Había una película que se llamaba Las sandalias del pescador, pues estas son las sandalias de el paseante, parecen unas sandalias bíblicas, parecen las sandalias de Jesucristo, y es que yo, el paseante, soy el Jesucristo del S.XXI.
Las compré en un puesto del rastro y son de Marruecos.
Cuando llevé a Lobi a casa por primera vez se las comió, bueno, no enteras, las partió, cosas de cachorros, pero mi fiel zapatero de toda la vida, un gallego octogenario que es el zapatero de la familia, me las arregló con paciencia propia de buen artesano, y paciencia para conmigo, no podía ser de otra manera, me conoce desde la cuna.
Pues eso, mis sandalias y yo, mi zapatero y yo, mi Lobi y yo.
Yo, yo, yo...
En este yoismo perpetuo que me traigo en el blog.
Abrazos,
yo
No hay comentarios:
Publicar un comentario