62 – Ya es 9 de
noviembre…
Cuando salió Carballo del Divas Club apenas terminó la
actuación se dirigió hacia su casa, la calle estaba fría, corría un viento
helado que le hacía a uno encogerse, el frío se le metía a Carballo por entre
las piernas a través del vuelo de la falda, había olvidado ponerse medias,
algún noctámbulo perdido le miraba con extrañeza, era raro ver pasar por la
calle a esas horas de la madrugada a una mujer tan elegante y distinguida,
cuando llegó a la Gran Vía pudo ver el una marquesina la hora, 4:17 de la
madrugada, los grados, 6,5 grados centígrados, y el día, domingo 9 de
noviembre.
Vaya, ya era nueve de noviembre, casi se le había olvidado, era
el cumpleaños de Bruttini, el chico cumplía ya 47 años, ya
no era aquel joven que Carballo conoció dándole clases en la academia de
policía, había perdido su cándida ingenuidad, su fe en
la vida, su alegría, sin embargo cuando se transformaba en mujer era una mujer
magnífica, en plena flor de la vida, y cómo habría conseguido tener esos
pechos, esos pezones, ese pubis, esas nalgas, allá arriba, encaramada sobre el escenario?, a
Carballo le parecía magia, tal vez una ensoñación o alucinación, algo irreal,
inexplicable, misterioso, pero no podía preguntárselo porque Bruttini no sabía
que esa atractiva mujer madura que había estado viéndole durante toda la
función y a la que él había besado apasionadamente sentado en sus piernas al
final del espectáculo, justo antes de que el telón cayera, era su querido y
admirado Comisario Carballo travestido de mujer.
A la mañana Carballo tenía una misión que cubrir como comisario de policía en
Cataluña, tenía que madrugar, debía tomar el tren de la primera hora a
Barcelona donde iba a estar de observador durante toda la jornada del
referéndum ilegal convocado por la Generalitat sobre la independencia, no le
iba a dar tiempo a dormir demasiado, apenas cambiarse, echarse una cabezada y
salir para la estación de Atocha a coger el AVE, cambiarse…?, y para qué?, a Carballo
se le ocurrió una idea genial, qué mejor camuflaje para no levantar sospechas
que en lugar de ir con esa cara de Comisario que le había dado Dios, presentarse
en Barcelona disfrazado de crossdresser, eso era, eso haría, realmente era un
genio pensó para sí en uno de sus alardes de humildad tan frecuentes por otra
parte en él. Además sería divertido.
Pero no debía olvidarse de felicitar al chico, mandaría un wasap de felicitación a Bruttini o tal vez le llamaría desde Barcelona a las 12 de la mañana, tenía
que acordarse, qué curioso, pensó Carballo, precisamente hace muchos años él y
Bruttini trabajaron juntos por estas mismas fechas en esa ciudad en la resolución de un caso muy
difícil…
(continuará)
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