Mmmm, vaya cuerpo el de Beckham
¿eh, Jota?. Desde luego me enamoraría de este cuerpo a primera, a segunda y a
tercera vista, pero lo siento, nunca podría ir más allá si no sé lo que hay
detrás de esos músculos tan bien esculpidos. Es que yo soy más templada que tú.
Tú eres más temperamental, y te entiendo, Jota. Es normal que te enamores a
primera vista porque tú te enamoras de una ilusión, como la mayoría de la gente,
no de lo que realmente es la persona. Ya he dicho que sólo te puedes enamorar
a primera vista de lo que conoces
instantáneamente, y el conocimiento de una ilusión es inmediato porque la imagen
la creas tú, mientras que el de la realidad es progresivo porque está fuera de
ti. Por tanto es lógico que la pasión generada por una ilusión también sea
instantánea y poderosa. La luz que proyecta es tan intensa que vosotros, los
humanos, tenéis que vendaros los ojos para que no os ciegue -igual que la
pareja de la foto de tu contestación-. Pero precisamente por su intensidad, la
pasión no dura mucho. Lo que pasa es que como la venda no os deja ver, no os
dais cuenta del momento en que se funde la bombilla, y continuáis la relación
pensando que es Amor lo que sentís, cuando la verdad es que sólo seguís
enamorados de la imagen que os habéis creado de vuestra pareja. Hasta que
tropezáis con la realidad y os caéis.
¡Pobre
realidad!, parece que nadie la quiere como es. ¿Acaso es tan fea?. Siempre
tendemos a adornarla y no sé por qué. Si pusiéramos la misma pasión en
conocerla, que ponemos al entregarnos a una ilusión, tal vez nos sorprendería
descubrir que podemos enamorarnos de ella tal cual es, lo que nos haría, sin
duda, menos vulnerables, porque no estaríamos todo el tiempo cayéndonos de una
nube y chocando contra el suelo, sino que nos fundiríamos con la verdad y
fluiríamos con ella…
La sombra del paseante
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