando la parte más alta del pueblo, desde donde se contempla todo.
Rodeada de campo, atalaya de mis pensamientos, torre de marfil de mi existencia.
Te quiero casa.
el paseante
El lugar es de lo más idílico, como de cuento de hadas, un pequeño pueblo en un valle florido que cruza un pequeño río.
El jardín del edén.
De noche sube hasta la casa el rumor de las aguas de río y el olor de la hierbas aromáticas de sus riberas, en el cielo las estrellas innumerables que sólo allí se ven, todas las constelaciones que parecen llamar la atención con su lenguaje mudo y eterno.
El lugar, la Alcarria, la Alcarria que recorriera Don Quijote junto a su fiel escudero Sancho, más allá saliendo del valle, subiendo las laderas se llega a la alta planicie de los inmensos campos de cultivo con su infinito silencio, con su desoladora soledad.
Estuve durante bastante tiempo buscando una casa de pueblo, estaba saturado de ciudad, de gente, de tráfico, de prisas.
Pero tenía un presupuesto limitado, no podía comprar la primera casa que me gustara, tenía que hacer economías.
Al final surgió lo imprevisto, el milagro, la casa ideal, en el lugar ideal, el precio ideal.
Había valido la pena esperar.
Acabó de decidirme un día que llegué a verla ya de noche, la luna en lo alto del cielo iluminaba todo el pueblo que dormía en silencio, subí hasta la casa y desde allí contemplé todo el valle iluminado por la luz de la luna, la tranquilidad, el silencio, el rumor del agua del río, la vecina Iglesia con su campañario recortado contra la silueta de la luna llena.
Y entonces cantó un pájaro, algún ave nocturna, y pareció decirme:
Cómprala, es tu casa, te ha estado esperando desde siempre.
La casa estaba a medio rehabilitar, yo la terminé, rematé la perfecta visión del pueblo acabándola, porque está justo a un lado de la Iglesia rematando la parte más alta del pueblo, desde donde se contempla todo.
Rodeada de campo, atalaya de mis pensamientos, torre de marfil de mi existencia.
Te quiero casa.
el paseante
Anochece, amanece...
El espectáculo de las vistas desde mi
casa.
Anochece, amanece, y así sucesivamente, cada día, todos los días.
Obvio.
Pero no tan obvio.
No dejo nunca de maravillarme de la magia de la vida que cada día se renueva.
Anochece, amanece.
Amanece, anochece.
Bellísimo espectáculo que tiene lugar cada día sobre la ciudad con las montañas al fondo de testigo, y que yo contemplo desde mi casa que cuelga sobre el cielo de Madrid como una jaula.
Simple, bello, necesario.
Puro minimalismo existencial.
Amanece, anochece.
Anochece, amanece.
Hermano sol, hermana luna.
Cielo, colores, estrellas.
Y el paseante asomado a la ventana.
El paseante observador.
Testigo atónito de la belleza.
Mirando el espectáculo efímero y repetido de la vida.
el paseante
Anochece, amanece, y así sucesivamente, cada día, todos los días.
Obvio.
Pero no tan obvio.
No dejo nunca de maravillarme de la magia de la vida que cada día se renueva.
Anochece, amanece.
Amanece, anochece.
Bellísimo espectáculo que tiene lugar cada día sobre la ciudad con las montañas al fondo de testigo, y que yo contemplo desde mi casa que cuelga sobre el cielo de Madrid como una jaula.
Simple, bello, necesario.
Puro minimalismo existencial.
Amanece, anochece.
Anochece, amanece.
Hermano sol, hermana luna.
Cielo, colores, estrellas.
Y el paseante asomado a la ventana.
El paseante observador.
Testigo atónito de la belleza.
Mirando el espectáculo efímero y repetido de la vida.
el paseante
Eva al desnudo. Contrasemblanza.
¿Y ésta quién es?
Eva
¿Eva?
Sí, Eva.
¿Y por qué está desnuda?
Porque es Eva al desnudo.
¡Qué ingenioso! Pero se te ha olvidado
ponerle el ombligo.
No se me ha olvidado, no tiene ombligo.
¿Por qué?
Porque es la primera mujer, es Eva, y
Eva no tenía ombligo.
¡Qué ingenioso! ¿Y por qué está desnuda?
No lo sé.
Parece Marilyn, una Marilyn morena, y
además está cantando la canción de Marilyn.
Pues sí, así es.
¿Y si ella es Marilyn, tú quién eres,
Kennedy?
Muy gracioso.
Me resulta un tanto sosa esta
contrasemblanza, déjame hacerla a mí mejor, soy tu alter ego, creo que
estás siendo demasiado prudente.
Me ha pedido que la trate bien, y es tan
dulce, tan buena, tan cándida...
Pero bueno, qué pasa, te has vuelto loco
o qué, esto es una contrasemblanza no el cuento de Caperucita.
Ella es Caperucita, mi Caperucita Roja
que va a visitar a su abuelita.
¡Otra tontería y no te vuelvo a hacer
caso!
Estás hoy superdesagradable.
Mejor hago yo la contrasemblanza,
verás...
Venga, dime...
...tienes razón, es tan dulce, tan
buena, tan cándida...
Lo ves, ya te lo dije, ése es,
precisamente, su lado oscuro, la bondad, le pasa como a mí, somos tan
buenos que tenemos que ocultarlo para que no abusen de nosotros.
Creo que voy a llorar...
Tienes que ser duro, eres mi alter ego,
recuérdalo.
Vale, vale, perdona.
el paseante
viernes, 25 de mayo de 2012
Una opinión de Nerea...
Oye, acabo de leer tus entradas
sobre Ana Frank y me han parecido bellísimas. Eres la bomba, Jose. Lo
digo en
serio. Tienes una facilidad para transmitir los sentimientos, pasmosa.
Si te
sientes melancólico, de repente me pongo melancólica. Si te expresas
alegre,
sonrío. ¿Eres un mago? ¿Un duende?. No lo sé, lo que sí sé es que eres
especial
y, como dice esa amiga tuya, estoy completamente segura de que estás
ayudando a
mucha gente con tu blog. Sigue así !!
Tu
incondicional ninfa,
Nerea
La buganvilla, el romanticismo y el amor (repetición).
Mejor no probarlo.
La buganvilla mantiene peremne el espectáculo de sus flores desbordantes sobre la pérgola durante todo el año, a lo lejos, detrás, se vé la roca de la montaña que como un gigante parece guardar tanta belleza, tanta felicidad.
Delante se extiende la hierba del jardín, que parece ilimitada hasta llegar al muro de adelfas, detrás de las adelfas se elevan las copas de un bosque de pinos y palmeras que al atardecer la brisa del mar mece cadenciosamente como un coordinado movimiento de ballet.
La casa está a orillas del mediterráneo, es mi Ítaca particular, cuando llego a ella, igual que Ulises, me desarmo, dejo caer todo el peso de mi vida, el camino queda atrás, me desnudo de mí y quedo sólo yo.
Por la noche sobre el olivo del jardín veo brillar las estrellas, las voy contando una a una y siempre al final me pierdo, me voy durmiendo contando estrellas en el silencio infinito de la noche, luego entro en la casa, me acuesto, y en sueños sigo vagando por lejanas galaxias, perdido en el infinito cielo, contando estrellas una a una como si fueran las flores de la buganvilla dispersas por el universo.
El paseante.
Views from my home at the sunset.
Vista desde mi casa. |
La vista es mucho más amplia, se ve todo
Madrid en la lejanía con las montañas del Guadarrama de fondo, la
cámara de mi móvil no da para abarcar más.
Los atardeceres son espectaculares sobre todo cuando el cielo está despejado o hay algunas nubes, llenos de contrastes, con variado colorido, el sol se va y deja en su marcha una estela de belleza que sobrecoge el alma y parece dejarla huérfana de su compañía, de su calor, de su protección.
Gracias al sol existe la vida, sin él toda la vida desaparecería, el sol, queramos o no, es el dios que nos da la vida, y su marcha nos llena, queramos o no, de cierta intranquilidad, hasta que regresa a la mañana siguiente.
Cuando el sol se va llega la luna y su reino de sombras, el alma se recoge, el hombre y el resto de seres vivos se recogen sobre sí mismos, se van al reino de los sueños, al más allá del subconsciente.
Tanta belleza en los atardeceres, momentos mágicos llenos de poesía, bello paisaje que no puedo dejar de contemplar, me asomo a la ventana y queda mi mirada suspendida en la lejanía, presa del horizonte, deleitándose en la hermosa visión de ese tránsito que día a día hace el sol sobre la tierra.
Y el sol se marcha, se pierde detrás de las lejanas montañas, se va a iluminar otras tierras, que perdidas en la distancia le esperan.
el paseante
Los atardeceres son espectaculares sobre todo cuando el cielo está despejado o hay algunas nubes, llenos de contrastes, con variado colorido, el sol se va y deja en su marcha una estela de belleza que sobrecoge el alma y parece dejarla huérfana de su compañía, de su calor, de su protección.
Gracias al sol existe la vida, sin él toda la vida desaparecería, el sol, queramos o no, es el dios que nos da la vida, y su marcha nos llena, queramos o no, de cierta intranquilidad, hasta que regresa a la mañana siguiente.
Cuando el sol se va llega la luna y su reino de sombras, el alma se recoge, el hombre y el resto de seres vivos se recogen sobre sí mismos, se van al reino de los sueños, al más allá del subconsciente.
Tanta belleza en los atardeceres, momentos mágicos llenos de poesía, bello paisaje que no puedo dejar de contemplar, me asomo a la ventana y queda mi mirada suspendida en la lejanía, presa del horizonte, deleitándose en la hermosa visión de ese tránsito que día a día hace el sol sobre la tierra.
Y el sol se marcha, se pierde detrás de las lejanas montañas, se va a iluminar otras tierras, que perdidas en la distancia le esperan.
el paseante
Mi edición de Adiós a Berlín.
Es uno de mis libros favoritos, me lo
regaló mi tío, y me lo dedicó muy cariñosamente.
La edición es de Seix-Barral del año 1974, yo lo leí por aquel entonces y me encantó, además de Adiós a Berlín de Isherwood contiene otra joya literaria, El jardín de los Finzi-Contini de Giorgio Bassani.
Ambas novelas describen el ambiente previo a la llegada de los fascismos, la primera en Alemania y la segunda en Italia.
Es una edición muy cuidada, tapas en tela con títulos sobredorados, papel muy escogido y una tipografía y composición de la página muy agradable a la vista, invita a la lectura, el solo tacto del papel, el ruido delicioso de pasar las ojas, la forma de las letras, la composición del texto, todo hace que uno se encuentre en una situación ideal para asimilar la belleza, el pensamiento, la reflexión, la inteligencia de estas dos novelas deliciosas.
Le pedí a mi tío que me lo regalara en abril de 2008, como puede apreciarse en la dedicatoria, sabía que estaría encantado de hacerlo, era para mí este libro uno de los favoritos de su biblioteca, me resultaba muy acertada la edición y además me recordaba el lejano tiempo de mi adolescencia y mis primeras fervientes lecturas, en las cuales yo iba descubriendo el mundo y descubréndome a mí.
Anoche estuve hojeando, tocando, deleitándome con el libro, releyendo párrafos, recordando su contenido.
Y mi tío vino en el recuerdo a acompañarme y a mostrarme una vez más cómo se deben amar lo libros, como seres vivos que son, llenos de pensamietos y de recuerdos.
José Ramón Carballo
(entrada dedicada a mi tío Pedro Malo en el recuerdo)
La edición es de Seix-Barral del año 1974, yo lo leí por aquel entonces y me encantó, además de Adiós a Berlín de Isherwood contiene otra joya literaria, El jardín de los Finzi-Contini de Giorgio Bassani.
Ambas novelas describen el ambiente previo a la llegada de los fascismos, la primera en Alemania y la segunda en Italia.
Es una edición muy cuidada, tapas en tela con títulos sobredorados, papel muy escogido y una tipografía y composición de la página muy agradable a la vista, invita a la lectura, el solo tacto del papel, el ruido delicioso de pasar las ojas, la forma de las letras, la composición del texto, todo hace que uno se encuentre en una situación ideal para asimilar la belleza, el pensamiento, la reflexión, la inteligencia de estas dos novelas deliciosas.
Le pedí a mi tío que me lo regalara en abril de 2008, como puede apreciarse en la dedicatoria, sabía que estaría encantado de hacerlo, era para mí este libro uno de los favoritos de su biblioteca, me resultaba muy acertada la edición y además me recordaba el lejano tiempo de mi adolescencia y mis primeras fervientes lecturas, en las cuales yo iba descubriendo el mundo y descubréndome a mí.
Anoche estuve hojeando, tocando, deleitándome con el libro, releyendo párrafos, recordando su contenido.
Y mi tío vino en el recuerdo a acompañarme y a mostrarme una vez más cómo se deben amar lo libros, como seres vivos que son, llenos de pensamietos y de recuerdos.
José Ramón Carballo
(entrada dedicada a mi tío Pedro Malo en el recuerdo)
La lectura del fin de semana. Adiós a Berlín. Christopher Isherwood. 1939.
Es la novela en la que está basada la película Cabaret de Bob Fosse, Sally Bowles en la imagen, interpretada por Liza Minelli, inolvidable.
El autor de la novela es Christoper
Isherwood.
Recientemente Tom Ford, el diseñador
metido a director de cine, dirigió una adaptación de otra obra suya, Un
hombre soltero, de contenido, al igual que Adiós a Berlín,
autobiográfico.
Isherwood, escritor inglés, homosexual,
apátrida, ciudadano del mundo, vivió en Berlín el ascenso del nazismo y
huyó a Estados Unidos en donde acabó de profesor de literatura inglesa,
como tantos otros intelectuales que se pusieron a salvo de una Europa
incendiada por odios, sectarismos, exterminio y guerra.
La película no tiene nada que ver con la
novela, es la novela mucho más compleja, más fragmentaria, más variada,
con una riqueza en los personajes que da como resultado una foto mucho
más fidedigna de la situación de Berlín en los años 30.
Fresco histórico de aquel Berlín de la
República de Weimar, modelo de libertades, a la que puso fin Hitler
ganando por mayoría abrumadora unas elecciones democráticas, tras las
cuales suprimiría la democracia.
Cosas de la democracia...
Mientras, Berlín seguía en una decadente
ignorancia de la situación que se avecinaba, consistiendo abusos y
mirando para otro lado.
Isherwood aplica su fina sensibilidad en
retratar ese mundo que desaparece, esos momentos finales que aún viven
del pasado, y esos dramas humanos cruzados, en los que distintos
personajes marginales buscan la felicidad sin saber bien cómo
encontrarla, cruzando y separando sus destinos y pensando que el futuro
les pertenece.
The future belongs to us, decían los
nazis en sus himnos, y mientras la gente corriente, la gente de la calle
seguía pensando que el futuro les pertenecía a ellos.
Pero el futuro se encargaría de
desengañarlos.
el paseante
jueves, 24 de mayo de 2012
Tejados de Madrid. Poema.
Tejados de Madrid
Allí la ciudad se pierde, se acaba
Delgada línea donde comienza el cielo
Madrid, tejados de Madrid, ciudad inversa
Inversa sombra sobre la luz del cielo
Inverosímiles alturas, inalcanzables pináculos
Cuadrigas, carrillones, centauros, aves fénix
Mitologías todas que pueblan los tejados de Madrid
Y pequeñas mansardas, ventanas diminutas, casitas para enanos
Hoy Madrid se esfuma por entre sus tejados
Desaparece entre el vuelo quieto de sus antenas
Se evapora como un humo de nubes
Un cónclave de ángulos superpuestos
Finales laberintos de vértigos finales
Precipicios, mazmorras, guillotinas
Tejados todos, que nadie ya os contempla
José Ramón Carballo
24 de mayo de 2012
Allí la ciudad se pierde, se acaba
Delgada línea donde comienza el cielo
Madrid, tejados de Madrid, ciudad inversa
Inversa sombra sobre la luz del cielo
Inverosímiles alturas, inalcanzables pináculos
Cuadrigas, carrillones, centauros, aves fénix
Mitologías todas que pueblan los tejados de Madrid
Y pequeñas mansardas, ventanas diminutas, casitas para enanos
Hoy Madrid se esfuma por entre sus tejados
Desaparece entre el vuelo quieto de sus antenas
Se evapora como un humo de nubes
Un cónclave de ángulos superpuestos
Finales laberintos de vértigos finales
Precipicios, mazmorras, guillotinas
Tejados todos, que nadie ya os contempla
José Ramón Carballo
24 de mayo de 2012
El gazpacho de el paseante. Receta de verano.
Ingredientes:
1 bote grande de tomate triturado
1 pepino grande
1/2 cebolla grande
1 pimiento verde mediano
1 diente de ajo
Media barra de pan duro
1 manzana
vinagre
sal
pimentón dulce
aceite virgen de oliva
Se pone el tomate triturado en el
puchero y se añade la misma cantidad de agua fría, se echa en remojo el
pan, se pelan el pepino, la cebolla y la manzana, se trocean, se añade
un chorro generoso de aceite, algo de vinagre, dos cucharaditas de
pimentón y cuatro de sal, se echa el diente de ajo pelado, se añade el
pimiento lavado y troceado.
Una vez que el pan se ha reblandecido se
tritura todo bien triturado con la batidora a alta velocidad hasta que
quede perfectamente tamizado.
Se prueba y se corrige del punto de sal,
vinagre, aceite y pimentón, según el gusto de cada cual.
Se pone a enfriar en la nevera y se
sirve bien frío en cuenco de barro con pequeños picatostes de pan frito.
Es un plato muy nutritivo, con muchas
vitaminas, natural, sano, y muy recomendable en época de calor, ideal
para el verano, muy refrescante, y del gusto de toda la familia, rápido y
fácil de hacer, se puede conservar perfectamente en la nevera e ir
consumiéndolo cuando convenga.
Ya me diréis qué os parece.
La manzana es un truco de el paseante,
le da un toque de suavidad y contrasta con el vinagre y la sal de una
manera muy sugestiva.
En lugar de la manzana pueden echarse
fresas y queda delicioso igualmente, dependiendo del gusto puede hacerse
sin ninguna fruta, al estilo tradicional.
La fruta le aporta vitaminas
suplementarias y lo hace más refrescante.
el paseante
The Nerea obsession. Poema.
Poema a Nerea
Nerea, Nereida de mi alma toda
Suave sinfonía de melodías dulces
Enamoradas palabras de encendidos
recuerdos
En tu esbelta figura de náyade
En tu hermosa presencia de ninfa
En tu amable sonrisa de sátiro
Te veo, Nereida de mis sueños
Surgiendo de los manantiales
transparentes
Por entre las rocas de las profundidades
Emergiendo desde el fondo de las aguas
Hasta la luz del lejano cielo
Mientras yo, Neptuno de simas abisales
Te contemplo
Bella y eterna
José Ramón Carballo
24 de mayo de 2012
Las montañas al anochecer. Poema.
Vistas desde mi casa. |
Las montañas al anochecer.
Tienen algo mágico las montañas al
anochecer
Tras de ellas cae la luz del sol, se va a
otro hemisferio
Un pálido halo rosado llena el éter de
un vapor que se desvanece
Son un misterio las montañas al
anochecer
Parecen gigantes dormidos, tumbados
sobre la tierra
Y da miedo que se despierten
Sobre sus azules, oscuras ya, laderas
Imagino que voy caminando, subiendo su
pendiente
Alcanzando sus elevadas cimas
Divisando el otro lado del resto del
globo terráqueo
Que se comienza a iluminar
Saludando al sol, a una nueva mañana
lejana
Y al amor que tal vez un día habrá de
llegar
Imagino que el día que termina
Que el día que se va
Mañana volverá
Y me despertará el dulce calor de la luz
del sol
Con sus dorados hilos de luz
Con sus dedos de oro acariciando mi cara
José Ramón Carballo
23 de mayo de 2012
La verdad es que razonas.....aunque como tú bien dices, con resultado diferente al mio. Sin embargo, creo que el problema de todo este análisis y como el de casi todo lo que nos acontece, se encuentra en lo retorcido de nuestros cerebros, en hacer complejo lo fácil. Yo me apunto a esto último, a hacer de los pensamientos sencillos y evidentes la premisa de casi todo.
Es evidente que la ciencia no ha descubierto el porqué de todo, ni lo descubrirá. Y también es cierto que la muerte no nos gusta a casi nadie, y menos cuando hace unos pocos siglos la gente se moría apenas cumplidos los 30 años. Y también es cierto que los hombres, debido a ese cerebro de que nos ha dotado la naturaleza, nos hemos creído en un plano superior al del resto de los seres que nos rodean. Y es precisamente éste un error enorme, creernos superiores. Y es más bien al contrario, somos los seres peor dotados de la naturaleza, y precisamente por eso la naturaleza nos ha provisto de un cerebro superior, para poder sobrevivir más dignamente. Ningún otro ser necesita trabajar para poder tener una casa, alimentarse..tampoco necesitan vestirse ni calzarse..ni pagar hipotecas, ni hacer cosas tan sumamente extravagantes, si nos comparamos con el resto de los seres vivos que nos rodean. Nada de esto puede llamarse sino inferioridad en cuanto a la adaptación para la vida.
Cualquier otro ser tiene desde su nacimiento prácticamente resuelto el problema de la alimentación, la vivienda y la adaptación a la climatología...el hombre no...y por eso necesita usar su cerebro. Pero además el hombre no se conforma con SU resolución de estos temas básicos...su cerebro le hace intentar sacar partido de todo eso, y dominar en cierta manera al resto...es decir..una relación de poder de unos sobre otros..dominación en definitiva...y a esto lo hemos llamado una sociedad avanzada. Y entre estos avances tenemos la religión, es decir, la primera gran multinacional que pervive desde hace bastantes siglos, y que ha sido y sigue siendo bastante rentable.
Nuestro cerebro nos parece tan sumamente complicado que no podemos tener hasta la fecha una explicación, pero ni siquiera conocemos lo que hay en el fondo de los océanos y del mismo interior de la tierra que habitamos. Y todo nos parece tan complicado que imaginamos que otro ser lo tiene que conocer todo esto, y que tiene que existir...y que tiene que ser nuestro creador. Y todos estos argumentos me parecen muy erróneos para justificar la existencia de uno o varios fantasmas-dioses.
Las religiones son todas producto del pensamiento humano y como tal sólo se preocupan del hombre, no del resto de seres, vaya contrariedad!! Matar a una hormiga no es pecado, a un hombre sí....y menos talar un árbol y acabar con su vida, tal vez más duradera que la nuestra.
En fin...podíamos hablar horas y horas...pero no lo pretendo....
Lo único positivo que tienen las religiones es que apaciguan a algunos delincuentes, que hay bastantes, por eso del temor al castigo en la otra vida (vaya invento!). Yo ya he tenido ocasión de comprobarlo con un ser bastante ignorante...pero ya no quiero enredarme con mis historias, que a estas horas lo que quiero es comer.
Y un detalle...en todos nuestros razonamientos humanos, para afirmar que existe algo, hay que demostrar su existencia, pero curiosamente en las religiones nos enseñan todo lo contrario.... es decir..demostrar la no existencia de dios...vaya ..vaya.....y..¿cómo vamos a demostrar algo que no existe? En fin...argumentos y realidades hay muchísimas...pero no queremos verlas para sentirnos más arropados y tranquilos...y tal vez más seguros. Otro día te contare una pequeña anécdota al respecto.
Bueno, no parece que vaya a convencerte..ni es mi pretensión...pero es que no es nada lógico ni coherente que un ser dotado de inteligencia siga creyendo en los fantasmas, a los que no ha visto nunca.......
Bueno, no te doy más la lata.... pero lo cierto e irrefutable es que si a los mineros de Chile que están atrapados no les sacan ni sus esfuerzos ni la de los técnicos que les apoyan...dios no lo va a hacer...estará entretenido con otras cuestiones de la crisis...jajaja!!!.
Venga..un saludo.
Oktavian Vasile
miércoles, 23 de mayo de 2012
A vueltas con Dios. Respuesta de el paseante.
Bueno, pues me has dejado como si me hubiera estrellado contra un muro, como te dije no soy ningún beato ni ningún integrista, es más los dogmatismos no me gustan, los rechazo, y tampoco creo excesivamente en la iglesia, creo que cumple algunas funciones bien pero como organización llevada por personas tiene sus fallos, lógico, es humano.
En mi caso no se trata de que me programaran pues por naturaleza me niego a nada que me venga impuesto o que sea obligatorio asumir, tengo que decidirlo yo para que alguna creencia llegue a ser mía, tengo que convencerme por mí mismo no por lo que me digan, mi familia es católica y fui a un colegio de curas, pero todo eso no es nada, la mayoría parten de la misma base y es frecuente que muchos piensen como tú, por rechazo, en mi caso es el ejemplo de determinadas personas, la historia, y un análisis parecido al tuyo pero con resultado diferente, me fascina la vida, considerada en sentido amplio y creo que tal maravilla obedece a una inteligencia creadora, es imposible que algo tan complejo, tan elaborado, tan magnífico, tan perfecto, sea resultado de la casualidad, es más, la ciencia es incapaz de explicar gran parte de la vida, los grandes científicos después de investigar no pudieron sino reconocer la existencia de Dios.
Y luego está el sentido de la vida, toda la dimensión espiritual, la finalidad de estar aquí, nuestra dimensión transcendente, somos parte de un plan divino, y formamos, queramos o no, parte de Dios, somos hijos suyos, a su imagen y semejanza y a él volvemos después de haber cumplido nuestra misión en la vida.
No se puede no creer en Dios después de contemplar el cielo lleno de estrellas o ver amanecer, o de mirar con detalle a cualquier ser vivo, o de analizar como los hombres tenemos las cualidades y capacidades tan destacadas que tenemos, todo eso no hay quién lo explique sólo con la evolución de las especies, hay más, hay mucho más.
La verdadera dimensión del hombre, la que le hace descubrir quién es en verdad, es la dimensión espiritual, para mí lo otro es la ignorancia.
Madre mía, vaya charla que te he echado!
A mí me pone un poco triste que alguien no crea en Dios, pero bueno, lo importante es la persona, como sea, los valores que tenga, como se comporte, hay creyentes insufribles y agnósticos encantadores, está claro, y aunque alguien no crea en Dios está claro que Dios siempre va a creer en él.
Un saludo,
el paseante
A vueltas con Dios. Oktavian Vasile en el recuerdo...
Hola paseante....te escribo sólo por el
tema de la fe. Tú siempre dices que se tiene o no se tiene fe, y que si
la
tienes no te la puedes quitar. Pues mira, eso no es cierto, yo lo he
comprobado. Durante muchos años de mi vida he tenido fe en la religión,
en Dios
y en esas cosas. Y era para mí tan natural como comer o dormir. Pero me
fui
dando cuenta que todo eso no era sino producto de una educación, y que
sin más
daba por hecho que tenía que ser verdad todo lo que me habían enseñado.
Pero
cuando empecé a pensar por mí mismo, y olvidarme de las enseñanzas
recibidas
desde la infancia, desde hace unos diez años aproximadamente, comprendí
que
tanto las religiones, como la existencia de un ser divino, era un puro
invento
humano, y una consecuencia más del poder de dominación del hombre. Esta
conclusión me resulto más fácil de lo que yo pensaba. No tuve ni que
leer nada
ni encerrarme a meditar más tiempo del que dedicaba a pensar en otras
cosas que me interesaban. Y así, simplemente con mi cerebrito y el
sentido común,
me di cuenta de la falsedad de aquello que había aprendido. Era algo así
como
cuando creía en el ratón pérez o los reyes magos y descubres que es
mentira. Y
por eso te digo que en la actualidad creer en dios (ya siempre lo
pongo con minúsculas por supuesto) no está más alejado que creer en los
fantasmas...realmente
me parece ridículo. Si eres una persona medianamente culta y te dedicas a
pensar un tiempo en este tema, reflexionando por ti mismo y olvidándote
de lo
que te han enseñado desde la cuna, llegarás seguro a la misma
consecuencia o
inexistencia de algo parecido a dios. De verdad, no pienses que soy más
listo que nadie, simplemente utiliza el sentido común, no lo que te han
enseñado. Ten en cuenta que al cabo del día las veces que se nombra a
dios
son muchísimas, de manera irreflexiva, pero al fin y al cabo se nombra
constantemente. Yo una vez me tome la molestia de conocer cuánto se
usaba el
termino dios...y me quede atónito.
Por la mañana en las noticias, por la calle constantemente, en una charla de café tomando el desayuno, al ver una peli porno en inglés que no paraban de decir…my god , my god…etc etc etc…así muchísimas veces al día. Y aunque no te das cuenta, al final te influye muchísimo, y das por cierto que dios existe, sin pensarlo...y ese es el problema...que no pensamos.
Bueno nada más...te lo digo para que reflexiones un poco, que seguro que si lo haces llegarás a la misma consecuencia que yo. Y no temas eso de que es mejor tener fe...es un cuento…lo que realmente es bueno siempre es conocer la verdad...y la fe está principalmente para esconder la verdad...por eso te dicen que dudar de la existencia de dios es pecado...vaya truco se han buscado!!! jejeje.
Continuará.....como las novelas por capítulos.....
Un saludo.
Oktavian Vasile
Por la mañana en las noticias, por la calle constantemente, en una charla de café tomando el desayuno, al ver una peli porno en inglés que no paraban de decir…my god , my god…etc etc etc…así muchísimas veces al día. Y aunque no te das cuenta, al final te influye muchísimo, y das por cierto que dios existe, sin pensarlo...y ese es el problema...que no pensamos.
Bueno nada más...te lo digo para que reflexiones un poco, que seguro que si lo haces llegarás a la misma consecuencia que yo. Y no temas eso de que es mejor tener fe...es un cuento…lo que realmente es bueno siempre es conocer la verdad...y la fe está principalmente para esconder la verdad...por eso te dicen que dudar de la existencia de dios es pecado...vaya truco se han buscado!!! jejeje.
Continuará.....como las novelas por capítulos.....
Un saludo.
Oktavian Vasile
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