Diario de un paseante. 11-05-2013 20:30. La tristeza del mundo.
Bueno, pues hay que ser fuerte, eso parece, la vida va
trayéndote el sufrimiento, la desgracia, la penuria, la vida es el rigor, la
intemperie del planeta, su clima, la lucha por la vida de las especies, la
cadena natural de la alimentación, los terremotos, cataclismos, volcanes, todo
eso y más, los maremotos, sunamis, los atentados, asesinatos, la violencia, los
abusos, la pobreza, la discriminación, el sufrimiento, la inanición, la
enfermedad, la muerte, la vida es todo eso, y luego también es para algunos y
durante un tiempo la salud, la tranquilidad, la prosperidad, la armonía, la
belleza, la cultura, el desarrollo, la procreación, la civilización, el amor,
la solidaridad, la comprensión, la integración, la felicidad, el futuro
esperanzado, la vida es en ocasiones un salto, querer dar un salto y tal vez
darlo de un lado al otro de la vida, como saltar de la noche al día, con
esfuerzo, tal vez con suerte, y otras veces es pasar del día a la noche, de la
dicha a la desdicha, obligadamente, casualmente, penosamente, forzosamente.
Me miro el ombligo con frecuencia, es gracioso, en el
occidente civilizado y próspero hablamos del tiempo, qué frío, qué calor, mucha
lluvia, a ver si ya viene el buen tiempo, pero no sabemos bien qué entendemos
por buen tiempo, según el que haga el buen tiempo es el contrario, son
conversaciones de ascensor, hablar del tiempo es un comodín, nada más, a veces
me molesta el clima y pienso que demasiado bonancible es teniendo en cuenta que
habitamos en un planeta perdido en el universo, y pienso en Marte y en su
imposible habitabilidad, o en la Luna y su helada superficie, procuro no
quejarme demasiado, por ejemplo, si estoy deprimido me digo a mí mismo que no
soy sino un niño caprichoso que no tiene lo que quiere pero que además no sabe
bien lo que quiere, y entonces pienso en los millones de personas en el mundo
que se cambiarían por mí y en lugar de consolarme me siento culpable, qué
bonito sería un mundo igualitario, con oportunidades para todos, feliz.
Pero no existe y me falta la valentía necesaria para romper
con todo e irme a ayudar a los demás, como a casi todos, la cobardía, la
comodidad, y por otro lado pienso que la vida, más tarde o más temprano, es una
batalla perdida, y que cuanto antes se acepte mejor, la vida propia y la ajena,
el fatalismo de creer en el destino, te toca sufrir, te toca la enfermedad, te
toca la muerte, y ya está, tu suerte está echada, tampoco te resistas
demasiado, tal vez el claudicar te evite padecer nuevos y más severos
sufrimientos, nunca se sabe.
Recientemente una amiga mía muy cercana, mi mejor amiga, ha
padecido un percance de salud, ahora está convaleciente, me comentaba lo que a
uno se le pasa por la cabeza cuando te sucede algo así, procuro imaginarlo pero
sé que no lo consigo, imposible saber lo que se siente y qué se piensa hasta
que te sucede, eso no puedes recrearlo, supongo que te pasan cosas por la
cabeza que pueden imaginarse pero no sentirse, pensar en la muerte es una cosa
y sentir la muerte una cosa muy diferente, la muerte propia como algo posible,
cercano, cierto, algo que se puede estar aproximando, sentir eso debe ser
terrible, y otra cosa es que suceda o no, o cuando sucederá, el cuándo incierto es el
que nos dota de la amnesia de la muerte,
y nos permite seguir viviendo.
Al salir del hospital mi amiga se sintió agradecida por
haber vuelto a la vida, miró la calle, las personas, los coches, el ruido, la
luz del sol, y pensó que el espectáculo de estar vivo era el más maravilloso,
sin más, no sabemos lo que tenemos teniendo solo la vida, con eso basta, ésa es
nuestra principal riqueza.
Bueno, nada más, creo que estoy algo catastrofista, no puedo
evitarlo.
el paseante
Me siento igual, perdido en la penumbra de un mundo controlado por el egoismo y la vanidad de ser quien domina. Solo veo la pobreza del alma en los menesteres cotidianos de las personas. Como todo lo horrible e indeseable es incomprendido y barridp debako de la alfombra
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