Diario de un paseante. Supongamos que me muero ahora mismo.
Supongamos que me muero ahora mismo, sí, ahora mismo, bueno
ahora mismo no, dentro de un momento, antes me tiene que dar tiempo a hacer
balance de mi vida.
Vamos a ello, en primer lugar vine a este mundo sin ninguna
expectativa, como por venir, algo forzado, engañado, suponiendo tal vez que
esto iba a ser mucho mejor, para empezar nadie me preguntó, ni informó sobre lo
que aquí había, ni me dijo que venir aquí no era algo definitivo, sino
transitorio, y que la duración de mi estancia aquí dependía de diferentes
factores algo aleatorios, menudo lío, como para que te cuenten todo eso, nadie
vendría, y si además te explican que esto es un valle de lágrimas con alguna
que otra transitoria alegría pues peor que peor, yo sabiendo lo que sé ahora
sobre el mundo y la vida no vendría por aquí ni loco.
Pero al final vine, mis recuerdos de mi llegada y de mis
primeros años están bañados de una intensísima luz que deslumbra, luego esa luz
fue apagándose, la vida hizo que se fuera apagando en mí, básicamente por las pérdidas,
es como si uno llegará aquí millonario no sé bien de qué, de alegría, de buen
humor, de entusiasmo, de optimismo, de confianza, de salud, de fuerza, de
belleza, de amor, y como si uno fuera con los años apagándose poco a poco,
luego según aquella luz va despareciendo hasta casi extinguirse surge potente
su recuerdo y es como si la luz volviera a nosotros al final de la vida, a
recogernos de nuevo y a llevarnos con ella.
Lo que no entiendo bien es de qué sirve la experiencia que
vivimos aquí abajo el tiempo que estamos, eso no acabo de verlo, las religiones
lo tratan de explicar de diferentes maneras un tanto forzadas a mi entender, en
lo que todas coinciden más o menos es en que provenimos de esa luz o energía y
a ella volvemos, y la llaman Dios de diferentes maneras, bueno, es mi
percepción de las cosas, más vale que todo esto tenga un sentido porque si no
vaya negocio más absurdo la existencia, es por sí misma como un engañabobos sin
más, como si quisieran jugar con nosotros utilizándonos como peones en el
ajedrez de la vida, para divertirse a nuestra costa sin más, lo mismo todo esto
tiene una explicación tan sencilla como que somos parte del juego del tetrix de
algún dios de por ahí que anda aburrido perdido en el universo y se entretiene
jugando con nosotros.
Vuelvo a mi balance personal, pero es que hay tan poco que
decir que sea relevante en realidad, lo cierto es que lo más importante de mí
son mis aficiones, la pintura, la escritura, la fotografía, el cine, el teatro,
el arte en general, resulta curioso que algo que comenzó como por comenzar, por
matar el mortal aburrimiento que me producía la vida desde niño, sea con los
años la columna vertebral de mi vida, de lo que me siento más satisfecho y más
realizado, lo único que quedará cuando me haya ido dentro de un momento al
más allá.
Y así es sin duda, ésa era sin dudarlo mi esencia, y tenía
que salir de alguna manera y por algún lado porque a ella habría de volver
continuamente mientras hacía cosas de provecho para ganarme la vida como Dios
manda y ser una persona de bien.
Te programan, sí te programan, te dicen lo que tienes que
hacer, pensar, cómo tienes que ser, dónde tienes que llegar, y tú te pones a
ello, claro, eres un ignorante, cómo vas a opinar o a discutir, además si lo
haces no te hacen ni caso, ellos ya tienen preparada tu tumba en la vida,
casarte, tener hijos, un empleo, horarios, muchos horarios, y obligaciones por
todas partes, así no piensas, y luego te montan un ocio de pacotilla, un ocio
falso, fingido, forzado, pobretón, un ocio que más que un ocio es como una
obligación más, la de hacer que te diviertes, y cuando vuelves de ese ocio a
tus rutinas casi lo agradeces porque se han preocupado de crear un ocio
disuasorio del ocio, para que sigas metido en tu día a día de borrego sin
rechistar.
¡Cómo no se te va a apagar la luz, aquella potente luz que
te trajo a este mundo y con la que viviste tus primeros años!
Me está saliendo un balance algo chungo, bueno, queda lo del
amor, eso es bonito, a mí me gustó durante las breves ocasiones en que lo viví,
está muy bien, es como si el amor te brindara breves paréntesis de aquella luz
que vas perdiendo, como si te recargara de luz, pero no sé por qué no dura
apenas, es como si te dieran esa propinilla para que aguantaras y fueras
tirando un poco más, eso debe ser, para que no te acostumbres demasiado a lo
bueno, para que vivas al menos con esa ilusión.
Me imaginé tal vez un mundo de personas libres que amaban y
me encontré esto, sin palabras, menos mal que la luz ha de volver al final del
túnel de la vida, pero sigo preguntándome el sentido del tránsito del túnel, no
acabo de entenderlo, si es para volver a lo mismo de lo que salimos no tiene
mucho sentido, ahí hay un vacío que me perturba, me hace sentir absurdo, sin sentido,
y eso es algo que me resulta inaguantable porque tengo un inmenso afán de que
todo tenga sentido y sea explicable, y cuando no es así me entristezco.
Bueno, os tengo que dejar, hasta aquí mi apresurado
balance, tengo poco tiempo, dentro de un momento me voy a morir, y después de
morirme no sé si podré volver a comunicarme con vosotros.
(no sé si continuará)
El paseante
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