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Mi querido Mr. Allen es usted un genio, un genio
absoluto, estuve viendo su película Todo lo que usted quería saber sobre el
sexo pero tenía preguntar, ¡es magnífica!
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Gracias, Monsieur Proust.
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No hay de qué.
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Pero dígame, ¿qué fue lo que le gustó de manera
especial?
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Lo que más me gustó fue lo del rabino al que le gustan
las medias de seda, dentro del apartado perversiones sexuales, la escena en la
que le atan a una silla y una miss le da latigazos mientras su esposa se come
unas chuletas de cerdo de rodillas delante de él, me pareció puro surrealismo,
no sé por qué pero pensé en Buñuel y en Dalí, solo a esos dos genios podría
ocurrírseles algo tan sublime.
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No seré yo quién le lleve la contraria maestro.
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También me gustó mucho la escena del Doctor Bernardo,
absolutamente geniales sus experimentos, y el mayordomo, ese mayordomo
oligofrénico resultado del experimento en el cual le hizo tener un orgasmo
durante más de 4 horas ininterrumpidas, me dejó fascinado.
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Sí, ya lo sé, con frecuencia me lo dicen, nada como el
Doctor Bernardo, hay incluso quien piensa que podría ser un personaje real.
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Lo parece, me encantó como le digo, pero lo que más me
impactó fue el episodio final en el cual se contempla el funcionamiento del
cuerpo de un hombre desde dentro como si fuera una factoría llena de de
operarios y maquinaria, mientras está teniendo un encuentro sexual, por cierto,
le queda fenomenal Mr. Woody el disfraz de espermatozoide con gafas, no
imaginaba que un espermatozoide pudiera llevar gafas, y entre tanto espermatozoide
blanco, en mitad del tumulto, del barullo, de la confusión, en plena
eyaculación, aquel espermatozoide negro preguntándose qué hace él allí, cosas
de la genética como las gafas, supongo, qué inteligente punto de vista…
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Sí, sí lo sé, lo sé, yo mismo me sorprendo a veces de
las ocurrencias que tengo, aunque en ocasiones me parecen demasiado
transgresoras, temo ofender a las mentes bienpensantes.
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Me ha hecho recordar esto que acaba de decir la escena
del sacerdote intentando boicotear desde dentro de la conciencia el orgasmo
porque no están casados, gritando que se trata de una blasfemia y como los
operarios de la conciencia logran reducirlo y expulsarlo justo antes de la
eyaculación, sinceramente se lo digo, aparte de hacer pensar usted hace reír,
hace reír con inteligencia.
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Sí, eso creo.
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Y usted disfrazado de espermatozoide en esa escena justo
antes de la eyaculación, jajajaja, perdido entre todos sus compañeros
espermatozoides y diciendo que no quiere salir que no sabe lo que le esperará
fuera y que había quedado para ir a cenar con sus padres, ¿pero cómo se le
ocurren esas cosas?
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No lo sé.
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Yo se lo diré, conozco bien como se le ocurren a uno
esas cosas, con la inspiración, la libertad, el ingenio, la creatividad, me ha
recordado esta película el cuarto tomo de mi magna obra, el titulado Sodoma y
Gomorra, cuando narro el primer encuentro entre el sastre Jupien y el barón de
Charlus y todos sus devaneos posteriores.
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Lo recuerdo bien maestro, me inspiré en esas escenas a
la hora de desinhibirme y dejar correr la imaginación, porque solo así, solo
entonces, la narración se independiza de la voluntad del escritor y vuela
libre, siendo entonces plenamente original y verdadera, es como si solo
entonces uno conectara con un sentimiento universal y a través de él pudiera
hablar a los demás que le van a comprender perfectamente y se van a sentir
plenamente identificados.
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Le quiero Mr. Woody.
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Gracias maestro, yo también le quiero y le admiro.
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Bueno, Mr. Woody, yo también le admiro.
(continuará)
El paseante
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